ABC (Castilla y León)

Amapolas que regresan

- ANA PEDRERO

Las amapolas han regresado a los campos de Zamora, al Campo de la Verdad, allá donde vertieron su sangre los hijos de Arias Gonzalo, eterno gobernador de la ciudad, para defender el honor de los zamoranos. Han florecido a su bola, a su libre albedrío, como un pájaro que vuela por los aires pero siempre vuelve. Flores de mayo en víspera de elecciones que son mucho más que poesía y primavera, que nos recuerdan que hubo unos hombres, alguno casi niño, que se dejaron la vida por amor a una tierra y su gente, a esta ciudad que se asoma cada día sobre sus murallas y mira al cielo, mucho más allá de las farolas y postes donde han colgado rostros amigos, rostros sonrientes, promesas.

Son los candidatos de aquí y allá que arañan en esta semana votos perdidos, votos que vuelan sueltos, como esas amapolas antes de tomar tierra y ser flor, enseña roja en el campo de la Seña Bermeja, que es la bandera de mi tierra. Jirones rojos como estas amapolas, batallas ganadas a la historia, tiempos pasados, el esplendor perdido.

Eternas gotas de sangre enamorada, las amapolas regresan fieles a quienes dieron todo por los zamoranos sin ser candidatos a nada, sin promesas, ofreciendo la vida por amor a estas piedras que nos contemplan impasibles, siempre a la defensiva, siempre protegiend­o, madre, a veces madrastra.

A los candidatos no hace falta pedirles la sangre ni que se batan en duelos dialéctico­s, batallas diseñadas para resumir en un minuto de oro, promesas que se irán marchitand­o, pactos que nunca debieron ser. A esos candidatos que ondean al aire como banderas del futuro, como ropa limpia recién tendida, sólo les pido que nos quieran; que se quieran y se entiendan por el bien de todos. Que quieran a este campo que se muere de sed, porque mi ciudad también es campo y es verdad; que quieran al Duero y su canción de dos orillas; que quieran las sagradas piedras que heredamos de los siglos; que regresen un día las amapolas en su nombre.

A los candidatos y a quienes les votamos, hay que pedirles y pedirnos cordura, generosida­d, ese punto de amor poético que nos hace iguales, lejos de fanatismos y polarizaci­ones, si todos queremos una vida mejor, una ciudad más abierta a la vida, al futuro.

No es un duelo por honor, ni siquiera un enfrentami­ento. Es un encuentro en las urnas del que deberíamos mejores, gane quien gane. A una semana de elecciones, las amapolas resisten bajo las heladas nocturnas que dieron al traste con un verano anticipado, verano en abril, verano de primero de mayo, de romerías de Pascua. Amapolas que florecen sin dueño pero siempre regresan al campo donde la verdad se hizo surco, tierra de todos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain