ABC (Castilla y León)

Si no sabes qué votar, pa’ qué te metes

- GUILLERMO

Dentro de una semana pondrán las urnas como quien promete amor eterno o por una legislatur­a al menos, que suele durar más que el amor. Urnas para desayunar, urnas para comer, votos con colacao para merendar y el lunes a ver qué hacemos con las sobras de los que se queden sin gobernar. Porque la oposición es como ese tupper al fondo del frigorífic­o del que no te vuelves a acordar y aparece casi un lustro después desmejorad­o y por sorpresa.

Todavía nos queda una semana entera de profetas sin Dios y nosotros peregrinan­do por este desierto electoral que abarca desde quedarse en casa a liarse la manta a la cabeza y votar por joder. Porque eso es España. Nadie vota por el bien de nadie, ni por el suyo propio, vota porque aún se puede fastidiar un poco más al de al lado. Como aquello de Camba y el coche del vecino: «El español no aspira al coche del vecino, sino a que el vecino se quede sin coche».

Pero como ahora el de al lado vive en Twitter y los políticos más que nadie, todo ocurre allí. Por eso Óscar Puente anuncia conciertos en la Plaza Mayor desde su cuenta particular como si los pagase de su bolsillo. Pero es que los alcaldes ya no saben de servicio público, más bien de servirse de lo público para revalidar.

Debería populariza­rse un puesto, junto al del jefe de gabinete y el de prensa, que sea el jefe de las vergüenzas. Una especie de madre que le diga a uno cuando está haciendo el ridículo porque el político es un tipo incapaz para verlo por sí mismo y así la legislatur­a nos iría mejor.

A todos nos hace falta un asesor, como Higinio el de Solano, que nos salve el Imperio llegado el caso; y también la vida, porque dando vergüenza no se puede ir a ningún lado. Pero ahora no hay asesores, existen las redes sociales, que es lo fácil, lo rápido y donde para más ventajas no hace falta ser Cicerón porque en doscientos cincuenta caracteres explicas lo pequeño que es tu mundo.

Los políticos son aquello que dijo Umbral de Azorín cuando apuntó que escribía frases cortas porque tenía ideas cortas, pero eso era Azorín, a los nuestros les faltan las ideas y disimulan tirando del erario público que no les hace más listos, ni más elocuentes, pero sí más populares. Porque el que se presenta a cualquier cargo, incluso a presidente de la comunidad de vecinos, sólo aspira a ser como Manolete, que le saquen aunque sea con una cornada en la femoral. Nuestros políticos no están dispuestos a jugarse ni el tipo ni la femoral. Igual que el votante está más por la labor de embestir que de torear.

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