DOLORESƫDEƫLAƫFICCIÓNƫ
AlejandroƫCuevasƫpublicaƫęLiteraturaƫbarataĚČƫunaƫsátiraƫƫ ambientadaƫenƫunaƫciudadƫdesquiciadaČƫentreƫpersonajesƫƫ deƫrasgosƫpatéticosƫyƫsituacionesƫdescabelladasƫ
En su ‘Manual de literatura para caníbales’, Rafael Reig divide a los escritores en paquidermos y ornitorrincos: contundentes y realistas los primeros, innovadores e inclasificables los segundos. Al narrador y protagonista de ‘Literatura barata’, sus compañeros de clase le llamaban el Ornitorrinco, y él mismo admitirá que sus novelas son «bastante ornitorrincas». La apreciación puede aplicársele al propio autor, Alejandro Cuevas, cuya trayectoria le convierte en uno de los mejores y más originales escritores de sátira y humor de nuestras letras actuales. Más que los premios recibidos (accésit del Nadal, Ojo Crítico, Rejadorada, Jara Carrillo, entre otros), lo demuestran sus libros.
‘Literatura barata’ mantiene las constantes que ya se veían en ‘La peste bucólica’ (2003) o ‘Mi corazón visto desde el espacio’ (2019): una ciudad desquiciada, estrafalaria y absurda, casi igual que las que nos rodean, y unos personajes de rasgos patéticos, zarandeados por situaciones descabelladas, que nos provocan la carcajada pero en quienes, página a página, vamos descubriendo un cierto aire familiar: el nuestro.
En esta ocasión, la brevedad y la sencillez (solo aparente) del libro son virtudes que hacen de él una pieza maestra que funciona a la perfección. La novela se divide en dos partes, cada una a su vez compuesta por breves capítulos que al principio alternan dos hilos narrativos aparentemente inconexos. En el primero, la heroína es Dolores, una amargada mujer de la limpieza que encadena fracasos vitales y amorosos mientras fantasea con mudarse a una mansarda de París donde escribir su libro; en él se mezclarán el diario, el ensayo y la prosa poética, porque «eso es muy de nuestra época: la hibridación, el mejunje, el batiburrillo». La segunda de las tramas nos presenta a un ex vendedor de enciclopedias a domicilio, alérgico e hipocondriaco, que ha sido secuestrado y no sospecha quién o quiénes pueden ser sus captores, ni qué motivos pueden moverles.
Las dos historias, como ya sucedía en otros títulos de Cuevas –por ejemplo, en algunos de los cuentos de ‘Mariluz y el largo etcétera’ (Difácil, 2018)— parten de una súbita quiebra del realismo: en la tercera línea de esta novela, uno de los personajes es abducido y secuestrado por los extraterrestres. Avanzamos en la lectura, entonces, ateniéndonos a las reglas del género fantástico, pero también estas resultan pronto subvertidas, al menos en su formulación más convencional: a pesar de las habituales abducciones, de la existencia de una línea de metro que provoca en sus usuarios sorprendentes mutaciones, de los policías vestidos de payaso y de un régimen laboral propio de una distopía, el mundo (los dos mundos) de la novela son tan extraños –tan normales— como el nuestro. Incluso la ilusión ficcional se romperá desde las primeras páginas, con la irrupción de un narrador que nos devuelve a la dimensión discursiva de todo relato: «O yo qué sé, porque aunque soy el narrador omnisciente de esta historia, hay zonas de la mente de mis personajes a las que ni yo mismo tengo acceso. Ni maldita falta que hace, porque nunca conviene saberlo todo». Pero también estas constantes interrupciones, que ponen en tela de juicio hasta la sintaxis y la puntuación, quedarán hábilmente suspendidas en el transcurso de la historia.
De las dos historias, en realidad, la de Dolores y la del secuestrado corrector de novelas,
LAƫESCRITURAƫDEƫƫ CUEVASƫESƫGENEROSAƫƫ ENƫIMÁGENESƫ DESLUMBRANTESƫƫYƫ DESTELLOSƫDEƫINGENIO
porque ambas confluyen en la segunda parte de la novela, y lo hacen de manera brillante: todavía hoy, después de tantos giros reflexivos, es posible dar una vuelta más de tuerca de la metaficción y dejar al lector boquiabierto (no diré más).
Al margen de la exactitud admirable con que encaja cada pieza del artilugio narrativo, la escritura de Cuevas es generosa en imágenes deslumbrantes (el dinero negro que pasa a ser «limpio y fragante como un cachorrillo de husky recién bañado») y en destellos de ingenio: «Dadme un punto de apoyo (económico) y moveré todos mis principios éticos y morales hasta arrinconarlos en un lugar donde no estorben». Pero cuando la risa nos hace bajar la guardia, el autor aprovecha para deslizar observaciones certeras como un escalpelo bien usado: «Las cosas siempre parecen más hermosas desde lejos», «Todos podemos tener la certeza de que, tarde o temprano, alguien tachará nuestro nombre de todas las agendas».
‘Literatura barata’ es una excelente novela de humor, pero es, además, una excelente novela, sin más restricciones. Una que, entre ácidas carcajadas, nos muestra los dolores de la ficción, y de la realidad.