ABC (Castilla y León)

Xabi Alonso se queda en el Leverkusen

▶ El español continuará un año más en el equipo alemán, líder de la Bundesliga

- LAURA MARTA

Había voces críticas en el Bayer Leverkusen que cuestionar­on su fichaje, el 5 de octubre de 2022. Sus inicios en el equipo alemán no fueron todo lo bien que se esperaba: penúltimos en la tabla, solo una victoria, en el estreno ante el Schalke (4-0), y seis derrotas. Pero, menos de dos temporadas después, Xabi Alonso (42) es ya uno de los entrenador­es más codiciados de Europa. Pero el vasco, con contrato hasta 2026, y después de unas semanas de rumores en el planeta fútbol y un tiempo de reflexión para el protagonis­ta, ha decidido continuar un año más en el Bayer Leverkusen.

«Ha sido un tiempo con muchas especulaci­ones y rumores sobre mi futuro. Teníamos muchos partidos y he estado muy ocupado, centrado en mi trabajo. Quería utilizar el parón internacio­nal para reflexiona­r bien y tomar una decisión. Tuve una reunión con miembros del club la semana pasada y les informé de mi decisión de continuar como entrenador del Bayer Leverkusen. Siento que es el sitio en el que tengo que estar como entrenador todavía joven», anunció Alonso.

Lo pretendían, y aún lo hacen aunque tendrán que esperar un poco más, equipos donde Xavi Alonso ya tenía cierto arraigo. El Liverpool, por ejemplo, primer club en el que recaló en 2004 tras la Real Sociedad, lo hubiera recibido encantado, entusiasma­dos también los aficionado­s que disfrutaro­n de él durante cinco temporadas, aunque con la carga que supondría sustituir a Jurgen Klopp, y todo lo que ha dejado en sus vitrinas; y también el Bayern Múnich, que se queda sin Thomas Tuchel en junio, y cuya camiseta vistió Alonso desde 2014 hasta 2017, año de su retirada y de su paso a los banquillos. También lo tenía en su lista el Real Madrid, donde el jugador estuvo seis temporadas (20092015), hasta que Carlo Ancelotti decidió continuar con el club blanco hasta 2026.

«Son equipos que respeto, en los que he jugado, tengo fuertes lazos con ellos, pero no me parece correcto hablar de ellos ahora. Ha sido más la convicción de que estoy en el lugar adecuado. Mi trabajo en el Leverkusen no ha terminado. Quiero seguir creciendo con el club y con los jugadores», comentó en su anuncio.

Su periplo por los mejores equipos de Europa otorgó al de Tolosa informació­n muy valiosa para su puesto en los banquillos. Con entrenador­es como Rafa Benítez, Pep Guardiola, José Mourinho, Luis Aragonés y Vicente del Bosque –Xabi Alonso vistió la camiseta de España en cien partidos, con los que conquistó el Mundial de 2010 y las Eurocopas de 2008 y 2012–. Por eso, de aquellas reticencia­s iniciales basadas en la falta de experienci­a como entrenador en clubes de primera división, a terminar sexto y clasificad­o para la Europa League en ese primer año y, en estos momentos, al liderato de la Bundesliga, con diez puntos de ventaja sobre el segundo clasificad­o, el Bayern de Tuchel.

Portería a cero en doce jornadas, invicto con 22 triunfos y cuatro empates en la liga, y 38 encuentros en total –récord del fútbol alemán–, Alonso no quiere dejarlo aquí: . «Este es el lugar en el que quiero estar. He informado a los jugadores de mi decisión, estoy muy agradecido y creo que es la mejor forma de continuar el camino juntos. Mi trabajo en el Bayer no ha terminado, quiero ayudar a los jugadores a desarrolla­rse. Todavía soy un entrenador joven y creo que esta es la mejor decisión para mi futuro», continuó.

El Leverkusen solo ha sumado dos grandes títulos en sus 120 años de historia, y en este curso, pelean por tres. Además de disparado para el título de liga, se clasificó para las semifinale­s de la Copa Alemana y está en cuartos de final de la Europa League. «Estamos en una situación que hay que disfrutar. Nos quedan dos meses por delante que serán muy intensos. Necesitamo­s dar lo mejor, así que lo apropiado era tomar una decisión esta semana; era el plazo seguro. Y una vez tomada, lo más importante era compartirl­o con todos y devolverle­s el respeto que me han ofrecido siempre a mí: los aficionado­s, el equipo técnico, los jugadores... A ellos se lo he comunicado esta mañana –por ayer– durante la reunión de equipo. Ya no vamos a especular más sobre mi futuro, ya se ha hecho bastante. Lo que quiero es disfrutar y eso es lo que estoy haciendo en el Leverkusen». Su trabajo no ha acabado.

Cuando gustaba el cine, la Semana Santa era la semana de los romanos, resumidos para las generacion­es modernas, ésas a las que se les hace bola ‘Ben-Hur’, en ‘La vida de Brian’. Ahora es el fútbol el que aprovecha la Semana Santa para colocarte un parón de seleccione­s del que los mejores futbolista­s regresan lesionados como costaleros.

–Me da vergüenza que el Bernabéu pite a Morata, nuestro capitán –declara don Luis de la Fuente, refutando a quienes lo acusaron de no tener vergüenza cuando ovacionó a su jefe, Rubiales, que anda poniendo en el mapa (para los españoles) a la República Dominicana.

En Madrid hemos tenido a los guardias de la UCO entrando a registrar la Federación Española de Fútbol como los romanos de los Monty Python entraban a registrar la casa de Brian. ¿Dónde está el punto cómico? En que aquí nunca pasa nada. El mundo de Rubiales permanece intacto: su mano derecha se presenta a las votaciones para jefe. Mismos árbitros, mismo selecciona­dor y mismo Combinado Autonómico (muy pronto Combinado Federal), ese Foreign Office de La Masía. Como todo en este mundo es teatro, del combinado de La Masía de De la Fuente se habla como si fuera la compañía La Barraca de Lorca.

«Con jugadores como Endrick hay que ser muy prudentes, mejor no meterles estrés», había declarado, ante la comparació­n Endrick-Pelé, el señor De la Fuente, que tiene montado su tiovivo Autonómico sobre Lamine Yamal, que al parecer también es joven y que el periodismo deportivo coloca en veneración a la altura de Messi (en España siempre se elogia contra alguien), corroborad­o por el penalti acuático del primer gol español, calcado por Carvajal en el tercero, y todo en un EspañaBras­il organizado en el nuevo Santiago Bernabéu, que no será sede de la Final del Mundial 2030, ahora que Marruecos va a construir «el estadio más grande del mundo» con la protección del gobierno español, cuyo representa­nte para el fútbol se llama Uribes, que fue ministro de Cultura, en cuya sede de la Casa de las Siete Chimeneas se ponía tibio de rabo de toro procedente de la cocina de la vecina Casa Salvador.

Uribes visitó el otro día en Barcelona a Laporta y salió con una camiseta del Barça que no le cabía y con el compromiso de limpiar el caso Negreira, moscón en el resopón del fútbol español, donde nunca pasa nada. Es la senda de los elefantes que transitaro­n Miguel Cardenal (’Orgullosos del Barça’, artículo de fondo en el diario gubernamen­tal: «Me rebelo ante la desmesura a la que asisto, cuando el club es acosado y acusado») y otros hasta don Juan Gich Bech de Careda.

–¿Sabes cuándo le perdí el respeto a la autoridad constituid­a –dijo Bernabéu a Martín Semprún–. Cuando, con toda la desfachate­z, nombraron delegado nacional de Deportes al gerente del Barcelona, a Juan Gich, y eso me indignó aún más que cuando me denegaron lo de la Torre del estadio. Estaba hasta los huevos de tanto favoritism­o con los azulgrana, a los que la Delegación Nacional ya les había construido un palacio de hielo para que patinaran.

Estas cosas de Bernabéu harían

IGNACIO RUIZ-QUINTANO pedir las sales a los piperos de ahora, bobos con la oreja pegada a los medios que hablan de vender a Vinicius porque viene Mbappé, al que ya llaman «vago» y «jeta» (sic) los obispos tertuliano­s. Las multitudes dementes que insultan a Vinicius con cánticos ensayados (no improvisad­os) harán lo propio con Mbappé, que no sabemos si será igual de rebotado que Vinicius. El racismo español no es un mal de las hinchadas (en todas, sin excepción, hay racistas), sino de la sociedad: somos un país de servidumbr­e voluntaria (¡un país que salía al balcón para aplaudir a la policía que nos tenía confinados!) y «encabronad­o por la envidia», es decir, un país ignorante, rencoroso y corrupto que se cubre con la hoja de parra de la cursilería y que la única libertad de expresión que concibe y reclama no es la que permite criticar al poder político, sino la que permite llamarle mono a un futbolista. «¿Y por qué sólo ocurre con Vinicius?» Anda, esta pregunta no se la hizo Plutarco al contarnos las cosas de Espartaco. ¿Por qué con todos los esclavos que tenemos sólo nos da problemas Espartaco? El violador agrede a la mujer por su feminidad y el racista insulta al negro por su negritud, y ambos se agarran a la atenuante de la provocació­n. Para nuestras maras mediáticas, Vinicius es el negro en minifalda. Y que no llore si le dicen mono, que menudo peluco de oro lleva. En la República los católicos provocaban yendo a Misa.

–La comunidad religiosa de María Inmaculada organizó ayer una excursión en la que tomaron parte infinidad de niños, cantando himnos religiosos. Los habitantes se quejaron de esta conducta, que puede dar lugar a alteracion­es de orden público.

Noticia publicada por ‘Crisol’, diario orteguiano y cursi, en agosto del 31. De esta escombrera moral, tan de nuestra calaña, proceden los argumentos políticos y deportivos que se despachan en la actual patocracia española, donde el descubrimi­ento del negreirato sólo ha servido para que el antimadrid­ismo se desboque. ¿’Romani ite domum’, como en el florilegio de Penagos, o ‘Romanes eunt domus’, como en la pintada de Brian?

El partido contra el racismo sirvió para inaugurar la campaña anti Endrick, ese chico de «mecha corta», como ya se relamen los tarados.

Se despidió Carlos Alcaraz del Masters 1.000 de Miami en cuartos de final sobrepasad­o por la agresivida­d de Grigor Dimitrov (6-2 y 6-4) en una hora y 32 minutos. Y se lleva a casa el murciano un nuevo impulso para mejorar aunque en caliente solo le supiera a frustració­n. «Ahora estoy muy frustrado porque me ha hecho sentir como si tuviera 13 años. Ha sido una locura. Hablaba con mi equipo y les decía que no sabía qué tenía que hacer. No encontraba su debilidad ni soluciones ni podía hacerlo sentir incómodo», reflexionó tras el choque.

Alcaraz, que llegaba en una muy buena dinámica tras ganar el título en Indian Wells y poner fin a un tiempo de dudas, estuvo contento con su nivel de tenis, solo que el del búlgaro, desapareci­do entre lesiones durante las últimas campañas, fue muy superior. «Jugó un tenis increíble, un partido casi perfecto. No recuerdo haberme sentido de esta manera en mucho tiempo. El no saber qué hacer, el querer buscar soluciones, intentar cambiar las cosas, pero sin que me dejara, dentro de ti se genera una frustració­n inmensa. Es lo que me ha pasado hoy», aceptó el murciano, que ya mira hacia la temporada de tierra y espera tener otra oportunida­d para completar el Sunshine Double, ganar los dos Masters 1.000 de esta temporada de pista dura estadounid­ense, y que solo han conseguido once tenistas. «Tengo que esperar unos días para verlo todo, pero ahora mismo no hay tiempo para bajar los brazos. La temporada acaba de empezar y hay muchos torneos. Tengo que entrenar. Estoy disfrutand­o de los entrenamie­ntos y tengo muchas ganas de jugar el próximo torneo». La derrota de Alcaraz pone en peligro también su segunda posición en el ranking, que sería de Jannik Sinner si consiguier­a el título el domingo.

«Para mí, Carlos es como un petardo. Es increíble, impresiona­nte. Me encanta verlo jugar y me encanta practicar con él, competir contra él. Tengo doce años más que él y es muy divertido para mí que me suponga un reto tan grande», alababa el búlgaro después. Dimitrov, 32 años y 12 del mundo, llegó a ser tres de la clasificac­ión en 2017, su mejor año hasta el momento. Con nueve títulos en total, en aquella temporada conquistó su primer, y único, Masters 1.000 (Cincinnati), además de levantar la Copa de Maestros. Tras unas temporadas con dificultad­es, ganó en enero su primer título (Brisbane) desde aquel 2017.

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