Israel, en alerta máxima ante una represalia de Irán tras el ataque en Damasco
▶ Netanyahu encara varios frentes, tanto en el exterior como en su propio Gobierno
Cuando la guerra de Israel en Gaza está a punto de cumplir los seis meses, el primer ministro israelí, Benjamin Netenyahu, se enfrenta a una creciente presión en múltiples frentes, tanto dentro como fuera de su Gobierno. Con el apoyo cada vez más en entredicho de los que han sido sus aliados históricos, Estados Unidos y Reino Unido, tras el ataque al convoy de la ONG del chef José Andrés, el líder de Likud también tiene que lidiar con más pérdidas de apoyos dentro de su propio Ejecutivo.
En el panorama exterior, Israel se puso ayer en alerta máxima ante la amenaza a su seguridad por una posible represalia de Irán tras el ataque atribuido al Ejército israelí contra el consulado iraní en Damasco, que mató a 13 personas, entre ellas siete guardias revolucionarios iraníes. El Ejército israelí suspendió los permisos de vacaciones a todas las tropas «tras una nueva evaluación de seguridad», el mismo argumento con el que incrementó el personal y número de reservistas que sirven en las fuerzas aéreas, en «alerta máxima» ante la posibilidad de ataques con misiles o drones de Irán o alguna de sus milicias satélites proiraníes en la región, como Hizbulá en Líbano.
Por otro lado, el miércoles el ministro israelí Benny Gantz, miembro del Gabinete de Guerra y principal adversario político de Netanyahu, pidió un adelanto electoral para septiembre, después de tres días de masivas protestas por la gestión del conflicto en Gaza del primer ministro israelí. El partido del mandatario, el conservador Likud, respondió que la petición conducirá al país a la «parálisis, división, perjuicio para los combates en Rafah y un golpe fatal a las posibilidades de un acuerdo sobre los rehenes» en poder de Hamás. Según los tiempos israelíes, no se deberían celebrar elecciones hasta 2026.
Durante una rueda de prensa, Gantz fue meridianamente claro: «Debemos acordar una fecha para las elecciones en septiembre, aproximadamente un año después de la guerra».
El Gabinete de Guerra fue creado cinco días después del ataque de Hamás con el objetivo de aunar fuerzas para hacer frente a la situación que tenían por delante. Este grupo de emergencia está constituido por el propio Netanyahu, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el exministro de Defensa Benny Gantz, un veterano general que hoy lidera un partido opositor minoritario.
Ahora, y según la mayoría de las encuestas, Gantz conseguiría apoyo suficiente para convertirse en primer ministro si se celebraran elecciones.
Al mismo tiempo, Netanyahu se enfrenta a duras críticas de sus socios de coalición de extrema derecha, Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, por cualquier indicio de que esté vacilando en la guerra contra Hamás o en la expansión de los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada. Y para sumar a la lista de problemas, la incorporación de los judíos ultraortodoxos al Ejército israelí también amenaza con dividir la coalición política. Este malestar se ha trasladado a las calles y ayer, la agencia de Inteligencia de Interior (Shin Bet) aseguró haber frustrado un complot para llevar a cabo varios ataques y atentados «terroristas» en Israel y Cisjordania, incluido el asesinato de Ben-Gvrir. Y es que la falta de apoyo popular a Netanyahu y su forma de llevar la guerra en Gaza se ve cuestionada cada vez de manera más multitudinaria. Las protestas, como las de este fin de semana, están siendo protagonizadas por los familiares de más de 100 israelíes que permanecen como rehenes o están desaparecidos en Gaza.
En los últimos días, se han vuelto poner de relieve las profundas divisiones sociales en Estado hebreo, opacadas por la reacción inicial a los acontecimientos del 7 de octubre.
En los meses previos al ataque, cientos de miles de israelíes participaron en repetidas manifestaciones contra las reformas propuestas por el Gobierno sobre el poder judicial y la erosión en los sistemas de controles y equilibrios. Sin embargo, el ataque terrorista hizo que los israelíes de todas las tendencias políticas se unieran.
BRUSELAS
La Alianza Atlántica celebró ayer sus primeros 75 años de existencia, con una ceremonia en su sede central en Bruselas que incluyó un llamamiento a la unidad transatlántica, una de las principales preocupaciones de la Alianza debido a la situación política en su principal miembro, Estados Unidos.
En la ceremonia, los ministros de Exteriores de los 32 países pronunciaron breves discursos y cortaron un pastel simbólico. El actual secretario general, el noruego Jens Stoltenberg, se refirió precisamente al riesgo de un distanciamiento entre Europa y Estados Unidos en materia de defensa y seguridad y proclamó que «no creo en Estados Unidos en solitario, de la misma forma en que no creo en una Europa en solitario. Sí creo en Estados Unidos y Europa juntos en la OTAN, porque juntos somos más fuertes y estamos más seguros. Europa necesita a Estados Unidos para su seguridad pero Estados Unidos también necesita a Europa», porque los países europeos aportan a la Alianza «una vasta red de inteligencia y una influencia diplomática única, que amplifica el poderío estadounidense».
En la reunión en la sede de la OTAN, en la que también participó en algunos momentos el ministro de Exteriores ucraniano Dmytro Kuleba, también se habló de la guerra en Ucrania. Stoltenberg impulsa la creación de un gigantesco fondo de 100.000 millones de euros para garantizar el apoyo a Kiev en los próximos cinco años. El proyecto ha sido recibido con mo
En Noruega, no solo todos los hombres, sino también todas las mujeres deben presentarse a exámenes físicos militares desde 2016, pero únicamente en torno a 9.000 de los 60.000 que se presentan cada año son convocados para realizar el servicio militar, que se extiende a lo largo de 19 meses. Debido a la rigurosa selección, este servicio militar tiene un prestigio similar a estudiar en la educación superior.
13.500
Sin embargo, incluso los modelos nórdicos están comenzando a revelarse como insuficientes para la nueva situación de seguridad frente a la amenaza rusa. El Gobierno noruego acaba de anunciar que aumentará el número objetivo de reclutas anuales desde los 9.000 actuales hasta los 13.500 al año, aunque admite que llevará tiempo llevarlo completamente a cabo.