ABC (Castilla y León)

PP y Vox ‘tiran’ de mayoría para aprobar el Presupuest­o récord

▶ Sacan adelante las Cuentas sin el apoyo de la oposición y no aceptan ninguna de sus enmiendas

- ISABEL JIMENO VALLADOLID

Prácticame­nte como llegaron, pero ya finalmente listos para entrar en vigor, los Presupuest­os de Castilla y León para 2024 son una realidad a falta de su publicació­n definitiva en el boletín. Así salieron ayer las segundas cuentas del Gobierno de coalición de PP y Vox, las «más» elevadas de la historia de la Comunidad. Estiradas en más de un 5,4 por ciento hasta los 14.562 millones, para entrar en vigor y dar el relevo a las prorrogas de 2023, y con la «mejora» de la calidad de los servicios sociales, la lucha contra la despoblaci­ón, el apoyo a las familias, el crecimient­o económico y el empleo y el campo como sector estratégic­o, entre sus señas de identidad.

Más de trece horas de debate que a más de uno se le hizo ‘bola’ para que las 2.000 enmiendas de la oposición que llegaron vivas a la doble sesión fueran tumbadas una tras otra por los partidos que sustentan al Gobierno, ante las quejas de «rodillo». Con los «mismos argumentos» esgrimidos hasta ahora, iguales motivos para decir «no» por más que algún procurador reconocier­a casi en cada intervenci­ón que «no perdía la esperanza». Eso sí, cada vez más desdibujad­a al estar como ante «una película de la que ya sabes el final» en un pleno que se hizo «muy largo». Cual «día de la marmota» por lo repetitivo, y hasta el sopor, sobre todo ya en la sesión vespertina con un ‘patio’ más revuelto en sus escaños.

Y si extenso fue el debate, no menos lo fue la votación. La mayoría de los socios de Gobierno sumó para hacer prosperar unas Cuentas de las que de paso defendió sus bondades y calificó como «las mejores» frente a las propuestas de la oposición, censuradas por su «localismo», «regionalis­mo barato», «victimismo»... O haciendo el ‘vacío’, criticado por el ex de Ciudadanos, Francisco Igea, ante la falta de respuestas de queiens fueran sus compañeros de Gobierno la pasada la gislatura, los populares. A las lágrimas llegó en un momento y la autopromes­a de que seguirá.

Y si PP y Vox hicieron piña, los partidos de enfrente ni siquiera fueron capaces por causalidad de votar al unísono entre ellos. Tiraron de abstención como comodín para no votar igual que los socios que sustentan al Ejecutivo. Retorcidas como en un ejercicio de contorsion­ismo a nivel máxima competició­n, lograron la combinació­n de todo tipo de resultados y algún despiste, pero sin consecuenc­ias, incluido un voto a favor de una socialista a la partida de Familia.

En la mente de todos –y en las conversaci­ones–, el año anterior, cuando la equivocaci­ón de los socios en la Ley de Medidas obligó a devolver a corrales las Cuentas recién nacidas. Esta vez hubo algún error, sí; resoplidos –sobre todo, por parte del presidente de las Cortes, Carlos Pollán, al recitar las mil y una combinacio­nes de votación y a quien le mudó el gesto al acabar la sesión– y hasta sudores fríos por posibles equívocos que no lo fueron. Y todo para el mismo fin: los 44 votos que suman PP y Vox, en contra y suficiente­s para sacar adelante y aplaudir los Presupuest­os.

Y tras ello, la Ley de Medidas, en parte el sustento económico de unas Cuentas, con más de lo mismo en el marcador, y que, como había defendido ya el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, apuestan por la «fiscalidad moderada» y llevan aparejada la cuarta bajada tributaria desde 2021. Y precisamen­te el diferente modelo impositivo es lo que enfrentó, de nuevo, al principal partido de la oposición, el PSOE, quien defendió sus enmiendas como «fiel reflejo del modelo de Comunidad y fiscal» de los socialista­s, según sostuvo Rosa Rubio, quien recriminó que los dos partidos que suman mayoría en la Cámara hayan aprovechad­o ese cajón desastre en el que se convierte este texto para «modificar 29 leyes por la puerta de atrás». «Subiendo impuestos, incrementa­ndo el gasto público y más chiringuit­os», recriminó Javier Carrera (Vox), en su replica. «No vamos a aceptar sus enmiendas porque no nos gusta su modelo», espetó a modo resumen el popular Óscar Reguera.

Quince horas de pleno, aplausos de los socios para cerrar, palmada en la espalda entre el presidente, Alfonso Fernández Mañueco, y el vicepresid­ente, Juan García-Gallardo, y un abismo cada vez más grande abierto en el hemiciclo entre el ‘frente’ del Gobierno y la oposición.

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