Un 2018 cargado de incertidumbre
El clima, la PAC, nuevas plantaciones intensivas de olivar o un regadío desequilibrado, desafíos pendientes
HAY que seguir mirando al cielo para ver si se normalizan tanto las temperaturas como las precipitaciones en esta nueva campaña para la que «continúa la incertidumbre», en palabras del presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de mesa.
Pero no es por lo único por lo que preocuparse. Aunque bien es verdad que las últimas lluvias (el pasado domingo llegaron a caer hasta 25 litros por metro cuadrado), van a tener un efecto positivo en la próxima campaña del olivar, hasta el punto de que la merma calculada por la Junta de un 9 por ciento sobre el aforo inicial «se va a ver reducida».
Hay que tener cuidado «con un león dormido» relacionado con el olivar. Éste, según el presidente de la patronal agraria, puede despertar pronto y habrá que estar preparados para ello.Fernández de Mesa aludió a una creciente suma de plantaciones nuevas de olivar superintensivas y de alta producción en países vecinos de España. Por el momento, en la pasada campaña los precios se han mantenido altos debido a que si bien la producción en otros países de la cuenca mediterránea creció (Turquía, Marruecos, Grecia o Italia), la española descendió, con lo que se ha producido un cierto equilibrio.
«El problema se va a dar cuando esas nuevas plantaciones rindan bien coincidiendo con una buena cosecha en España, porque habrá que actuar para defender los precios», aseguró el presidente de Asaja.
Por otra parte, la patronal agraria cordobesa no ha ocultado su temor por el futuro de la Política Agraria Común (PAC), ya que parece ser que desde Bruselas se van a dar una serie de líneas maestras, pero serán los Estados miembros quienes las acaben aplicando a su manera, lo que supone un riesgo de «desequilibrio en la economía de los agricultores europeos, por no hablar del fin de la PAC».
Para 2018, Asaja Córdoba va a continuar reclamando un cambio de modelo en la Mesa del Regadío por las diferencias existentes entre provincias. Así, en Córdoba si se embalsa el 49% del agua, se utiliza el 16% para riego, mientras que, por ejemplo, en Sevilla se invierten por completo las cifras. «No vamos a negarnos a entregar agua a otras zonas, pero al menos queremos compensaciones», señaló Fernández de Mesa.
La idea es no sólo incrementar la proporción del riego en la provincia cordobesa, sino también sacar alguna compensación por lo que se pierde aquí. Asaja ha calculado, por ejemplo que se entregan a otras provincias desde Córdoba unos 228.000 hectómetros cúbicos, «el equivalente a unas 150.000 hectáreas de regadío», según especificó por su parte el secretario general, Rafael Navas.