ABC (Córdoba)

Rajoy desprecia las encuestas convencido de que la economía le blindará frente a Cs

Receta calma al PP y anuncia un «rearme» de programa y de candidatos para 2019

- ITZIAR REYERO MADRID

Llegaba el PP hiperventi­lando entre sus cuadros medios por el avance imparable de Ciudadanos en las encuestas. Mariano Rajoy les había convocado ayer en Génova a una terapia de choque para analizar qué se hizo mal para semejante desastre electoral en Cataluña y, sobre todo, qué pueden mejorar para taponar la sangría de votos hacia Albert Rivera. Pero lejos de contagiars­e y entrar en pánico por los últimos sondeos como el de GAD3 para ABC que pronostica­n un «sorpasso» de Cs en toda España, Rajoy aplicó a los suyos su receta habitual: calma y a trabajar más y mejor.

«Don Tancredo», se lamentan quienes reclaman al PP una reacción enérgica que no llega. Temple, instinto político y manejo del tempo, defienden todo quedó en el anuncio de un «rearlos afines. Lo cierto es que Rajoy reconoció «errores» del PP, pero sin explicar cuáles, y de paso señaló como virtud que el suyo es un partido «cohesionad­o»; la ansiedad se cura en casa. No es que ayer no hubiera voces críticas en Génova, es que nadie levantó la mano en el turno de ruegos. Al final, me programáti­co» con una decena de actos sectoriale­s y una convención nacional en Andalucía. Y la promesa de que «reforzarán» los candidatos para las municipale­s de 2019, pero sin dar calendario­s de cuándo será la selección. El PP salió del diván como entró.

La pugna con Rivera

El presidente del Gobierno, fiel a sí mismo, reclamó confianza en el proyecto político del PP y en su experienci­a de gestión frente a quienes nada han demostrado todavía. Ciudadanos, insiste la dirección de Génova, solo gobierna dos ayuntamien­tos, Mijas (Málaga) y Arroyomoli­nos (Madrid), y sigue siendo más un producto de marketing político. Una burbuja que Rajoy pretende pinchar con la aguja de la recuperaci­ón económica. Los datos de empleo salvarán sus expectativ­as electorale­s: el objetivo, 20 millones de trabajador­es en 2020. «2018 irá bien», aventuró el líder a un partido necesitado de esperanza.

En privado Génova sí acusa las encuestas y reconoce que marcan una tendencia peligrosa para sus intereses.

Pero en público su presidente las despreció. Se equivocan, vino a decir recordando que ya anunciaron empate en 2015. Hoy gobierna el PP con 137 escaños y Rivera tiene 32. Y a saber qué pasa hasta las próximas generales. «Cada elección es un mundo. Mucho cuidado con las extrapolac­iones», advirtió Rajoy, que en el fondo sí reconoce la entidad de Cs de máximo rival en el centro-derecha: «Tendremos más competenci­a. Es normal. No pasa nada. Nos obliga a ser mejores y a trabajar más. Hay que dar la batalla. Yo desde luego la voy a dar», señaló haciendo «coaching» entre los suyos.

Sillas vacías

Hubo faltas notables ayer en Génova: el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, el único con mayoría absoluta, y el barón castellano y leonés, Juan Vicente Herrera, la voz más crítica de Génova en los últimos años salvando a Esperanza Aguirre, ya de salida. Tampoco estuvieron el líder vasco, Alfonso Alonso, y el catalán, Xavier García

Autocrític­a genérica «Como partido hemos cometido errores. Lo admitimos y tendremos que hacer las cosas mejor. Pero cada elección es un mundo. Mucho cuidado con las extrapolac­iones»

La voz de la experienci­a «Tenemos experienci­a, que es la llave más eficaz para abrir la puerta del futuro. Recuperare­mos votantes»

Albiol, que tenía cita médica y al que Rajoy agradeció su «pundonor» pese al fiasco. Ni la secretaria general, Dolores de Cospedal, de gira oficial en Asia como ministra de Defensa.

Rajoy defendió que hizo lo que debía en Cataluña, sin «demagogia» ni partidismo­s, por el interés de España y no del PP. Y aunque comprende la «frustració­n» interna por el derrumbe electoral de su partido, aconsejó no caer en la desesperac­ión. A quienes pedían un 155 duro y largo respondió como presidente del Gobierno: «No hemos aplicado el 155 para prohibir el independen­tismo, sino para obligar el independen­tismo a respetar la ley».

También confirmó que si Carles Puigdemont es investido a distancia retorciend­o el Parlament, como pretende, se prolongará la intervenci­ón del Estado en Cataluña, como publicó ABC. Mientras tanto, Rajoy se arroga el mérito de haber roto al soberanism­o y provocado la desbandada de muchos de sus líderes. Y remarcó que ya nadie habla de retomar la vía de ruptura unilateral. «La respuesta que ha liderado el Gobierno ha sido buena para España aunque no para el PP», resumió. Servicios prestados que Génova, aún doliente por el 21-D, aplaudió ayer.

«Salimos como entramos, pero estamos abonados a Mariano», ironizó un dirigente provincial tras la reunión. «Recuperare­mos a nuestros votantes y tendremos nuevos apoyos en el futuro», pronosticó dentro el líder. «Tenemos experienci­a, que es la llave más eficaz para abrir la puerta del futuro».

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Rajoy habla ayer en Génova ante miembros de su cúpula: MartínezMa­illo, Javier Arenas y José Manuel Barreiro
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