ABC (Córdoba)

CHAVES SE ENCOGE DE HOMBROS

El expresiden­te andaluz se desmarca de la gestión de las ayudas de Empleo y asegura que «le cuesta creer» que se vulnerase la ley

- ANTONIO R. VEGA SEVILLA

NO lo conocía. No lo recuerdo. No correspond­ía a mi ámbito de decisión política». La declaració­n de quien fuera presidente de la Junta de Andalucía entre 1990 y 2009, Manuel Chaves González, en el juicio de la pieza política del caso ERE, ha sido una sucesión de oraciones negativas. El hombre que ejerció un poder incontesta­ble en Andalucía durante 19 años y controlaba todos los ámbitos de su vida pública desde el enorme aparato administra­tivo de la Junta, la mayor empresa de la Comunidad, se defendió ayer de la acusación de prevaricac­ión que le atribuyen escudándos­e en que «no sabía» nada de las ayudas que lo han llevado al banquillo. Junto a él se sientan su exconsejer­o de Hacienda José Antonio Griñán, que lo relevó en la Presidenci­a autonómica, y 20 ex altos cargos de sus respectivo­s gobiernos.

«Sabía que el Gobierno andaluz daba ayudas sociolabor­ales, lo mismo que sabía que se daban ayudas a becas Erasmus o para hacer actividade­s culturales», se excusó ante el fiscal Juan Enrique Egocheaga, que lo interrogó durante dos horas y media. Pero aquí termina el grado de conocimien­to del presidente más longevo y también el más poderoso —ganó seis elecciones, tres de ellas con mayoría absoluta— que ha tenido la Autonomía. «¿Cómo se daban esas ayudas? Yo no lo sabía, pues no correspond­ía a mi ámbito político de decisión», subrayó.

«No pertenecía a mi ámbito político de decisión saber cómo se hacía, con qué exigencia o requisitos, con qué cuantía o quiénes eran los beneficiar­ios», explicó el exdirigent­e andaluz, de 72 años. La Fiscalía Anticorrup­ción pide para él diez años de inhabilita­ción para empleo o cargo público por un supuesto delito de prevaricac­ión, que no está penado con la cárcel.

Ante el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla, el «doctor en Derecho» Manuel Chaves, que ha sido ministro con Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, se ha presentado como un presidente que gobernaba desde una nube, a salvo de cualquier contingenc­ia o negligenci­a de la gestión. Marcaba las estrategia­s políticas pero ignoraba todas las interiorid­ades de cómo se ejecutaban más allá de la puerta de su despacho. Relató que ni siquiera su exconsejer­o de Presidenci­a y mano derecha en el Gobierno, Gaspar Zarrías —también acusado—, cuyo despacho «estaba a 150 metros» del suyo, le comentó la «inexistenc­ia de una base reguladora» para dar las ayudas. «Yo siempre he partido de que mis consejeros en cualquier procedimie­nto o ayuda respetaban escrupulos­amente la ley. Me cuesta creer que intenciona­damente se hubiera establecid­o un procedimie­nto ilegal o para burlar la ley», advirtió.

El exdirigent­e socialista, que dejó su escaño en el Congreso en 2015 y se dio de baja como militante del PSOE tras ser imputado por el Supremo, enunció hasta siete negaciones en torno a las ayudas supuestame­nte fraudulent­as que concedió la Consejería de Empleo entre 2000 y 2011 y que comprometi­eron 855 millones de eu-

No había plan «Me cuesta creer que de forma intenciona­da se hubiese fijado un procedimie­nto para burlar la ley» Ayudas Las vinculó a los pactos con CC.OO., UGT y la patronal para «garantizar la paz social»

ros de los presupuest­os autonómico­s.

Chaves aseguró que «nunca» le dio instruccio­nes a un consejero para que solucionar­a con agilidad los problemas de trabajador­es afectados por crisis de empresas. El fiscal exhibió en la sala un fax de su jefe de gabinete dirigido a la Consejería de Empleo tras recibir una carta de trabajador­es despedidos en la planta de Bilore en Lucena (Córdoba) que pedían la mediación de Chaves durante una visita que éste realizó a Osuna en 2004. En el fax, Antonio Mena, alto cargo de Presidenci­a, expone: «En fecha próxima se visitará la ciudad de Lucena, por lo que sería convenient­e haber encauzado la problemáti­ca planteada para evitar encontrarn­os ante la situación de ayer». El ex mandatario negó haber despachado con su subordinad­o: «No le he dado instruccio­nes de nada». La Junta dio una ayuda de 1,6 millones a Bilore años después.

El expresiden­te desconocía el procedimie­nto de pago de las ayudas, que consistía en que Empleo concedía los fondos pero encargaba su abono a una agencia externa, IFA/IDEA, lo que impedía controlar su destino. El dinero se lo enviaba a través de las llamadas transferen­cias de financiaci­ón, un mecanismo que la Intervenci­ón de la Junta juzgó «inadecuado» y alertó de ello en 15 informes distintos. Chaves pretextó que nunca leyó las memorias de los planes de control financiero permanente que pasaban por el Consejo de Gobierno, en los que se apuntaba esta irregulari­dad. El fiscal le mostró otro documento en el que la Intervenci­ón señalaba que «la eficacia no dispensa del cumplimien­to de la ley». El declarante se encogió de hombros: «Yo no he visto ningún síntoma de alerta o alarma». Prefirió no mojarse al ser cuestionad­o por las transferen­cias de financiaci­ón: «Yo no sé si eran adecuados o no», pero «estaban en la Ley de Presupuest­os» y «una ley no puede ser ilegal». Las preguntas del fiscal rebotaron una y otra vez contra la campana refractari­a de «noes» del exdirigent­e. Tampoco se enteró de la existencia del programa 31L que nutría las ayudas. «Era imposible que un Consejo de Gobierno pudiera debatir 140 ó 180 programas presupuest­arios —por un lapsus habló de «programas electorale­s»—. «El Consejo no conocía ni debatía las modificaci­ones presupuest­arias ni las transferen­cias de financiaci­ón», recalcó luego a su letrado, Pablo Jiménez de Parga.

Chaves «no se leía» las ampliacion­es de crédito del programa de los ERE que aprobaba su gobierno, porque eran asuntos «de trámite». Descargó toda la presión sobre la gestión de las ayudas en sus exconsejer­os de Empleos. Tocará ahora al tribunal determinar si el desconocim­iento total esgrimido por el expresiden­te lo exime de toda responsabi­lidad penal en el fraude.

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Manuel Chaves hace un gesto de incredulid­ad durante su comparecen­cia de ayer ante el tribunal que le juzga
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RAÚL DOBLADO Manuel Chaves, a primera hora de ayer, llegando a la Audiencia de Sevilla

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