La deriva soberanista de UGT y CC.OO. dispara las críticas
La imagen de los dos líderes de UGT y CC.OO. en Cataluña en la manifestación para pedir la libertad de los políticos presos por el proceso soberanista –marcha de la que las dos centrales, junto a la ANC y Òmnium, eran convocantes– está levantando ampollas. El PP y el PSOE denunciaron ayer el alineamiento de los dos sindicatos mayoritarios con el movimiento independentista, en un malestar que es también interno entre parte de los afiliados. Las tensiones vienen de lejos, en concreto cuando ya en el arranque del proceso soberanista, UGT y CC.OO en Cataluña, entonces lideradas por José María Álvarez y Joan Carles Gallego, se sumaron a la reivindicación del «derecho a decidir».
El malestar interno, que las direcciones tratan de minimizar, se hizo patente cuando la semana pasada las secciones sindicales de UGT en Renfe y Telefónica exigían mantenerse al margen del «procés». No es una corriente nueva y, de hecho, un sindicato como el CSIF, que se declara apolítico, estima que en los tres años largos que van desde la consulta de 2014 a ahora, han doblado su presencia en Cataluña, hasta llegar a los 8.000 afiliados y los 500 delegados sindicales, según explica a ABC el líder del CSIF en Cataluña, Joan Escanilla.
«Hay una parte de ese crecimiento que atribuimos de manera clara a los acontecimientos políticos y al papel que han jugado el resto de sindicatos», añade Escanilla, en un crecimiento que también ha beneficiado, aunque por motivos opuestos y en una proporción más pequeña, a la minoritaria central independentista Intersindical.
En este contexto, se estima que tanto UGT como CC.OO. pueden haber perdido unos 500 afiliados cada una por razones políticas. Un 40% de los militantes de este último sindicato se declaraba independentista en una encuesta interna.
Primer pie en la SEAT
Todo este movimiento, y acciones concretas como el protocolo de defensa del funcionariado que el CSIF puso en marcha con motivo del 1-O –con la idea de defender a los trabajadores públicos–, han reforzado a esta central: primera fuerza en Prisiones y segunda en Justicia. Su crecimiento en el seno de la administración autonómica es otro indicio de la relativa buena acogida con la que en los distintos departamentos de la Generalitat se ha acogido el 155. «La administración está funcionando con normalidad», añade Escanilla.