Corta dos orejas al segundo y logra dos simbólicas del quinto en una gran corrida
El Juli indulta a «Orgullito», de Garcigrande, y abre la Puerta del Príncipe
Sólo un par de años después del inolvidable «Cobradiezmos» de Victorino Martín, la Plaza de los Toros sevillana vuelve a vivir la inmensa emoción del indulto de otro toro bravo: «Orgullito», negro listón, de 528 kilos, con cuatro años y cuatro meses, de la ganadería de Garcigrande, lidiado, en quinto lugar, por El Juli. (Otro «Orgullito», de la misma ganadería, fue indultado por Roca Rey en Albacete, el año pasado). La Plaza entera ha vivido esa comunión clamorosa: un espectáculo realmente único, la gran catarsis colectiva en honor de un toro bravo: ésa es, en definitiva, la justificación de nuestra Fiesta.
Además del indultado, han dado juego excelente los toros segundo y cuarto. El Juli, gran defensor de esta ganadería, ha vivido una de las tardes más felices de su carrera, que alcanza ya dos décadas: ha salido por la Puerta del Príncipe, el sueño de todos los toreros; la nobleza de los toros le ha permitido desplegar la mejor versión de su tauromaquia. Con menos fortuna en el sorteo, Enrique Ponce ha dibujado una faena realmente primorosa, la idónea para ser apreciada por paladares tan exigentes como los de la afición sevillana. Sólo ha salido mal parado Alejandro Talavante, en una tarde aciaga. También ha acertado el presidente, José Luque Teruel: primero, por ser el responsable de que se lidiara el segundo toro, que ha resultado excelente; luego, por haber medido bien los tiempos y acertado en el indulto. (A él le tocó también la fortuna de presidir la corrida en que se indultó a «Cobradiezmos», como refleja un azulejo, en los corrales de esta Plaza).