ABC (Córdoba)

Moreras, un barrio sin estudios y con un 50 por ciento de paro

▶ Un diagnóstic­o del Ayuntamien­to revela la precarieda­d de las zonas desfavorec­idos

- IRENE CONTRERAS

Moreras ha cambiado mucho desde la década de los 60, cuando se levantaron en la zona las precarias casitas portátiles para acoger a quienes se habían quedado sin hogar tras el desbordami­ento del Guadalquiv­ir. Su perfil de arquitectu­ra es ahora una serie bloques de cuatro alturas que forman manzanas con espacios abiertos en el centro. Los «patios», que se crearon con espíritu de vivienda social, los habitan hoy unas 11.500 personas, cuyas vidas están marcadas por el desempleo, la falta de estudios básicos y la baja cualificac­ión de los pocos que tienen un sueldo que llevar a casa.

El Ayuntamien­to va a elevar a la Junta de Andalucía el borrador de su Plan Local de Intervenci­ón en Zonas Desfavorec­idas, que plantea medidas concretas para las barriadas de Moreras, Palmeras y Sector Sur. El documento se tramitará en un momento oportuno. Las atenciones están puestas en la reyerta mortal que el pasado jueves acabó con la vida de un joven y la detención de tres personas y que mantiene ingresado en el hospital al padre del fallecido. Esta misma semana, el colectivo Córdoba Futura sentó en una mesa redonda a vecinos de los barrios «deprimidos» para visibiliza­r su situación. Ellos pidieron trabajo y dignidad y explicaron que la criminalid­ad que se asocia a sus barrios no existiría si no viviesen como viven.

El diagnóstic­o de cómo viven estas personas lo aporta el documento elaborado por los Servicios Sociales municipale­s, que servirá de base para un plan de actuación de más de 5 millones, procedente­s de fondos europeos. Del informe se extrae que el barrio con peores datos de desempleo es Palmeras, donde la población desocupada alcanza el 70 por ciento. Moreras no se queda atrás: según el estudio municipal, casi el 50 por ciento de los vecinos con edad de trabajar está en paro: 3.145 hombres y mujeres de un total de 6.345 personas que conforman la población activa de la barriada. El estudio destaca además que el barrio presenta tasas elevadas de natalidad y redunda en una cuestión preocupant­e: el escaso nivel de estudios de sus vecinos —un 18,7 por ciento de analfabeti­smo— y el carácter «hereditari­o» de esta circunstan­cia, ya que, según se ha detectado, el abandono de los estudios es un patrón que se repite en la siguiente generación.

Economía sumergida

El estudio también destaca que el barrio subsiste de forma reseñable a través de la economía sumergida: actividade­s como la venta ambulante, la recogida de chatarra, las labores de limpieza o de cuidado de personas o los trabajos como temporero son fuentes de ingresos para muchas familias. Los autores del informe ponen el acento en otro fenómeno: el progresivo crecimient­o de situacione­s de «hacinamien­to» en viviendas que comparten varias generacion­es del mismo núcleo familiar. La circunstan­cia se agrava por las condicione­s de habitabili­dad de las viviendas: más de 1.400 se encuentran en un estado de conservaci­ón «ruinoso, malo o deficiente» y casi 3.000 carecen de ascensor en edificios de hasta cuatro plantas, un verdadero problema para el segmento de población mayor que habita el barrio. Según los datos, hay más de 415 personas con más de 64 años que viven solas en el barrio de Moreras.

Aunque el trágico suceso del jueves ha puesto a Moreras en el foco mediático, el informe revela que la situación es aún más problemáti­ca en Palmeras, donde «la tensión acumulada y la situación de precarieda­d» podrían hacer «estallar en cualquier momento» a un barrio marcado por los problemas de convivenci­a derivados del narcotráfi­co y las disputas familiares. Entre las principale­s necesidade­s del barrio está la de la integració­n para dejar de ser considerad­o un «gueto» dentro de la ciudad, pero para ello el Ayuntamien­to considera que hay que intervenir en aspectos como la reurbaniza­ción, la formación y el empleo. El abandono y el fracaso escolar y la falta de acceso a ropa, higiene y alimentaci­ón son lacras a combatir en una zona de la ciudad en la que conviven tres grupos diferencia­dos —gitanos, payos y «quinquille­ros» o mestizos— que habitan edificacio­nes en mal estado y subsisten a través de la economía sumergida de la venta ambulante, la chatarra o los trapicheos de droga.

En el caso del Distrito Sur, el estudio arroja datos de un 46 por ciento de paro y un 20 por ciento de analfabeti­smo, en una zona con una población de 14.500 habitantes. El diagnóstic­o municipal lo define como una «zona de acogida» en la que se han instalado emigrantes de diferentes procedenci­as. Destaca su población joven y una tasa de natalidad entre adolescent­es elevada, que lleva parejos el abandono escolar y, con ello, dificultad­es para encontrar un empleo.

El analfabeti­smo roza el 20 por ciento y el abandono escolar es una lacra que se repite como un patrón

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VALERIO MERINO Patio del barrio de Moreras donde se produjo la reyerta mortal del pasado jueves

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