«¿Alguien se cree que se puede atender a un paciente en dos minutos y medio?»
▶ Mil médicos están llamados a una huelga desde el día 27. ABC retrata sus dificultades laborales con testimonios de varios puntos de Córdoba
Más de mil médicos empleados por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) en la provincia de Córdoba están llamados a una huelga de 24 horas a partir del próximo 27 de noviembre. ¿Por qué se quejan? En realidad, su lamento no tiene nada de novedoso, como tampoco la incomprensión que sienten por parte de la Junta de Andalucía. En resumen, sus demandas tienen que ver con la necesidad perentoria del refuerzo de las plantillas y con mejoras generales en las condiciones en las que realizan su cometido laboral, y que van desde la construcción de nuevos centros de salud a una coordinación más eficiente de los recursos humanos y materiales de los que dispone la Consejería de Salud en el primer nivel asistencial. La novedad, por tanto, es que se saben otra vez a merced de una Administración autonómica que no responde a sus expectativas. Detrás de las críticas de estos profesionales hay historias con nombres y apellidos de médicos que ejercen su labor de un modo callado contra viento y marea. En recintos sanitarios de la capital o en consultorios de zonas poco pobladas del norte de la provincia, entre otros emplazamientos, algunos de los médicos que tienen decidido participar en la protesta de finales de este mes relatan su día a día para ABC.
Citas muy seguidas
«¿Quién se cree que se puede atender a un paciente como se merece si a veces tenemos menos de cinco minutos para verlos?». La pregunta se la hace un facultativo de Atención Primaria con destino desde hace varios lustros en el Centro de Salud de Colón, que registra estos días una afluencia creciente por la bajada de las temperaturas y, con ello, la aparición de las patologías que lleva asociadas, sobre todo la gripe. «A los enfermos les dan citas cada cinco minutos de un modo sistemático, pero la cosa no queda ahí, porque a veces nos meten lo que se denomina un bis, o lo que es lo mismo, una persona entre cita y cita: así que el tiempo del que disponemos para verlos es de dos minutos y medio», resume el profesional con amargura.
Las consecuencias de este atropellamiento de personas que quieren que les atienda el médico es evidente. Un doctor con plaza en Lucano dice amargado: «A veces hacemos muchas más funciones que la de profesionales sanitarios. Porque la gente se pone nerviosa. Está en la sala de espera y como ve que pasa el tiempo y la cosa lleva un retraso de una hora o más, pues se pone a tocar en la puerta, con lo cual el paciente que estás tratando en ese momento se pone nervioso y nosotros más tensos aún. Me ha tocado salir afuera de la consulta a tranquilizar los ánimos y a pedir paciencia...», añade el trabajador. «Por no hablar de que esta saturación te impide acabar con la tarea a las tres de la tarde, como dice tu horario: te quedas por el amor al arte, por respeto a las personas que llevan allí buena parte de la mañana... Y nadie te paga las horas extras», agrega.
Acúmulos de pacientes
Sucede de un modo sistemático en Centro de Salud Castilla del Pino, situado en Arroyo del Moro. No es, ni mucho menos, un caso único, pero sí el que le duele a un profesional con el que ha entrado en contacto este periódico. «Ésta es una zona que ha crecido mucho en población en los últimos años, mientras que los recursos sanitarios no lo han hecho en la misma proporción. Esto ha estado mal dimensionado y quienes lo pagamos somos los médicos de familia», reseña este trabajador. «Aquí hay consultas que asumen en doble o el triple de pacientes del que les corresponde: un compañero se pone enfermo y no se le suple, así que eres tú el que tiene que asumir sus pacientes», añade para referirse lo que en la jerga sanitaria se conoce como acúmulo. «A todo esto se suma el crecimiento de la demanda asistencial en las últimas semanas por el frío, que nos obliga a hacer servicios a domicilio incluso fuera de su horario de trabajo, que es de ocho a tres», suscribe.
Las lagunas en zona rural
Si las condiciones de trabajo son difíciles en la capital más crudas se vuelven en la provincia, sobre todo en las áreas más despobladas —como determinadas zonas de Los Pedroches y en el Guadiato—. Y el talón de Aquiles de la red asistencial de Atención Primaria es la pediatría. «No somos suficientes», se queja un profesional especializado en la población menor en declaraciones a ABC. «Se dan situaciones indeseables, como que los médicos de familia tenemos que atender a población infantil, e incluso algunos hemos de compatibilizar todo esa labor con guardias de medicina general porque no hay sustitutos. ¿El resultado? Que hacemos el doble de trabajo por el mismo precio», declara esta persona con plaza en una localidad de la provincia que no quiere desvelar. «Todo esto se agrava en verano, cuando hay menos efectivos, y cuando la Junta de Andalucía ha decidido suprimir consultas de pre-pediatría, como las del niño sano o la de alimentación o cuidados. Y todo porque no había profesionales disponibles», insiste.
«La peor parte, con todo, se la llevan los niños a los que tenemos que atender, porque en ocasiones carecen de
Más tiempo del reglado «Con la saturación de enfermos no acabas a las tres de la tarde, como pone tu contrato, sino bastante después: te quedas y nadie te lo agradece»
consulta previa donde poder desvestirse, con lo cual retrasa la alta demanda que existe, y más en invierno, mientras le quitan y le ponen todas las capas de cebolla».
En el calvario de algunos médicos en las zonas rurales pasa desplazamientos a pequeñas poblaciones aisladas. «Imagínate que hay un paciente en Ojuelos Alto, en el Guadiato: te da algo en la carretera solitaria y estrecha y para ir allí tienes que dejar sola la consulta: cuando vuelves tienes más trabajo del que dejaste», se extiende este doctor. «Otros compañeros que sufren lo suyo son médicos de dispositivos de apoyo, que no tienen sitio fijo de trabajo sino que van a cubrir servicios volantes por toda la provincia: no disponen ni de calendario fijo de trabajo y pueden empezar a trabar en una aldea de Cabra por la mañana y acabar la jornada en Puente Genil o en una pedanía de Lucena».