La excepción de la Fundación La Caixa con un 30% del banco
La Fundación La Caixa, desde su 40% en Caixabank, ha movido los hilos de esta fusión. Más bien, su presidente, el todopoderoso Isidro Fainé. Ayer, en la rueda de prensa de presentación de la fusión por absorción, José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, reconoció que el inicio de las conversaciones fue por el acercamiento de Caixabank –más bien su accionista mayoritario, a saber, Fainé– sobre la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Sin la Fundación y su presidente esta operación no habría salido adelante, a lo que se une además la empatía de Fainé con la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado.
La Fundación La Caixa mantendrá su hegemonía en el nuevo banco. Así lo han querido los accionistas que han negociado la fusión. Si antes en Caixabank mantenía el 40% del capital, ahora tendrá alrededor del 30%; pero nunca por debajo de ese umbral, ya que necesita alcanzarlo para mantener ciertas ventajas fiscales. La Obra Social sigue en marcha, y la mano silenciosa de Fainé se ha garantizado el mantenimiento de su importancia en España.
Lo cierto es que el peso de la Fundación La Caixa en el accionariado de la empresa es toda una excepción, no solo en España sino a nivel supranacional, indican fuentes financieras. No hay entidad a estos niveles de envergadura en la que una fundación ejerza tanto poder de control. Tal es así que la misma institución nombra dos de los 15 consejeros: Tomás Muniesa y José Serna. Técnicamente lo hace CriteriaCaixa, el «holding» financiero, pero en la práctica está detrás la Fundación.
Así las cosas, Criteria anunció ayer por la mañana que va a comprar 25 millones de acciones de Caixabank para que el equilibrio accionarial pueda mantenerse en el 30% para la Fundación y el 16,1% para el FROB. Todo está atado.