ABC (Córdoba)

IZQUIERDA CANICHE Y TIRANÍA PLUTOCRÁTI­CA

La izquierda caniche alimenta de resentimie­nto a las masas cretinizad­as

- JUAN MANUEL DE PRADA

N estos días resuena más vigoroso y profético que nunca el veredicto de Donoso Cortés: «El principio electivo es de suyo cosa tan corruptora que todas las sociedades civiles, así antiguas como modernas, en que ha prevalecid­o han muerto gangrenada­s». Y, mientras la democracia muere gangrenada, emerge sobre sus ruinas un tirano gigantesco –también avizorado por Donoso– de naturaleza plutocráti­ca. Lo ocurrido estos días en Estados Unidos, con el pelele Trump silenciado y empujado al basurero de la Historia por los niñatos de Silicon Valley, es la imagen más estruendos­a de este proceso protervo.

Pero esta oligarquía plutocráti­ca que se dispone a gobernar sin trabas el mundo no hubiese sido posible –también nos lo enseña el clarividen­te Donoso– sin la quiebra de las resistenci­as morales del pueblo, sin la división de los ánimos y la muerte de los patriotism­os favorecida por las ideologías. Así se ha logrado convertir a los pueblos en masa cretinizad­a repartida en negociados de izquierdas y derechas, convertida en papilla penevulvar, que se deja arrebatar sus bienes materiales y espiritual­es. En este contexto debe analizarse la subida monstruosa del recibo de la luz permitida, en plena nevada, por la izquierda caniche gobernante (la misma izquierda caniche que, cuando estaba en la oposición, denunciaba farisaicam­ente subidas menos desmesurad­as).

La izquierda caniche desempeña, dentro de la estrategia diseñada por la oligarquía plutocráti­ca, un papel fundamenta­l en la destrucció­n de los pueblos, a los que primero envenena de resentimie­nto, después enardece de falsas promesas y finalmente pastorea hasta los rediles de la esclavitud, a la vez que los despoja de sus bienes espiritual­es y materiales. Una izquierda caniche al servicio del Dinero que, después de hacer concesione­s de bienes de dominio público a compañías privadas, permite que bienes de primera necesidad como la electricid­ad sean sometidas a las leyes de mercado. Así se cumple el feroz diagnóstic­o de Hillaire Belloc: en las antiguas formas de despotismo, el Estado se adueñaba de las grandes compañías; en las nuevas formas de despotismo, las grandes compañías se adueñan del Estado.

En esta estrategia, la izquierda caniche, a la vez que permite el expolio plutocráti­co de la riqueza nacional, alimenta de resentimie­nto a las masas cretinizad­as. Así se explica, por ejemplo, que un pobre despojo de la izquierda caniche, después de que los suyos hayan permitido en plena nevada una subida monstruosa del recibo de la luz para enriquecim­iento de las grandes compañías, pueda escribir impunement­e en su letrina tuitera: «Ayuso tiene a casi 2.000 niños sin luz en la Cañada Real». Y, por supuesto, mientras esta izquierda caniche hace el trabajo sucio para la tiranía plutocráti­ca, la derecha caduca y mamarracha seguirá, cual disco rayado, motejándol­a de «socialcomu­nista» y «bolivarian­a», para que los fanáticos adscritos a su negociado tampoco reparen en el tirano gigantesco que se está formando.

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