ABC (Córdoba)

La UME, de los desastres del fin del mundo al despliegue en la Castellana

▶ La Unidad Militar empezó en Madrid con 98 efectivos y anoche sumaba más de 600

- LAURA L. CARO

El caos de la nevada de 2018 en la AP-6, cuando el Ejército tuvo que rescatar a miles de atrapados en la autopista de peaje entre Segovia y Ávila, que no cerró a pesar de las advertenci­as, ha sido la lección más útil que se ha aplicado en la M-40 de Madrid. Quién lo iba a decir. La Unidad Militar de Emergencia­s (UME), curtida en mil desastres de montaña, incendios, inundacion­es y demás escenarios del fin del mundo, desplegada en la capital para abrir paso en los cinturones urbanos, entre rascacielo­s. En el mismo Paseo de la Castellana, milla de oro y arteria en el corazón de España, insólitame­nte sepultada en hielo.

Lo de la AP-6 lo recuerda el jefe de Comunicaci­ón de la Unidad, Aurelio Soto, para decir que de esto de entrar a bajo cero a sacar gente de coches encallados hasta media puerta en aludes congelados, algo ya saben. «Es una situación extraordin­aria, pero no creo que podamos decir que estamos desbordado­s… aunque estamos trabajado muy duro » , resumía en plena rabia del temporal. Sin quitar gravedad. Conviene pensar en la dimensión de la tarea : «En un terremoto, desescombr­as un kilómetro y se queda despejado a no ser que haya una réplica, y un edificio que se cae no se va a volver a caer… pero en una nevada como la que hemos encontrado en Madrid, avanzas y por donde has pasado se está acumulando la nieve otra vez». Te cierra de nuevo el paso y toca limpiar donde ya habías limpiado. Ahí es nada.

La activación de la UME en Madrid se produce a medianoche del viernes. Vehículos bloqueados en la A-3, A-4 y A-5 de la Comunidad, y M-30, M-40, M45 y M-50, sorprendid­os muchas veces sin combustibl­e mínimo para mantener el motor en marcha y sobrevivir con la calefacció­n. Son momentos agónicos. Sale el batallón procedente de Torrejón de Ardoz (Madrid), luego el de Ferral del Bernesga, en León.

Lo primero ante un embolsamie­nto es conseguir abrir un camino para poder adentrarse en el atasco helado y dar una asistencia de urgencia. Mantas, agua, algo caliente, llevarse a los niños, a los mayores. No es la inhóspita pampa blanca de la AP-6, sino la boca de un túnel de la Calle 30 que parece el invierno en Toronto. Lo nunca visto. Detrás tienen que acceder las quitanieve­s, máquinas de ingeniero, las autobombas. Se impone pues desplazar los coches a arcenes y medianas empujando, incluidos los conductore­s, lo que literalmen­te exige remover quintales de nieve que agarran los bajos y entierran las ruedas. Hay que darle a la pala, también las trae la UME. Y lo dicho, según despejas un tramo, la nevada lo va cegando otra vez.

400 del Ejército de Tierra

Doce horas después de poner en marcha el operativo, sábado a mediodía, se ha liberado a 1.500 personas en Madrid. Habrá que esperar otras siete para que las autoridade­s notifiquen que ya no queda nadie bloqueado en ninguna vía de la región.

La quitanieve­s arrastra por la Castellana devenida en paisaje de tundra. Es una de las fotos para la historia de este episodio nacional. Hay coches tirados aquí y allá, abandonado­s por sus dueños según se fueron viendo acorralado­s, que dificultar­án los desplazami­entos de la UME y la siguiente misión, recuperar los accesos a los hospitales. El primero, el militar Gómez Ulla, luego el Gregorio Marañón, La Paz... también Mercamadri­d, estación vital de abastecimi­ento de la España interior.

Los 98 efectivos activados inicialmen­te en Madrid son más de 200 pasadas las primeras 24 horas y ayer sumaban cerca de 600, una cuarta parte de ellos entregados a desobstrui­r las pistas del aeropuerto. Vienen de Zaragoza y los que acaban de operar en Yeste, provincia

Se desescombr­a y avanzas, pero en una nevada despejas y la nieve lo vuelve a cegar

de Albacete, y el domingo por la tarde parten de Sevilla 33 más con excavadora­s pesadas para apoyar los trabajos. Junto con la UME salen a las calles los del Ejército de Tierra. Curiosa vida esta de los últimos meses, en los que se ha visto a los militares no una, sino dos veces, desplegado­s a lo grande en el centro de Madrid. Como en los años del blanco y negro. La primera fue en marzo, por el confinamie­nto. Ayer se emplearon, entre otros, en trasladar a pacientes renales a sus respectivo­s centros de diálisis, y la Brigada Paracaidis­ta puso en marcha los todoterren­o Vamtac para llevar a 63 controlado­res aéreos a Barajas. Una operación propia de un teatro de guerra.

En la UME, todo hay que decirlo, les apura lo suyo el protagonis­mo. El portavoz jefe, también el oficial de prensa, capitán Manuel González, no hilan cuatro frases sin decir que no actúan solos. Guardia Civil, Policía Nacional, Protección Civil, Bomberos, servicios municipale­s, Cruz Roja... que sin ellos no habrían sido «capaces de hacerse con la situación». La de arreglar el caos de la AP-6 pero en Madrid, vía Paseo de la Castellana.

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EFE
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