Dormir dos noches en la estación de tren a solo 30 kilómetros de casa
ATOCHA
A imagen y semejanza del aeropuerto de Barajas, la estación de Atocha acogió la noche del viernes y del sábado a decenas de pasajeros que no pudieron escapar del temporal. Y algunos quedaron retenidos a solo 30 kilómetros de sus casas. «Llevamos tres días moviéndonos de Atocha a Avenida de América, de aquí para allá, durmiendo donde podemos hasta que podamos volver a Torrejón de Ardoz», contaban ayer Inma y Tati, sentadas en una fila de asientos de la estación de Atocha.
Las dos mujeres se conocieron el viernes en el intercambiador de Avenida de América. La nevada y su nacionalidad dominicana las unió al instante. «Trabajo cuidando a una anciana y el viernes terminé a las ocho de la tarde. Cuando llegué a Avenida de América ya no salían autobuses», explicó Tati. Como ellas, Diana, Julia y
Colas de viajeros, ayer, en la estaciónde Atocha
Yoli han vagado los últimos días por la estación, esperando volver a Alcalá de Henares, en una capital colapsada donde el único medio de transporte que se ha salvado de las inclemencias es el que circula bajo tierra.
El primer tren partió ayer de Atocha a las 14.35 horas en dirección a Málaga. Le siguieron otros hacia Santander y Ferrol, y más de una decena estaban programados para el resto de la jornada. A las cinco de la tarde, Diana
aguardaba, indignada, para regresar a su municipio. «No puede ser que ya se pueda ir a Málaga y no a 30 kilómetros de aquí. Tenemos un Gobierno que no gobierna», fue lo primero que espetó esta veinteañera.
Los viajeros pulularon a lo largo de la tarde por la estación, que arrancaba a medio gas, con la mayoría de los establecimientos cerrados a cal y canto. Inma, Tati, Diana, Julia y Yoli han comido este fin de semana gracias a las máquinas dispensadoras. Diana se gastó 10 euros en un cargador de móvil para poder decirle a su madre que se encontraba bien. «La atención es un desastre. Llevamos días aquí y no nos han dado ni un vaso de agua», criticó Diana. Inma y Tati corroboraron sus palabras: «Nadie nos ha ayudado y eso que vimos en la televisiónque estaban dando comida y mantas. Preguntamos en el Metro y, ¿sabes qué me dijeron?: “No sé”».
Pero ninguna tuvo que soportar una tercera noche en la estación y, por fin, su aventura terminó antes del anochecer. A partir de las 18 horas, Renfe comenzó a recuperar el servicio en las líneas C5, C3 y C2 de Cercanías. El resto de conexiones continúan suspendidas hasta nuevo aviso.