ABC (Córdoba)

Camiones colapsados en la carretera: «Estamos enlatados»

▶ Aragón y Castilla y León intentan liberar el tráfico, mientras Cataluña sufre cortes de luz La carretera, una ratonera

- R. PÉREZ/M. GAJATE/J. HIERRO

Los estragos de Filomena se hicieron sentir en diferentes puntos de la geografía española, ya sea en forma de kilométric­os atascos que dejaron a muchos conductore­s atrapados, así como ciudadanos que vieron cómo sus casas se quedaban sin suminustro eléctrico. durante dos días el transporte por carretera en el eje Madrid-Barcelona. Solo en su tramo aragonés, la A-2 mantuvo atrapados a unos 1.200 camiones. Fueron confinados el viernes en múltiples estaciones de servicio y zonas de estacionam­iento de emergencia habilitada­s por la Guardia Civil a lo largo de todo el recorrido. «Estamos enlatados», relataba ayer a ABC Miguel Ángel, un camionero de 56 años, de Guadalajar­a, que explicaba cómo se agolpaban los vehículos en una estación de servicio de la A-2. «En condicione­s normales estacionan aquí entre 25 y 30, y ahora hay 144», relataba. En toda la A2 se calcula que hubo más de 3.000 camiones confinados hasta que ayer por la tarde se les dio vía libre de nuevo. A los retenidos en la provincia de Zaragoza se sumaban más de 1.500 confinados en múltiples puntos del trazado a su paso por las provincias de Soria y Guadalajar­a, y en el tramo de la Comunidad de Madrid. Además de las afecciones en esta autovía, en Aragón permanecie­ron retenidos desde el viernes otros 800 camiones en otras carreteras de sus tres provincias. Todos ellos reanudaron la ruta ayer.

Ya en la tarde del viernes, cuando la situación comenzaba a complicars­e en Madrid, en las principale­s conexiones que llevaban a la capital desde el norte se empezaron a embolsar camiones para no colapsar las vías cubiertas de nieve. Un asfalto que el sábado también se teñiría de blanco en esas zonas, dificultan­do aún más la circulació­n y bloqueando el tráfico algunas de éstas y otras vías en Castilla y León. Después de que se llegaran a cerrar más de medio centenar de tramos en esta comunidad al transporte por carretera, el número de vehículos pesados y autobuses parados en 25 aparcamien­tos improvisad­os en Segovia, Ávila, Burgos, Valladolid, Palencia y Soria superó ayer los 4.400.

Organizaci­ones como Cruz Roja prestaron asistencia a los varados en ruta que a lo largo del día se fueron liberando de los embolsamie­ntos. Es el caso del estacionam­iento que concentró a más de 400 vehículos junto al Estadio José Zorrilla en Valladolid capital. Allí habían hecho noche cientos de transporti­stas y viajeros de autobuses de rutas internacio­nales de largo recorrido a puntos como Moscú y que echaron el freno ante una A-62 intransita­ble. Más de tres mil vehículos pesados fueron desembolsa­dos desde mediodía hasta última hora de la tarde de ayer en Castilla y León, pero muchos otros aún «pernoctaro­n» otra vez en el mismo lugar en el que llevan ya tres días. A la espera seguían, así, al caer la noche cerca de mil camiones, una retención condiciona­da por el colapso de las carreteras en la Comunidad de Madrid y ante las restriccio­nes impuestas en la circulació­n por parte del Gobierno francés. Y es que en lo que respecta a las carreteras de Castilla y León el bloqueo circulator­io de un día antes, con cerca de 150 tramos con incidencia­s, remitió notablemen­te desde primera hora.

Filomena no tiñó de blanco la ciudad de Barcelona, pero sí se notó en otras áreas del territorio catalán, como la provincia de Tarragona, el interior de Lérida y algunos puntos de Gerona. Además de una veintena de carreteras cortadas y problemas en la vías férreas, Filomena dejó sin luz a unos 6.300 abonados, la mayor parte en la comarca tarraconen­se. En Cataluña se espera que la nieve deje paso a un frío intenso, que, con la formación de hielo, complicará la circulació­n.

CÓRDOBA

Atrapados. Pero no en sus casas, sino en la calle entre cartones o, con suerte, en un cajero. Con frío y sin luz eléctrica. Y no mientras llegan las máquinas quitanieve­s, los 365 días del año. Así pasan las noches una treintena de personas sin hogar en Córdoba a la espera de que los voluntario­s de Cruz Roja lleguen con un caldito para entrar en calor. Este periódico acompañó la noche del sábado a la Unidad de Emergencia Social (UES) en su ruta por los barrios de la ciudad para ofrecerles además de la bolsa de alimentos todo el cariño y atención que, a veces, la sociedad les niega.

A las 20.00 horas del lluvioso y frío sábado de enero, mientras en muchas casas cordobesas el plan es sofá, peli y manta, en la sede de Cruz Roja comienzan su actividad. Marga, José, Noelia, Álvarez y Francisco preparan las bolsas con alimentos, calientan el caldo para meterlo en el termo y se colocan sus chalecos rojos distintivo­s para subirse a la furgoneta.

Los tres primeros se van directamen­te a los hostales de la calle Lucano habilitado­s por el Ayuntamien­to hasta que dure el estado de alarma

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