China da largas a la OMS mientras se escabulle como origen del virus
▶Cuando se cumple un año del anuncio de la primera muerte en Wuhan, la investigación internacional sigue esperando el permiso de Pekín
Ya ha pasado un año desde la primera muerte por coronavirus oficialmente reconocida en China. Aquel sábado 11 de enero, desde el que han ocurrido tantas cosas, las autoridades de Wuhan confirmaban que el fallecimiento dos días antes de un hombre de 61 años se debía a la misteriosa neumonía detectada en el mercado de marisco y animales salvajes de Huanan, del que era habitual. Casi dos millones de muertes después, todavía no se sabe el origen de este nuevo coronavirus que ha parado el mundo y nos ha cambiado la vida.
Al principio se pensaba que había empezado en esta lonja donde convivían los animales, las personas y la suciedad, como el SARS (síndrome respiratorio agudo y severo causado por otro coronavirus) en otro «mercado húmedo» del sur de China en 2002. Pero 13 de los primeros 41 casos confirmados no tenían relación con el mercado de Huanan.
Presión internacional
Ante la presión internacional, el presidente chino, Xi Jinping, accedió finalmente en mayo a una investigación sobre el terreno durante la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para averiguar su origen, la OMS iba a enviar por fin este mes un equipo de diez expertos en una misión de seis semanas, incluyendo las dos primeras de cuarentena obligatoria al llegar a China. Pero dos de los especialistas que ya habían emprendido el viaje la semana pasada no pudieron entrar en el país por un problema con sus visados. Un nuevo retraso que incluso «decepcionó» al propio director general de la OMS, el doctor Tedros, muy criticado por su aquiescencia con Pekín.
El fin de semana, el subdirector de la Comisión Nacional de Salud, Zeng Yixin, aseguró que China estaba «plenamente preparada y esperando a que los expertos de la OMS completaran ciertas formalidades y ajustaran su agenda». Pero matizó que «la fecha exacta en que irán a Wuhan e investigarán el origen del coronavirus se está negociando», según informa el diario «Global Times», altavoz del Partido Comunista.
A la espera de que se aclare la cuestión, la misión de Naciones Unidassigue en el limbo y amenazada por el calendario. Justo dentro de un mes, el 12 de febrero, empieza el Año Nuevo Lunar, cuando toda China se paraliza durante dos semanas por las vacaciones más importantes del país. Y, en marzo, se celebra la reunión anual del Parlamento chino, que tampoco parece una fecha oportuna para la visita de la OMS porque es la cita política más importante del régimen. A todo ello se suman los rebrotes que han estallado este invierno, como el que ha obligado a confinar a los once millones de habitantes de Shijiazhuang y amenaza al éxodo masivo del Año Nuevo Lunar.
De las más de diez millones de pruebas efectuadas desde el miércoles, han salido 354 casos positivos de Covid19 y más de 11.700
Un policía, en el mercado de Wuhan, donde empezó todo personas han sido aisladas en 120 «hoteles de cuarentena», recoge la Prensa oficial. A la espera de una nueva ronda de pruebas que confirme el control del brote, el último recuento oficial informaba este domingo de 69 nuevos casos de coronavirus en China: 48 de transmisión local y 21 importados del extranjero. De los locales, 46 fueron en Shijiazhuang y
munición a Pekín para montar su «teoría de los congelados». Aunque la propia OMS no cree que el coronavirus pueda contagiarse por contacto con superficies infectadas, China achaca sus últimos rebrotes a las importaciones de carne y marisco congelados y sugiere que así pudo haber entrado en el mercado de Wuhan.
«Más y más estudios de investigación han mostrado que es probable que la pandemia emergiera en muchos lugares del mundo», aseguró en una reciente entrevista con Xinhua el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, el más alto cargo en sumarse a esta teoría.
Ocultación de casos
Consciente del daño que el coronavirus ha hecho a la imagen de China, reconocía que «estamos en primera línea de la lucha por la opinión pública», recordaba la «diplomacia de las mascarillas» y se oponía «a la politización de la pandemia y a etiquetar el virus».
Obviando la ocultación inicial de información y el retraso en reconocer los contagios entre humanos, clamaba que «corrimos a informar de la epidemia los primeros». Pero la Organización Mundial de la Salud sigue esperando.