ABC (Córdoba)

El Real Madrid, de la falta de juego a la indignació­n total

Jornada 18 ▶ El caótico viaje a Pamplona deja un poso de falta fútbol y re`partes

- TOMÁS GONZÁLEZ MARTÍN

El madridismo se lo barruntaba. Cuando las cosas comienzan mal, acaban peor. El enfado de la expedición del Real Madrid por el caótico viaje a Pamplona, encerrado cuatro horas en un avión, no era el mejor ambiente para saltar al campo de El Sadar y vencer a Osasuna en un césped congelado por una nieve que volvió a caer en pleno partido ¿Por qué pensaba la afición blanca que ese encuentro no se ganaba? Porque la experienci­a dicta que cuando el conjunto blanco no está concentrad­o en su única misión, las cosas no salen. Zidane, habitualme­nte prudente, protestó porque su equipo no vivió las condicione­s idóneas para disputar esta jornada. El ambiente, es cierto, no fue el ideal para jugar al fútbol. Expuestas las verdades, lo cierto es que los pupilos de Zizou también demostraro­n en el estadio pamplonica una falta de fútbol que les llevó a un empate que sabe a derrota.

Era la segunda igualada del campeón vigente en las dos últimas salidas, la anterior se produjo en Elche. Dos pinchazos en un campeonato que exige victorias porque el Atlético no suele fallar en esta Liga. El enfado de Zizou en Pamplona manifestab­a esa sensación de algo que se escapa de las manos, aunque haya 60 puntos por delante para conquistar.

Toni Kroos puso el tiro en la diana. El alemán protagoniz­ó su partido 300 con el Real Madrid tras siete años en la casa y fue sincero. Demasiado. Sin negar el perjuicio ostensible vivido por ese encierro en el avión de un viaje interminab­le,

Benzemá, en el encuentro contra Osasuna el centrocamp­ista fue claro y manifestó que el Real Madrid debe hacer mucho más para ganar. «Creamos pocas ocasiones, con nuestra calidad tenemos que crear más, aunque el campo esté difícil», destacó el número ocho en una cruda autocrític­a. «Sabíamos que habría un rival que iba a defender así. El césped no es excusa, hemos jugado en este campo los dos equipos. Perdimos muy rápido el balón arriba».

Lo que pierde el Real Madrid son muchos puntos que en teoría debería obtener, porque delata una falta de fútbol y de goles que se acusa especialme­nte cuando los adversario­s le muerden, le esperan y juegan al contragolp­e. El Valencia, el Cádiz, el Alavés, el Elche, Osasuna y el Shakhtar (en dos ocasiones) han hecho sufrir al conjunto blanco con la guerra de guerrillas, una estrategia de presión alta que no le deja sacar el balón jugado, la premisa del estilo madridista.

El equipo de Zinedine soporta una carencia de juego que se traduce en una deficienci­a de goles. Kroos analiza con razón que el centro del campo, del que forma parte, no genera el fútbol suficiente para crear acciones de remate. No hay circulació­n rápida del balón ni fuelle en veteranos como Modric y el propio jugador germano, cuyo rendimient­o desciende sobremaner­a a partir de la hora de partido. En Pamplona, solo un disparo de Asensio tuvo opciones de gol.

El Real Madrid ya no tiene una estrella como Cristiano para solventar los momentos malos con un trallazo salvador. Ahora, cuando el conjunto blanco no funciona a un buen nivel, el déficit ofensivo se nota en el marcador, con derrotas como las sufridas ante el Cádiz, el Alavés y el Shakhtar.

Aunque Benzema consigue más tantos que cuando era el escudero del portugués, su eficacia anotadora no es la de un delantero centro, porque no lo es. Esta temporada suma doce dianas, ocho en Liga y cuatro en Champions. No ha marcado en los tres últimos encuentros, ante el Elche, el Celta y el Osasuna. Su sequía se nota especialme­nte, porque no hay un artillero en el once titular.

El Real Madrid lleva 30 goles en 18 jornadas de Liga, un promedio de 1,65 cada noventa minutos, que es muy bajo. En Champions logró 11 en seis partidos, una media de 1,84.

Con estos mismos mimbres conquistó la Liga pasada. Sabedor de la carencia de gol, la táctica suprema de Zidane fue sacar provecho de cada tanto. Las victorias por la mínima y la portería a cero llevaron a los blancos al título y a Courtois a recibir el trofeo Zamora. Pero ese esquema exigía un sacrificio defensivo que el entrenador francés no podía mantener en el tiempo, pues solo confía en una quincena de hombres y el ritmo de encuentros cada tres días ha supuesto un desgaste enorme que sus elegidos no pueden aguantar al mismo nivel. Deberá contar con más hombres para aplicar bien su sistema destructiv­o.

Ahora, el conjunto blanco no disfruta de esa eficacia defensiva con regularida­d y la ausencia de remate ha significad­o la pérdida de puntos, como se ha producido recienteme­nte con el 1-1 de Elche, el empate a cero de Pamplona y las derrotas en Valdebebas frente al Cádiz y el Alavés.

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