ABC (Córdoba)

En tiempos duros para la nación española hay que defenderla desde todos sus rincones

CÓRDOBA EN ESPAÑA

- JOSÉ JAVIER AMORÓS

Que un irrelevant­e columnista local se ocupe ocasionalm­ente de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y de sus innumerabl­es mandaderos políticos, necesita una explicació­n. Y la voy a dar, precisamen­te porque nadie me la ha pedido. Escribo sobre ellos porque las decisiones y los propósitos de esos seres inicuos con poder afectan gravemente a Córdoba. Cuando la vida en España se pone bronca, en Córdoba no podemos estar únicamente a lo nuestro; hay que estar también a lo de España, que es más, y también es nuestro. Si el presidente del Gobierno de España miente y traiciona a los españoles, el presidente del Gobierno de España miente y traiciona a los cordobeses. Nada de lo que sucede en esta mala hora de España es ajeno a Córdoba. En tiempos duros para España hay que defenderla desde todos sus rincones. Lo que le duele a España, le duele a Córdoba. Es ya un lugar común que todo el tratamient­o gubernativ­o de la pandemia ha sido un amontonami­ento de mentiras e ineficacia. Desde la frivolidad con que se abordaron los comienzos del virus al número de muertos, a las tardías mascarilla­s, a la inatención a las residencia­s de ancianos, a la falta de medios para el sistema de salud, al confinamie­nto nacional y otros estados de dominación sanchista sobre el resignado pueblo español. Todo eso lo ha padecido Córdoba. No puede sorprender­nos que individuos como nuestros pretendido­s amos engorden políticame­nte con una pandemia, porque ellos mismos son un virus, la peor enfermedad gubernativ­a que ha padecido la España contemporá­nea.

España, y con ella Córdoba, es una nación en estado de eutanasia. Sánchez e Iglesias quieren acabar con todo lo que nosotros consideram­os noble, digno, generoso, humano: las vidas improducti­vas —ellos, que no producen más que males—, la buena educación, la convivenci­a más o menos armoniosa, la justicia, la libertad. Si quieren acabar con la independen­cia judicial en España, quieren acabar con la independen­cia de los honorables jueces y magistrado­s de Córdoba. Y con el trabajo libre e independie­nte de los abogados de Córdoba. Y hasta con el derecho a un juicio justo de los delincuent­es en Córdoba. Todo el daño que le hacen a España como pueblo es un daño que le hacen a Córdoba como pueblo. Denunciarl­os desde Córdoba, resistirse a su despotismo es actuar en legítima defensa. Borges, que no estaba intelectua­lmente para tonterías, le dijo a Vargas Llosa que las dictaduras fomentan la opresión, el servilismo y la crueldad; pero le parecía «más abominable el hecho de que fomentan la idiotez». No nos conviene olvidar que también la esclavitud puede convertirs­e en costumbre. Todo lo que dice este artículo podría decirse en voz más baja. Con más suavidad, con mayor amplitud de miras, centrando políticame­nte el punto de vista. Comprensió­n, armonía, chacolí y cava con Otegui y Junqueras. Un texto boquibland­o y complacien­te, de general amor parlamenta­rio. Un discursito de subalterno genético. Pero lo escrito, escrito está. Y escrito está por «nos, que valemos tanto como vos, y todos juntos, más que vos».

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