De profesión, lidiar con las limitaciones
Un hostelero, el dueño de una cafetería, un comerciante y una gerente de gimnasios analizan las restricciones a la actividad vigentes desde ayer
La Junta activó ayer las nuevas restricciones a la actividad con las que busca contener la tercera ola del Covid. ABC reunió ayer a cuatro profesionales a los que los cambios introducidos les afectan para que dieran su visión de ellos: Miguel Cabezas, copropietario del reconocido grupo de restauración Cabezas Carmona; Vicente García, dueño de la emblemática cafetería Milán; Pedro Jiménez, comerciante con 42 años de carrera a sus espaldas y dueño de la céntrica tienda «Pedro Jiménez. Moda Hombre»; y a Francisca Matas, gerente de los gimnasios Top Health en Córdoba (dos en la capital, San Miguel y la Victoria, y Lucena). Con los cambios que se han venido dando en los últimos meses sobre la actividad, tienen ya como segunda profesión la de analizar las restricciones [sus análisis se pueden ver completos en estas páginas].
Una de las variaciones que se ha llevado más titulares es la decisión del Gobierno regional de eliminar desde ayer la franja de horario nocturno que abrió a bares y restaurantes desde el 18 de diciembre: tenían que seguir cerrando a las seis de la tarde, pero podían volver a levantar la persiana de 20.00 horas a 22.30. El hostelero Miguel Cabezas ni se ha inmutado ante esta medida: «Quitar esas dos horas y media de apertura no afecta, porque ya fue una medida negativa». Y se explica: a su juicio, el horario habilitado para dar cenas era inadecuado para las costumbres de los cordobeses. No extrañan las palabras de Cabezas si se recuerda que la patronal provincial de hostelería, Hostecor, ya advirtió de que hubo muchos bares y restaurantes que decidieron no abrir en esa franja nocturna.
El Ejecutivo autonómico sí ha permitido que las cafeterías sigan abiertas a partir de las seis y hasta las ocho, tal y como aprobó a partir del 18 de diciembre. Lo que cambia es que a las ocho, como el resto de negocios no
Pedro Jiménez, comerciante con 42 años de carrera a las espaldas y dueño de la céntrica tienda «Pedro Jiménez. Moda Hombre», debe cerrar desde ayer, como el resto de tiendas (salvo alimentación), a las ocho, cuando ahora podían operar hasta las 22.30 horas. Ése es el cambio oficial, porque en la práctica, explica, el comercio echaba la persiana sobre «las 20.30 horas». «Nos quitan un tiempo que no es significativo», asegura, aunque advierte de que es «absurdo». «Sería lo mismo cerrar a las ocho que a las ocho y media. Y la gente va a seguir estando en la calle hasta las diez [cuando se activa el toque de queda]», reflexiona el también presidente del colectivo «Iluminando Juntos», de comerciantes y hosteleros del Centro.
Para su negocio, advierte, lo que hubiera sido «catastrófico» es que el cierre se adelantara a las seis de la tarde, lo que ya pasó entre el 10 de noviembre y el 12 de diciembre, y que se hubieran confinado de nuevo perimetralmente todos los municipios de Andalucía. Cuando esas restricciones estuvieron activas, a su comercio le afectaron «muchísimo». «Que haya movilidad entre los municipios es importante», aseguró, recordando que las tiendas del Centro tienen «mucha clientela» de la provincia y de municipios de otras provincias limítrofes.
Incide en que un posible regreso a echar la persiana a las seis, lo que «no tendría sentido», sería «un varapalo económico importante» para su tienda.