ABC (Córdoba)

Ignacio y José

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celebrado en Sevilla en 1966, así como contratos, poderes notariales, o fotografía­s originales y, por supuesto, los seis telegramas de la cogida y muerte de José».

Quien habla es José Antonio Esquinas, poseedor de los cables con un siglo de antigüedad, que conserva plastifica­dos para evitar su deterioro. Es la primismos. mera vez que se pueden ver los seis telegramas juntos: «Hasta la fecha, nunca habían aparecido los seis a la vez», refiere este periodista e historiado­r. Se expusieron, cinco de ellos, en 1965 enmarcados en el Club Taurino Sevillano. «Tengo un documento de entonces, con vistas a su exhibición, en el que se acredita que mi padre era propietari­o de los

La imagen icónica de Sánchez Mejías afligido ante el cadáver de su cuñado. Abajo, los primeros telegramas al apoderado, Pineda Muchos años después, a finales de los años noventa, los mostré en el programa taurino que dirigía en Onda Giralda TV» en un par de ocasiones. Hasta ahora en que ven la luz en puertas de que se inaugure el monumento que Sevilla va a levantar a Gallito.

«Aparte de su propio valor histórico en sí, los telegramas dan fe de las personas que estuvieron en esas trágicas horas junto a José», sostiene Esquinas antes de explayarse: «Aunque los aficionado­s gallistas sabían de la existencia de su administra­dor, amigo de toda la vida y confidente, Antonio Parra, lo que no se sabía es que «Parrita» es quien, junto con Ignacio, envía al apoderado Pineda los telegramas» anunciando la cornada y muerte de Joselito en Talavera.

Las crónicas periodísti­cas de la época permiten recomponer el vértigo de los minutos cruciales que transcurre­n desde que Sánchez Mejías pasaporta la lidia y corre a la enfermería de la plaza para tomar conciencia de la gravedad de la situación. «La primera noticia la recibió Dolores, casada con Sánchez Megías (sic), por un telegrama de éste en el que decía que Joselito había recibido un puntazo en el vientre», se reseña en ABC.

A Pineda, el apoderado, lo avisa por un telegrama urgente fechado a las 18.40 Antonio Parra, administra­dor de Joselito y su verdadero hombre de confianza, además de ser primo carnal. «Había sido banderille­ro y fue uno de los que acompañó al de Gelves en su viaje a Perú», razona Esquinas sobre el primero de los cables en el que sólo se menciona una cogida grave.

Media hora más tarde, llega por la misma vía la confirmaci­ón de la peor de las noticias: «José murió Avise hermanas, Parra». El relato publicado en el periódico del 18 de mayo refleja que

Pineda, gran aficionado y apoderado de Joselito desde sus primeros pasos como novillero, se trastornó al conocer la muerte de su poderdante y representa­do: «Le produjo tal estupor la noticia del fallecimie­nto de Joselito, que se indispuso, teniendo que meterse en cama» en su casa de la calle Trajano, 35.

En paralelo, Sánchez Mejías recurre a su íntimo José Ferrazano, banderille­ro y luego novillero, para participar­le el luctuoso suceso: «José falleció. Prepara a Lolita».

Parrita, administra­dor de confianza, telegrafió de nuevo al apoderado Pineda a las 19.10 con un escueto «José murió avise hermanas.

Parra» y media hora más tarde, reitera el aviso: «Joselito falleció

- extensísim­a. Parra».

Y a las 20.20, es Ignacio Sánchez Mejías el que comunica con

Pineda: «Joselito muerto cornada vientre vénganse con Sote a automóvil no deje venir hermanos. Ignacio». José Antonio Esquinas identifica a ese «Sote» que se cuela en el telegrama: «Juan Soto, veedor, era el hombre en quien Joselito tenía depositada la labor de ver el ganado a lidiar, había sido compañero de José en sus primeros pasos taurinos. Conociendo a Joselito, esta labor de ver los embarques y supervisar los toros sería de suma importanci­a y no la podría hacer cualquiera».

Los otros dos despachos de la serie comunican el traslado del cuerpo sin vida en un tren especial: «Vamos por Cáceres tren especial» que firma Ignacio, y otro más cuyo deterioro impide reconstrui­r la comunicaci­ón más allá de intuir que es un aviso de la llegada a Madrid del convoy excepciona­l.

Todos los personajes de estos cables mortales aparecen reunidos en la cabecera de la conducción del cadáver a la estación de Atocha, camino de Sevilla, después de las cinco de la tarde del día 18 como refleja la crónica de aquella jornada en el ABC del día siguiente: «La presidenci­a la formaban Sánchez Mejías, el duque de Veragua, Menchero, Pineda, Soto, Parra, Don Pío, Darío López y Urquijo».

¿Qué posibilida­d hay de que este valioso

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