«Era todo como el nácar por cómo brillaba»
El Puerto El Pico, situado en la abulense Sierra de Gredos, alcanzó ayer los -16,4 grados, la temperatura más baja de Castilla y León aunque sus escasos moradores están más que acostumbrados a que esta zona tenga el reconocimiento de «la más fría». La estación meteorológica está situada junto a una base de las Brif (Brigadas Forestales) del Ministerio para la Transición Ecológica que cuenta con 32 efectivos. Uno de ellos es el especialista bombero forestal Alejandro Represa. Cuando ayer llegó a las ocho de la mañana a las instalaciones se encontró con una estampa que «era como el nácar, por cómo brillaba», aunque, reconoce que «hacía un frío de narices».
Un paisaje tan bello como hostil por las dificultades para trabajar que impone el hielo y que hace que «te abrigues con todo y salgas con más capas que una cebolla», dice.
La brigada está más que acostumbrada a las temperaturas gélidas, entre otras cosas porque su trabajo en la prevención de incendios se desarrolla en el monte. Por eso, aunque asegura que «a veces no se nos ven más que los ojos», también puntualiza que se calientan «un poco antes de arrancar y, después, en cuanto pones en marcha la motosierra se te pasa el frío».
Ayer, sin embargo, fueron las palas las que les hicieron olvidar las bajas temperaturas porque después de comenzar la mañana desbrozando en Gredos, los brigadistas del Puerto del Pico, se trasladaron a municipios de Ávila para colaborar en la retirada de nieve de las calles.