La educación online se refugia de nuevo en los hogares sin muchos avances
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Las familias españolas vuelven a revivir la pesadilla del colegio en casa. ¿Cómo están respondiendo ante esta nueva situación los centros escolares cerrados, en principio, hasta el próximo 18 de enero? ¿Cómo lo asumen los padres? La realidad es que aunque se ha avanzado algo en este sentido, el problema educativo de fondo y la falta de conciliación siguen estando ahí, dejando patente una vez más las desigualdades de los alumnos ante lo que se supone que tendría que ser un mismo proceso educativo.
Así, mientras hay niños que desde el pasado lunes están recibiendo clase desde las 8 de la mañana con el uniforme puesto, otros se limitan a hacer deberes online en pijama y una gran parte no tienen clase telemática hasta hoy o, incluso, nada programado hasta el lunes 18. En estas circunstancias, los niños de Primaria, todavía sin autonomía, están siendo los grandes perjudicados, tal y como se quejan los padres, que vuelven a tener que compaginar las sesiones de «classroom» con el teletrabajo.
Proyecto pedagógico
Tabletas, archivos, drives, links... En el fondo, señala Javier Arroyo, de Smartick, «reina la sensación de que los centros siguen tomándose esto como algo “temporal”, donde hay que salvar los muebles hasta la vuelta a la normalidad en vez de aprovechar para actualizar su proyecto pedagógico». En su opinión, «no todo es cuestión de dispositivos –que ya se verá al final cuál es el más adecuado para cada colegio, edad, etcétera–, sino, más bien, un asunto de proyecto pedagógico. Me refiero a integrar metodologías online para entrenar de forma personalizada a los niños y atender a la diversidad, ya que hay grandes perdedores en esta situación». Elísabeth Chorro, profesora del Máster en Tecnología Educativa y Competencias Digitales de UNIR, advierte de que, a pesar de que «todos hemos aprendido de los errores del pasado y de que los docentes estén haciendo un gran esfuerzo –algunos incluso revisando las metodologías–, no va a salir bien, porque no se han aprovechado las clases presenciales para hacer un entrenamiento individualizado en tecnología. De poco sirve comprar tabletas, portátiles... si luego hacen lo mismo en pantalla que en papel».
De hecho, recalca esta profesora, «tendemos a pensar que el niño puede seguir haciendo lo mismo en casa que en clase, y ese no es el fin. Es el gran error que hemos tenido y que volvemos a tener. Por eso, es importante que el docente no olvide que cambiar la tecnología sin modificar la metodología puede llevar al fracaso».
Preparativos
En cualquier caso, los docentes, recomienda la profesora de la UNIR, deberían aprovechar la presencialidad cuando vuelva. «Es la única forma de integrar esos contenidos digitales y de aprender a utilizar esas plataformas de comunicación entre profesor-alumno, que hay muchísimas y muy variadas. Pero esto requiere que el alumnado se familiarice con ellas desde el colegio: que se cree un usuario, que acceda con él, que se practique con prueba y error. En definitiva, que vayan integrando esa metodología diferente en el aula porque va a conllevar muchos beneficios, tanto si hay confinamiento como si no».
Ese preparativo de ir colgando temario, audios... «es necesario hacerlo presencial para que luego sean los pequeños los que lean, escuchen o graben sus contenidos solos en casa. Desde muy pequeños saben grabar audios de WhatsApp para felicitar a sus compañeros ¿no? Pues hay otras muchas vías, otros canales, para que se comuniquen con sus compañeros. Están el famoso Google Class, flip grid… Hay muchísimas herramientas en función de la edad para conseguir el fin que queremos: que el alumno siga la clase a través de la plataforma que sea, pero sin perder la comba».
Comprensión mutua
Chorro también hace un llamamiento, tanto a las familias como a los docentes, para que lleven a cabo un ejercicio de comprensión mutua. «Por un lado, los profesores a los padres, porque hay una limitación muy clara con las edades más tempranas», recuerda. «Es esencial ir favoreciendo la autonomía de los más pequeños y dejar de pensar que los padres son las agendas de sus hijos. También es verdad que no son las mismas claves para Primaria que para Secundaria pero, en general, todos los alumnos, sea cual sea su edad, deben aprender a ser más autónomos y responsables con su aprendizaje». Y desde la visión de los docentes, éstos «también deben comprender a las familias», ya que muchas de ellas carecen de habilidades tecnológicas e, incluso, de medios para llevar a cabo las actividades telemáticas. Chorro ha subrayado también la necesidad de contar con una organización y un calendario para sobrellevar el curso online. «Lo normal es que haya un
«Tendemos a pensar que el niño puede hacer lo mismo en casa que en clase, pero ese no es el fin»