De cincuenta a más de dos mil empleados
Historia «Mi padre falleció prematuramente y con 22 años tuve que asumir las riendas de la empresa» Proyectos «Algunos trataron de quitarnos obras alegando que éramos muy jóvenes, pero con esfuerzo pudimos cumplir con los compromios»
carretera de Badajoz y Guadalcanal, en la que por falta de experiencia perdimos dinero, pero la concluimos en tiempo y forma y eso nos ayudó a lograr nuevos proyectos. He de decir que estoy orgulloso de no haber dejado nunca una obra sin terminar.
—Sin embargo el ferrocarril resucitó con el AVE…
—La situación del ferrocarril en la década de los ochenta ya era realmente mala. En Despeñaperros descarriló un vagón de la línea Madrid-Sevilla y se cortó la conexión durante un periodo prolongado de tiempo, así que se barajó la idea de hacer un nuevo trazado por Brazatortas, donde había una antigua línea minera. Es de justicia reconocer la decisiva influencia de Alfonso Guerra para lograr que la Alta Velocidad empezara por Andalucía, ya que Felipe González también consideraba estratégico unir Madrid con el triángulo Zaragoza-Barcelona-Bilbao, y así lo reconoció en la misma Sevilla en una conferencia ante empresarios andaluces del sector. Alfonso Guerra era quien apostaba claramente por reforzar el eje entre Madrid y Andalucía. Azvi trabajó en la primera línea de Alta Velocidad, con adjudicaciones en uniones temporales de empresa y como subcontratista de grandes compañías que se habían adjudicado paquetes relevantes pero no tenían nuestra experiencia. El AVE fue una revolución interna en Renfe que volvió a darle prestigio y sirvió para relanzarla, pero también ha sido un emblema internacional de España y sus empresas, que han liderado la reactivación del ferrocarril en el resto del mundo.
—Su hijo se incorpora a la empresa en 1995. ¿Fue esencial para iniciar la internacionalización?
—Manuel entra inicialmente en la compañía para aprender. En el año 2000 pensábamos que en España se estaba dando un ciclo inversor muy potente pero que no duraría eternamente, así que él lidera el inicio del proceso de internacionalización en 2002, donde además creamos la concesionaria Cointer, que ahora es la empresa con más potencial de la compañía. Comenzamos en Chile, un mercado en el que yo he trabajado mucho en estos años, y después México, donde mi hijo ha hecho un gran trabajo. Al igual que nos ocurrió con la primera carretera que hicimos en los setenta en Badajoz, al principio pierdes dinero porque debes adquirir experiencia, pero fue un paso fundamental para la compañía y lo dimos en el momento justo, más tarde nos habría cogido la crisis y ya habría sido tarde.
—Entre 1963 y 2020 ha vivido muchas crisis. ¿Cuál ha sido la peor?
—Sin duda la de 2008, ahí las pasamos canutas. No éramos una empresa muy endeudada, estábamos diversificados y teníamos una buena cartera, pero nos cogió con cierta carga inmobiliaria y tuvimos que hacer esa digestión.
—La nueva crisis ha llegado sin que nos recuperemos de la anterior, porque la inversión pública no remonta...
«Este año apenas hemos contratado en España, nuestra cartera ha crecido en Chile, México y Uruguay»