El Consistorio llegó a presumir de que era un caso de éxito a copiar
Tal ha sido el doble lenguaje del Ayuntamiento de Córdoba sobre el Alcázar y las Caballerizas Reales que la institución municipal llegó a presentar esta propuesta ante el resto de ciudades Unesco como un caso de éxito a pesar de que ni siquiera se llegó a aprobar de forma definitiva. Y mucho menos a aplicar. En la base de datos de la Unesco aparece un informe redactado en 2015, cuando el plan especial estaba bien muerto, en el que se explica que fue un caso a aplicar en el resto de ciudades Patrimonio de la Humanidad por su enfoque integral. La realidad es que el último paso administrativo data de hace ocho años y que, desde entonces, no ha tenido impulso. Ni siquiera hubo acuerdo con los vecinos de la zona que reclamaban tener cierto uso social de la huerta de Caballerizas.
to inició un programa de actuaciones en el recinto principal del Alcázar con el objetivo de modificar la visita creando una nueva entrada por la Ribera para dejar de usar la actual, que fue realizada en el siglo XX forzada por circunstancias presupuestarias, para empezar a usar la Puerta Barroca. Se trataba de recuperar los usos naturales dado que el arquitecto Víctor Escribano siempre aseguró que la solución que le dio, la entrada por el Campo Santo de los Mártires, no reunía la dignidad propia del monumento.
El proyecto en curso data de 2016 y se han realizado actuaciones mejorando el Patio de las Mujeres. Los cambios, sin embargo, nunca han llegado a implementarse: nadie los ha usado. La idea era disponer de un pequeño centro de interpretación —para los casi 600.000 visitantes anuales— que tampoco existe a pesar de que el Alcázar tiene un enorme tirón turístico.
Obras pendientes
También se planificaron actuaciones de mejora para adaptar la visita a personas con movilidad reducida que tampoco se han concretado. La última actuación, la reforma de la Torre de la Inquisición, tenía como objetivo crear un pequeño museo sobre el Santo Oficio. Las obras se hicieron pero el museo nunca ha llegado a verse al no haberse equipado. Nunca se ha desarrollado tampoco la autoridad única sobre el Alcázar que depende de las concejalías de Cultura (Museos), Turismo, Infraestructuras (Jardines) y Presidencia (actividades protocolarias). El caso del espectáculo nocturno es paradigmático. Lleva muchos meses perdido en una maraña burocrática que huele a ausencia de impulso político. Varios gobiernos locales se han planteado, pero solo planteado, crear una unidad propia del Alcázar que lo llevase de todo. Vuelva usted mañana.
El caso de las Caballerizas es sumamente peculiar. El Ayuntamiento consiguió la cesión del complejo hace dos décadas y entró poniendo dinero por medio de la empresa municipal Procórdoba para paliar años de desinterés del Ministerio de Defensa por la conservación del patrimonio. Se actuó en una pequeña parte del inmueble (el pabellón norte y las cuadras) para cederlo íntegramente a Córdoba Ecuestre de forma muy precaria. En 2021, debería ser plenamente municipal que es el momento en el que habrá que empezar a tomar decisiones. El exalcalde José Antonio Nieto realizó una apuesta de riesgo, sacar la gestión a concurso de forma externalizada, que provocó una polémica de alto voltaje. Salieron a florecer las tensiones que ocurren cuando se ofrece al mercado un monumento de gran capacidad en el cogollito turístico de Córdoba. Demasiado bueno para ser cierto: un edificio de gran tamaño a un precio reducido. El canon mínimo se estableció en 7.000 euros al año. Se repite: al año. Ni siquiera al mes. Una ganga.
La idea del Centro Internacional del Caballo ha rondado siempre pero con
El alcalde y la concejala de Cultura