«NADA ES POR MI CULPA, NUNCA»
¿Por qué este contra Trump tiene más opciones que ningún otro?
El escándalo Watergate –por el que Richard Nixon optó por abandonar la Casa Blanca antes que someterse a un proceso de «impeachment»– ha aportado a la jerga política múltiples expresiones que todavía hoy mantiene su relevancia en
Washington. Una de ellas es «smoking gun» (pistola humeante), en referencia a la incriminadora grabación en la que Nixon ordenaba al FBI no investigar la incursión perpetrada por sus «fontaneros» contra la sede del comité nacional del Partido Demócrata. Obligado finalmente por el Tribunal Supremo, Nixon publicó esa culposa cinta el 5 de agosto de 1974 y tres días después anunciaba su dimisión.
Ante el segundo «impeachment» contra Trump en un año, la pistola humeante se ha convertido más bien en una de esas gigantescas nubes en forma de hongo asociada con explosiones nucleares, erupciones volcánicas o colisiones de pequeños cuerpos celestes contra la Tierra. El rastro doloso de Trump resulta tan ingente como el daño causado. Desde la reiteración de la gran mentira sobre unas elecciones robadas hasta la arenga a su legión famélica de neuronas que inmediatamente después asaltó el Capitolio: «Si no peleáis como el demonio, ya no vais a tener un país».
La responsabilidad de Trump es tan evidente que la moción de enjuiciamiento político en la Cámara Baja por el cargo de incitación a la insurrección ocupa tan solo cuatro páginas con generosos márgenes. Como también parece que van a ser generosos unos cuantos republicanos dispuestos por primera vez a hacer algo con respecto a la peligrosa toxicidad del trumpismo.
La clave, por supuesto, está en el veredicto del Senado. El líder republicano, Mitch McConnell, ya ha dejado saber que considera culpable al presidente. Además de estar encantado por la iniciativa de los demócratas que podría resultar en la inhabilitación de Trump como paso imprescindible para empezar a reconstruir el Partido Republicano. Hasta ahora en Washington había demasiado poco Cicerón para tanto Catilina. Y por eso estamos ante el «impeachment» con más probabilidad en los 244 años de historia de Estados Unidos.