LO NUESTRO
ace unos días, conocíamos la elección de Córdoba entre los lugares que, cada año, selecciona The New York Times en sus 52 Places to Go, como los mejores destinos a los que viajar en 2021. Una declaración que se convierte en eficaz embajadora de la ciudad y anima la recuperación del sector turístico, tan herido a consecuencia de la crisis sanitaria.
Córdoba, literariamente, es símbolo poético: dormida la encuentra Ricardo Molina; callada y silenciosa la escucha Julio Aumente; inmortal, eterna y augusta la desea García Baena; soñada por Gala. Además, se constituye en destino literario para Moratín, Azorín, Baroja y Borges, entre otros muchos escritores, e imaginario para los personajes de multitud de novelas, que toman la ciudad como escenario. Históricamente, Córdoba ha sido lugar de destino, camino y meta, situación que se ha de recuperar, al menos, para dejar de ser sitio de paso y que no se cumpla el mal agüero de Lorca: «Aunque sepa los caminos, yo nunca llegaré a Córdoba», lejana, sola, celeste y enjuta.
La aparición en el listado americano nos debe hacer recapacitar sobre el valor del reconocimiento, ya que, en no pocas ocasiones, han de venir de fuera a destacar lo que debería ser obvio para los de dentro. Nos llenamos de orgullo ante esta elección ajena, pero, cuando de lo propio se trata, tras una falsa modestia y la supuesta elegancia de elogios austeros, se oculta el no saber reconocer y apreciar lo que tenemos y, tal vez, una mal disimulada envidia, que se siente más segura acomodada en la mediocridad, que impulsada y dichosa por la excelencia y el buen hacer de los demás.
Así pues, arrimemos el hombro de palabra y de hecho, cada cual como sepa y pueda. Es tiempo de valorar, de criticar menos y favorecer más, de sumar esfuerzos, de unirnos en iniciativas que nos beneficien, de buscar creativamente la salida, de caldear el enamoramiento por lo nuestro y, contra la adversidad, ponernos manos a la obra, que queda mucho que trabajar. Agradezcamos al prestigioso periódico neoyorquino la designación. Seguramente sus responsables desconocen que aquí las marquesinas de las paradas del autobús promocionan viajes a su ciudad. En ellas, se lee en estos días: «New York City también te echa de menos».