ABC (Córdoba)

Ponte en el lugar de los guardias civiles que capturaron a este animal. ¿Cómo pueden contenerse?

Y CAZARON AL «MELILLERO»

-

NTES de referirme a esta bestia, el tal José Arcadio «el melillero», debo detenerme en su ex novia Sandra y en su amiga Cristina: Toda mi admiración por estas mujeres y por todas aquellas que sufren el maltrato, la humillació­n y el ataque machista de tantos monstruos.

Sandra y Cristina saldrán adelante. Deben salir adelante con el apoyo de la sociedad entera. Como si todos y cada uno de nosotros fuéramos parte del bálsamo, de los antibiótic­os y de los calmantes contra un dolor insoportab­le.

Todos debemos contribuir a paliar los efectos del ácido sulfúrico al 98 por ciento que «el melillero» les echó desde la ventanilla del coche.

¿Cómo se puede ser tan salvaje y tan hijo de... perra? ¿Hasta donde puede llegar la supuesta superiorid­ad de un presunto hombre sobre una mujer? ¿Cómo se puede acumular tanto odio como para querer abrasar con ácido la cara de quien fue tu pareja?

Y el tío estaba libre. El tal José Arcadio presumía de sus fechorías como si fuera un superhéroe. Y me pregunto cómo una alimaña con esos antecedent­es podía estar suelta.

Y no dejo de pensar en lo que debe doler el ácido sulfúrico al 98 por ciento mientras te abrasa. Mientras te penetra por la piel, por los ojos o por la boca. Mientras se introduce, para siempre, en la dignidad de esas mujeres. Porque eso es lo que José Arcadio pretendió desde el primer momento con su monstruosi­dad: Destrozar para siempre la dignidad de Sandra y, ya de paso, de Cristina.

Y no. No debe conseguirl­o. Esas dos mujeres, como tantas otras, valen mucho más que la cobardía asesina de un maltratado­r. El ácido sulfúrico no debe poder con el honor de Sandra y Cristina.

PD: Ponte en el lugar de los guardias civiles y policías que lograron detener a «el melillero». ¿Cómo contenerse? ¿Cómo controlar lo que te pide el cuerpo?

Era cuestión de tiempo que las Fuerzas de Seguridad le cazaran como el que caza a un animal salvaje. Y así ha sido.

Esperemos que, por culpa de una legislació­n acomplejad­a y cobarde, no volvamos a verle suelto sin bozal y sin correas hasta dentro de mucho tiempo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain