La altura del moño
Las desfachateces de algunos hijos de sus señores padres parecen no tener límites. Van, unidas de la manita con sus demostradas limitaciones gramaticales, entre otras, con esas puñeteras haches (¿Con hache o sin «ache»?). Y es que el moño, por lo visto, no confiere mayor altura, ni intelectual, ni física. Ahora afirma que al cobarde con nombre de personaje de Harry Potter y que, al parecer, vive a cuerpo de rey, quizá gracias a las ayuditas de los contribuyentes, se le puede equiparar a los millones de exiliados tras la guerra civil. Sí, a esos exiliados que pasaron más hambre (¿o se escribe ambre?) y penurias que en más de las posibles cien vidas de aquellos aspirantes a golpistas que mostraron su valentia con ciertas incontincias tras los chillidos histericos de alquna que otra Marta». tanto tiempo, ya se habría superado tal problema pero no es así: todas las cartas que se remiten desde cualquier punto de Andalucía, se trasladan a Sevilla, allí habrá un equipo de tres o cuatro indivíduos que deben tener un trabajo plácido, por no decir «birlongo» y lo único que, al parecer hacen, es una estadística, dando lugar a un precioso informe anual en el que no se incluirán los retrasos que sufrimos los ciudadanos. A estos «ajo y agua», que para eso estamos. Me extraña que habiendo pasado tanto tiempo ningún equipo de gobierno de la JA (Junta de Andalucía) ni la oposición hayan detectado tal «chorrada». Pienso que esa estadística podría hecerse en cada capital de provincia, ahorrándonos el «equipo de expertos» en Sevilla y pérdida de fechas a los usuarios de Correos.