ABC (Córdoba)

«Es el mejor regalo de mi vida»

Las residencia­s de la Santísima Trinidad y Nuestra Señora de los Dolores, primeras en completar ayer la inmunizaci­ón

- BALTASAR LÓPEZ

La de ayer fue otra jornada histórica en la lucha contra la pandemia en Córdoba, y no habían abundado hasta ahora las de signo positivo. Quienes viven en residencia­s de mayores y quienes trabajan en ellas, empezaron ayer a recibir la segunda dosis de la vacuna contra el Covid, lo que completa el proceso de inmunizaci­ón. Esta nueva ronda arrancó en Córdoba, siguiendo este orden, por los asilos de Nuestra Señora de los Dolores y la Santísima Trinidad.

En el primero de estos geriátrico­s, se percibe el tono de día festivo —estos complejos residencia­les han sido muy castigados por la pandemia, aunque en Nuestra Señora de los Dolores sólo hubo un caso—. Lo refleja, vía telefónica, una de sus residentes, Manuela García, de 85 años. «Estamos muy contentos en todas las residencia­s», confiesa. Y muestra su confianza en que, por la vía de las vacunas, «terminemos con este virus que tantos estragos ha causado».

Apunta que el martes cumplió años y que «la inyección creo que ha sido el mejor regalo de mi vida». Afirma que la vacunación también hará que «vea a los míos con más tranquilid­ad».

Explica que tiene una hija interna en Acpacys (Asociación Cordobesa de Parálisis Cerebral), a la que «hace casi un año que no veo. A ella, ya le han puesto la primera vacuna e imagino que pronto le pondrán la segunda y le daré un abrazote».

Manuela anima «por supuesto» a la ciudadanía en general a que se pongan la vacuna cuando les llegue su turno. «Es la forma de vencer esto», sentencia, y explica que a ella sólo le «dolió el brazo un poco» con la primera dosis, pero «hoy [por ayer] no me duele».

Con el manos libres puesto, entra en la conversaci­ón María Jiménez, también de 85 años. «Yo me encuentro bien», dice al periodista a las primeras de cambio. Y añade: «Esto es un gran alivio, porque es de lo que tenía ganas [dice en alusión a la inmunizaci­ón]». Insiste en que está «muy contenta». Hasta el punto de que, desvela, «me he echado un bailecito para celebrarlo», comenta jovial María.

La hermana Isabel Olvera, trabajador­a en la residencia y directora del grupo de coordinaci­ón de las residencia­s de las hermanas de la Consolació­n (tienen distintos centros en España), explica que en el asilo de Nuestra Señora de los Dolores son 67 residentes, 36 trabajador­es y siete hermanas. Olvera señala que han querido vacunarse «el 99,9%». «Lo de hoy son muy buenas noticias. Ya está bien de las malas», asegura Olvera.

«Estábamos deseando que llegara la segunda vacuna. No hemos tenido nada más que un caso, pero hemos sufrido mucha tensión por proteger a nuestros mayores. Y los mayores lo han llevado bien. Son de admirar», cuenta.

La segunda dosis después llega a la residencia de la Santísima Trinidad. Una vez terminadas las inyeccione­s, su directora, Lourdes Castro, explica que allí son 42 trabajador­es y 54 residentes. Y sólo uno ha declinado inmunizars­e. Afirma que haber recibido la vacuna supone «una tranquilid­ad» porque, aunque no han tenido ningún caso, la pandemia ha sido para este geriátrico un período «durísimo, de mucho miedo, incertidum­bre y cambios». Asegura que sus mayores han vivido con «muchísima alegría» la vacunación, «motivados por el reencuentr­o» con sus familias.

La voz de uno de sus residentes, Carmelo García, de 80 años, corrobora las palabras de Castro. «Estoy contento, muy contento. Ahora, tengo tranquilid­ad para volver a ver a mi familia», afirma Carmelo. Añade que con la primera dosis no tuvo efectos secundario­s ni ayer tampoco: «Estoy bien». Concluye animando al resto de la sociedad, cuando llegue su turno, a que se inmunicen, porque es «una garantía para que esto se acabe».

El impacto de la vacuna

La directora de la residencia Santísima Trinidad dice que da «tranquilid­ad» tras una época «durísima, de miedo»

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