UGT y CC.OO. dan la espalda a Sánchez y convocan protestas para el 11 de febrero
▶ Exigen al presidente que cumpla y derogue las reformas laboral y de pensiones, y suba ya el salario mínimo
El presidente del Gobierno no está en racha, quizá está en uno de los momentos más bajos de su mandato. La pandemia avanza desbocada, las desavenencias con su socio de Gobierno son «vox populi» y ahora los sindicatos, que han sido fieles a su proyecto desde el principio, le dan la espalda. Las centrales ya han escrito en rojo en el calendario las primeras protestas para recordar a Sánchez que debe cumplir con los compromisos adquiridos o, de lo contrario, las movilizaciones ganarán en intensidad.
«Ahora sí toca». Con este lema los secretarios generales de UGT y CC.OO., Pepe Álvarez y Unai Sordo, presentaron ayer movilizaciones para el 11 de febrero contra la política económica del Gobierno, para exigir una subida del salario mínimo y la derogación de la reforma laboral y la de pensiones. Realizarán concentraciones a las 12 de la mañana ante las subdelegaciones del Gobierno en todas las provincias españolas como un primer paso. Comprobarán entonces qué resultados tienen sus reivindicaciones y, en función de los frutos, continuarán, o no, con una política de confrontación .
Estabilidad en el empleo, «limitar el recurso al despido» y nuevas fórmulas de flexibilidad pactada en los convenios para lograr que las extinciones sean el último recurso, son las prioridades sindicales. Es decir, el primer bloque de reformas que estaba sobre la mesa del diálogo social en marzo del 2020 antes de la irrupción de la pandemia y que también incluía cambios en la ultraactividad de los convenios y recuperar la primacía del convenio sectorial sobre el de empresa.
El principal argumento de CC.OO. y UGT para justificar la derogación de la reforma laboral es que la tasa de desempleo todavía es muy alta en España y en que el elevado grado de segmentación laboral entre temporales e indefinidos impide un incremento más rápido de la productividad laboral. Denuncian que las empresas recurren a contratos eventuales en sectores ajenos a la estacionalidad y que esto está provocando que España registre las tasas más altas de Europa, lo que, dicen, supone un obstáculo para el crecimiento económico y la cohesión social.
El líder de CC.OO., muy cercano a la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, recordó al Gobierno que no puede aludir a una condicionalidad o intervención en las políticas económicas por parte de Europa para no hacer nada porque, asegura, «no existe». «No vamos a admitir a un tercero en la negociación», puntualizó Álvarez. Según Sordo la prioridad ahora es hacer frente a la pandemia y alargar las políticas de protección, pero que también hay que ir poniendo el foco en la situación económica tras el Covid y por ello creen los sindicatos que es el momento de recuperar la agenda social. «Esa agenda hay que recuperarla inmediatamente», defendió Sordo, que avisó que no van a admitir el derecho a veto. «No se puede lanzar el mensaje de que si no hay acuerdo no se toca nada», denunció.
Fechas para negociar ya
Y los compromisos deben quedan apuntados en la agenda. Avisan los líderes sindicales que una vez se cierre la negociación para prorrogar los ERTE quieren que el Ejecutivo fije fechas para abordar las «contrarreforma» laboral, pero también para fulminar la de pensiones. En este caso reclaman «el contador a cero» en 2011, antes de la reforma emprendida por el Gobierno de Rajoy en 2013, lo que implica volver a revalorizar las pensiones según el IPC y derogar definitivamente el factor de sostenibilidad, dos de los asuntos en los que está de acuerdo el Gobierno. Y, a partir de ahí, abordar el debate sobre cómo mejorar los ingresos del sistema, con la adecuación de los regímenes de cotización a los ingresos reales y sacando los gastos impropios. Esto se traduce en que no quieren ni un solo recorte en las nóminas de los jubilados, lo que se da de bruces con los cambios que diseña el titular de Trabajo, José Luis Escrivá.
Derogación de dos leyes y también subida del salario mínimo «cuanto antes». Instaron por ello a Trabajo para que les presente una propuesta de alza.
Las reformas enfrentarán, sin remedio, al mundo sindical con el Gobierno y el endurecimiento de la crisis hará que las exigencias sindicales sean mayores en un año en el que el Ejecutivo irá recortando poco a poco las ayudas desplegadas en la pandemia, como los ERTE. Que muchos de ellos acaben en ERE es una cuestión que ya nadie discute. El conflicto está servido y en esta contienda Podemos está claramente del lado sindical.
La formación morada se ha mostrado contraria a una congelación del salario mínimo en 950 euros, como ha decidido, por el momento, Sánchez, y tampoco ve con buenos ojos que se apliquen recortes en las pensiones y, sobre todo, quiere derogar toda la reforma laboral, lo que no comparte ni la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ni Bruselas. Sánchez tiene un nuevo incendio.
Condicionalidad
«No vamos a admitir a un tercero en la negociación», avisan sobre el papel de Bruselas