ABC (Córdoba)

El Gobierno legitima ahora la okupación cuando no haya violencia

▶Garzón cuela en el decreto, que crea el consumidor vulnerable, un artículo para blindar a los okupas que hayan entrado en una vivienda vacía

- GUILLERMO GINÉS

La vivienda se ha convertido en un gigantesco campo de batalla en el que combaten las dos facciones del Gobierno. Mientras el Partido Socialista promete moderación a las inmobiliar­ias, Unidas Podemos estrecha el cerco sobre ellas. La norma antidesahu­cios que aprobó el Ejecutivo en diciembre parece no ser ya suficiente para la formación morada, que se ha propuesto legitimar la okupación ilegal de forma prácticame­nte definitiva.

El último avance del grupo liderado por Pablo Iglesias es un cambio normativo para respaldar la okupación en los casos en los que no exista «violencia o intimidaci­ón». Es decir, aunque se esté cometiendo con este acto un delito. Una medida que, en la práctica, avala un gran número de okupacione­s, porque la mayoría de ellas se realizan cuando no hay nadie en la vivienda.

El mecanismo escogido por el Ejecutivo para articular este cambio ha sido un pequeño apartado del decreto que regula la creación del consumidor vulnerable, que en principio nada tiene que ver con esta materia. Una medida camuflada que no ha gozado de la publicidad que suele dar Podemos a sus triunfos políticos.

El decreto, publicado ayer en el BOE, detalla las condicione­s que tendrá este consumidor vulnerable y cómo las empresas deberán facilitarl­e la informació­n necesaria para que entienda los contratos. Condicione­s anunciadas a bombo y platillo por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del martes. Pero la creación de esta figura no es el único asunto que aborda el texto. De tapadillo, el

Ejecutivo incluye en esta norma una modificaci­ón de la ley antidesahu­cios que aprobó a finales de diciembre tras una importante pugna entre Iglesias y los ministerio­s copados por el Partido Socialista.

En la práctica, el decreto no solo amplía la suspensión de los desahucios hasta el fin del estado de alarma, sino que también legitima la okupación de determinad­os colectivos vulnerable­s (personas dependient­es, víctimas de violencia de género o personas con menores de edad a cargo que tengan como casero a un gran tenedor...), siempre que se cumplan una serie de condicione­s.

Por ejemplo, no se permite este acto cuando «existan indicios racionales de que la vivienda se esté utilizando para la realizació­n de actividade­s ilícitas». Además, también estará permitido el desalojo de estas personas si la vivienda okupada es la residencia habitual o la segunda residencia del propietari­o.

Según los datos del Ministerio del Interior, España registra 40 okupacione­s ilegales cada día

Según los datos del CGPJ, los desahucios derivados del impago del alquiler cayeron un 25,4% en el tercer trimestre.

Según los cálculos del sector inmobiliar­io, el 90% de las okupacione­s se realizan sin violencia.

Sin previo aviso

Entre estas excepcione­s, el decreto antidesahu­cios establecía que no se permitirá este hecho «cuando la entrada o permanenci­a en el inmueble sea consecuenc­ia de delito». Un punto que se ha modificado por sorpresa en la norma aprobada esta semana para regular al consumidor vulnerable.

En concreto, el decreto modifica este punto y prohíbe la okupación solo «cuando la entrada o permanenci­a en el inmueble se haya producido mediando intimidaci­ón o violencia sobre las personas». Es decir, ampara la okupación aunque haya habido un delito de por medio.

Fuentes del sector inmobiliar­io explican que esta modificaci­ón se ha realizado «por sorpresa» y sin consultar con las compañías afectadas por la norma. «En la práctica, es un paso más para legitimar la okupación una situación que va a generar insegurida­d jurídica y va a restar inversione­s», explican estas fuentes, que también aseguran que en el 90% de las okupacione­s «se producen en viviendas que están vacías y por tanto no existe intimidaci­ón o violencia». Según los datos del Ministerio del Interior, España registró 40 okupacione­s al día entre enero y junio.

Lo cierto es que los desahucios y las okupacione­s se han convertido en una obsesión para Unidas Podemos, que tiene importante­s lazos con organizaci­ones no de los principale­s objetivos de la industria inmobiliar­ia y de todas las partes que la integran es el de velar por el acceso de todos al mercado de la vivienda. Partir de esta base es fundamenta­l para vertebrar cualquier análisis o debate económico, político o incluso ético sobre las decisiones tomadas como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). La formación morada ya intentó que el decreto antidesahu­cios recogiese un veto permanente de los mismos. Y aunque finamente solo la moratoria se fijó hasta mayo, en las últimas semanas ha retomado esta reivindica­ción.

En el horizonte aparece ya la ley de vivienda que prepara el Gobierno desde hace más de un año. Una norma que fue señalada por el titular de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, como uno de los ejes por el poder político. Todos los estamentos de la sociedad deben proteger el derecho a una vivienda digna, que deber estar en el foco de cualquier legislació­n, por lo que las actuacione­s en materia de vivienda deberían ser consensuad­as y estar lejos de estrategia­s electorale­s cortoplaci­stas.

La regulación y la gestión de las ad

de su ministerio y que la vicepresid­encia de Asuntos Sociales está intentando llevar a su terreno.

Una maraña regulatori­a

El Partido Socialista ya ha cedido con la inclusión de topes máximos a los precios del alquiler en el decreto, una política que no ve con buenos ojos. Pero Unidas Podemos quiere más. Hace unos meses especulaba con la posibilida­d de imponer un impuesto a los grandes propietari­os de pisos vacíos. Y ahora ha rechazado públicamen­te la opción de ofrecer incentivos fiscales a los propietari­os que alquilen sus viviendas por debajo de determinad­os umbrales.

La formación morada también insiste con los desahucios, pese a que estos van en descenso. Según los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en el tercer trimestre de 2020 hubo un 25,4% menos de lanzamient­os por impago del alquiler. La vicepresid­encia de Pablo Iglesias quiere prohibirlo­s de forma permanente, una opción a la que los ministros socialista­s se resisten.

Fuentes gubernamen­tales aseguran que el PSOE ha garantizad­o a las inmobiliar­ias que este extremo no se llegará a producir. Pero en el sector existe desconfian­za respecto a esta promesa, porque en el pasado varios ministerio­s ya aseguraron que no realizaría­n medidas en materia de vivienda que sí se han terminado produciend­o.

Por ejemplo, el control de los alquileres fue rechazado públicamen­te por el secretario general de vivienda, David Lucas, y ahora todo apunta a que

Unidas Podemos pretende que el veto a los desahucios vaya más allá del estado de alarma

se convertirá en la medida estrella de la futura ley de vivienda, cuyo anteproyec­to se presentará en marzo.

Todos estos cambios normativos están sembrando el pánico en uno de los pocos sectores que ha esquivado el impacto del coronaviru­s. Los precios de la vivienda cerraron el 2020 estables, y la burbuja de precios que se vivió en el mercado del alquiler de Madrid y Barcelona parece haberse desinflado.

Los inversores, por su parte, han puesto el foco en el segmento del alquiler impulsando fórmulas como el «buy to rent». Un interés que, sin embargo, se ve ahora amenazado por los bandazos regulatori­os de un Ejecutivo dividido en materia de vivienda.

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Desalojo de unos okupas en el palacio de la Infanta Carlota, en Madrid
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DE SAN BERNARDO

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