ABC (Córdoba)

Sonrojo y extrema unción en Alcoy

▶ El Alcoyano remontó y eliminó al Madrid. Zidane volvió a reaccionar tarde

- HUGHES

Supercopa

Hace una semana perdió el primer título de la temporada al caer en las semifinale­s de la Supercopa ante el Athletic. car esta cruel eliminació­n que deja una factura de envergadur­a Zidane es este jueves entrenador del Real Madrid, pero veremos si en los próximos días sigue al frente del banquillo blanco.

Los jugadores del Alcoyano celebran el gol de la victoria

El Alcoyano elimina al Madrid. Parece un refrán o un titular de los años 40. Además reveló sus grandes defectos, si es que no estaban claros ya: ningún peligro ofensivo, tendencia a la depresión y dependenci­a del once de viejas glorias. Que juegue Isco y Odegaard no. O que Vinicius ya sea otro triste más. Por si eso no fuera bastante, Zidane volvió a reaccionar tarde, como de costumbre.

Dos debuts en el Madrid, Lunin y el joven central Chust, y una salida poco reprochabl­e: jugaba en campo ajeno, con presteza para recuperar y mucha posesión. Al principio no era del todo tediosa. Solo sentías ganas de introducir­te palillos en las uñas.

La menor categoría se le notaba al Alcoyano, sobre todo, en la ausencia de presión. No era atosigante como los de primera. Se cerraba bien, y esperaba sin más, y eso recordaba al fútbol de antes. En esa bajamar de intensidad, emergían Marcelo e Isco como dos viejos y suntuosos galeones visibles de repente. Estaban cómodos, pero peligro no había y Mariano quedó por estrenar.

La continuaci­ón de ese dominio plano hizo que el partido cambiara un poco a la altura de la media hora. El Alcoyano dio un pequeño susto. No hubo más que eso. La superiorid­ad del Madrid

2

ALCOYANO

1

REAL MADRID

era más perceptibl­e en defensa que en ataque. El Alcoyano no pasaba de su campo e Isco parecía versionar aquella canción de José Alfredo Jiménez: «y entonces yo daré la media vuelta, y pisaré el balón donde muera el ataque…».

La proverbial garra local empezaba a notarse. Aguerrida defensa, pelea en las bandas o un par de amarillas, banderilla­s de intensidad al toro burocratiz­ado del Madrid, en el que, como siempre, solo Lucas mostraba algo de olfato pisando el área.

Cuando el partido, casi en la cumbre de su sopor, parecía destinado al linimento del descanso, Marcelo colocó un balón para el remate de cabeza de Militao, que a imitación de Ramos marcó el 0-1.

Parecía que el Madrid controlarí­a el partido tras el descanso. En teoría, era cuestión de minutos que fueran surgiendo espacios, o que Isco pudiera enhebrar la aguja de la mediapunta, pero lo único del Madrid fueron chuts lejanos de Lucas o Mariano (qué triste suena).

El Alcoyano hacía honor a su leyenda (ahora no hablaríamo­s de moral, sino de resilienci­a), pugnaba y ya incordiaba en algún saque de esquina. Además, su entrenador hizo un triple cambio para ir al partido con toda la ambición que permitían las circunstan­cias. Los procesos cognitivos de Zidane, misteriosí­simos, se manifestar­on entonces con la imagen de Benzema calentando en la banda. Entró en el 67: se iba Mariano, que ni contra el Alcoyano puede tener un partido completo. Lo normal será que pida irse cedido y que Zidane se quede con Benzema de titular, Benzema de suplente y Benzema de no convocado. Zidane declaraba su dependenci­a, y, en cierto modo, su fracaso, porque a falta de un cuarto de hora el partido estaba vivo y el juego del Madrid ya era tétrico.

Vinicius pudo marcar el segundo, no lo hizo y el Alcoyano empató en el minuto 81 en uno de sus saques de esquina, su vía para poder llegar. Marcó Solbes rematando en el segundo palo un balón peinado.

Otro equipo que le estaba ganando al Madrid por intensidad (que es a co… lo que resilienci­a es a moral) y otro entrenador que le gana a Zidane con los cambios. José Juan salvó al Alcoyano en la inmediata reacción del Madrid y hubo un penalti claro a Militao que el VAR no vio porque no había VAR.

Zidane reaccionó tarde, en la prórroga, y cuando la calidad de Hazard, Asensio y Kroos quiso notarse ya estaba caliente José Juan, en estado de gracia. Volcado el Madrid, y con uno más, aún se dejó sorprender a la contra y Juanan marcó el 2-1. No supo reaccionar el Madrid porque está muerto. No juega a nada. Nunca. Haremos como que nos escandaliz­a su eliminació­n. Pero nos ahorra un suplicio.

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