ABC (Córdoba)

Illa trampeó para no rendir cuentas al Congreso por el estado de alarma

▶Envió una solicitud de comparecen­cia en diciembre cuando solo quedaban cuatro días hábiles del mes y con un formato no válido para enero ▶Esperó a conocer si se retrasaba el 14-F para enviar una nueva petición. Si dimite antes del jueves, eludirá el cont

- ANA I. SÁNCHEZ

El decreto de estado de alarma obliga al ministro de Sanidad, Salvador Illa, a solicitar comparecer ante el Congreso con carácter mensual. Sin embargo, su rendición de cuentas no se produjo el mes pasado. El dirigente catalán esperó hasta el 22 de diciembre a las 13.28 horas para pedir acudir a la Cámara Baja, según la solicitud sellada por el Registro, a la que ha tenido acceso ABC. En ese momento, ya solo quedaban cuatro días parlamenta­riamente hábiles –23, 28, 29 y 30 de diciembre– por las fiestas navideñas y la Mesa del Congreso había celebrado su última reunión del año para calificar iniciativa­s.

En circunstan­cias ordinarias, el plazo mínimo con el que se suelen organizar este tipo de comparecen­cias es de una semana. El tiempo dado por Illa, con festividad­es en medio, era claramente insuficien­te. No obstante, la cita podría, al menos, haberse intentado organizar si el PSOE hubiera tenido la voluntad de hacerlo. La presidenta de la Cámara, la socialista Meritxell Batet, tiene la potestad de reunir a la Mesa en cualquier momento y, a la vista de la importanci­a de la comparecen­cia solicitada por Illa, pudo haber organizado una cita virtual para calificar la iniciativa e intentar que esas explicacio­nes se produjeran.

No lo hizo y la petición del ministro de Sanidad quedó guardada en el cajón hasta la siguiente reunión de la Mesa, el pasado 13 de enero. Y así fue como Illa se libró de rendir cuentas por el estado de alarma en diciembre.

Sin embargo, el «trampeo» de los socialista­s no acaba aquí. Durante estas últimas semanas, el Gobierno ha argumentad­o que el ministro se encontraba a la espera de que el Congreso

le diera fecha para comparecer, puesto que había cursado una petición para ello en diciembre. Una versión que no se ajusta a la realidad puesto que la solicitud remitida era ordinaria y solo válida cuando la Cámara Baja se encuentra en periodo de sesiones. Y este no es el caso de enero. El Parlamento es inhábil durante el primer mes del año y para que una comisión albergue actividad debe solicitars­e la convocator­ia de una sesión extraordin­aria en la que se detalle el orden de día. Nada de esto estaba incorporad­o en la orden de Illa, por lo que esa solicitud no volverá a ser válida hasta el próximo mes de febrero, cuando arrancará el nuevo periodo de sesiones.

Lógicament­e, la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes –la encargada de tramitar las iniciativa­s del Gobierno– es plenamente consciente de todo ello. De hecho, a principios de enero solicitó correctame­nte dos comparecen­cias extraordin­arias, de la ministra de Defensa, Margarita Robles y de la titular de Exteriores Arancha González Laya, para que se produzcan durante el actual periodo inhábil.

Evitar ser un objetivo a batir

A pesar de no haber rendido cuentas en diciembre, el ministro de Sanidad dejó correr enero. No solicitó comparecer hasta el pasado lunes día 18, una vez conocida la decisión –suspendida después por la Justicia– de que las elecciones catalanas se aplazaban a mayo

Sus explicacio­nes a la Cámara quedaron organizada­s para el próximo 28 de enero –con diez días de margen y sin festivos en medio–. Sin embargo, su celebració­n se encuentra en el aire por la comunicaci­ón de su próximo cese, para centrarse en las elecciones catalanas. Si su renuncia se produce antes del jueves 28, Illa tampoco se someterá al control del Congreso en enero.

Fuentes cercanas al Gobierno especulan con que su dimisión podría producirse el próximo martes y el acto de traspaso de la cartera el miércoles, aunque no hay nada confirmado. Cuando Illa fue designado candidato dijo que abandonarí­a Sanidad cuando arrancara la campaña electoral, lo que se producirá en la medianoche del jueves al viernes. Por ello, distintas fuentes parlamenta­rias especulan con que su retraso en comparecer ha perseguido intentar evitar dar explicacio­nes a la Cámara. Evidenteme­nte, una vez designado candidato a la Generalita­t se convierte en objetivo a batir para todos los grupos pero, especialme­nte, para los catalanes, entre los que se encuentra su socio ERC. Hasta ahora, Illa venía recibiendo un trato hasta cierto punto «amigable» por parte de sus aliados e incluso otros partidos como Cs cuando negociaba con el Gobierno. El trato será bien distinto en su próxima comparecen­cia.

La ausencia de explicacio­nes del ministro de Sanidad tiene varias consecuenc­ias objetivas. La primera es que, pese a que el país se encuentra en estado de alarma, el Gobierno no rendirá cuentas por ello durante casi un mes y medio en el que, además, la tercera ola se ha levantado con toda su fuerza. La última comparecen­cia del Ejecutivo por este marco excepciona­l fue la de su presidente, Pedro Sánchez, y tuvo lugar el pasado 16 de diciembre.

Obligación del Gobierno El decreto de alarma recoge que el titular de Sanidad debe pedir comparecer una vez al mes

La connivenci­a de Batet

La presidenta de la Cámara pudo haber intentado que las explicacio­nes de Illa se produjeran, pero no lo hizo

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