«Una Superliga supondría la muerte del fútbol en Europa»
▶ Los clubes españoles alzan la voz en contra del negocio de «los ricos arruinados»
Diecisiete clubes como mínimo de la Primera división española, los veintidós de Segunda y un porcentaje similar de los equipos de los cinco grandes campeonatos nacionales de Europa se muestran en contra del proyecto de la Superliga continental. Una idea que es en realidad una especie de NBA, un negocio fijo para los grandes clubes, otrora ricos, agobiados económicamente ahora por la pandemia, que buscan precisamente una salida a su crisis con una competición asegurada que les reportaría un mínimo de 180 millones anuales de ingresos a cada uno. En los casos de clubes con el pedigrí histórico del Real Madrid, el Barcelona, el United, el Manchester City, el PSG, el Bayern y la Juventus podrían alcanzar los 250 millones e incluso los 300 por temporada. Y eso, sin meterle ni un solo gol a sus rivales. Esa construcción de un nuevo negocio del fútbol ha sido frenada por la FIFA, por la UEFA y por la presión de las grandes ligas nacionales europeas. Al menos, en un futuro a corto plazo.
La Superliga no es un brindis al sol. Es un negocio bien planificado, alimentado con dinero fresco procedente de Estados Unidos. Florentino Pérez (Real Madrid); los hermanos Glazer (United), los propietarios chinos del Milán y el Barcelona han estado liderando el proyecto. Como avanzó ayer ABC, el plan ha naufragado.
Borja Prado, el conseguidor
La reciente visita del presidente del Real Madrid a Turín tuvo como misión principal intentar integrar a Agnelli en la defensa del nuevo campeonato, que tendría un consejero delegado español: Borja Prado, expresidente de Endesa, el «conseguidor» del negocio, el hombre que ha viajado por toda Europa durante meses para convencer a los clubes otrora ricos de la necesidad empírica de salir de esta crisis mayúscula con el negocio del siglo, asegurado de aquí a la eternidad.
La Superliga europea tenía previsto desarrollarse a través de dos empresas internacionales: una sociedad matriz con sede en España y una sociedad filial con sede en Holanda para gestionar los derechos audiovisuales de la nueva competición.
Tras este trabajo de reuniones en la sombra en las sedes de los grandes clubes, muchos equipos no mostraron un apoyo claro. El miedo fue confirmado en las últimas horas. La
FIFA y la UEFA estaban en contra y el máximo organismo del fútbol amenazó a los futbolistas, que son los protagonistas, los «payasos» de ese gran circo universal, con no ser inscritos ni en los Mundiales, ni en las Eurocopas, ni en las Copas de América, si jugaran ese torneo. Es, aparentemente, la guillotina final al plan defendido especialmente por Florentino Pérez. La financiación de la Superliga correría a cargo de JP Morgan, uno de los cuatro conglomerados del sistema bancario norteamericano. La inyección inicial de 3.000 millones de euros iría destinada a modernizar los estadios de la Superliga. En ese marco se enmarcarían las obras del Bernabéu. Pero detrás había una aportación de 5.000 millones para potenciar el «negocio perfecto».
Borja Prado ha buscado un gran espónsor privado que aportara el dineral. Google y Amazon fueron informados, así como grandes multinacionales árabes del petróleo y el gas. No era un plan baladí, no. El dinero puede mover montañas. Javier Tebas lo sabía bien y por ello salió a la palestra para enfrentarse a este
macroproyecto. La comisión delegada de la Liga se reunió ayer y trató este asunto, que ha sido analizado y criticado a lo largo de varios meses. Los clubes españoles definen la situación con una frase letal: «La Superliga significaría la muerte del fútbol en Europa».
«Acabar con los privilegios»
ABC dialogó ayer con Ángel Torres, presidente del Getafe, hacedor de un milagro durante dos décadas, que fue muy claro al exponer la posición de la generalidad de los clubes de España: «El proyecto de la Superliga está muerto desde que nació, es una película que han montado entre cuatro y que no tiene futuro. La FIFA y la UEFA ya han contestado bien a un asunto que solo interesaba a ciertos clubes ricos que ahora están en la ruina y que querían hacer una liga cerrada para intentar salir de esa ruina». El dirigente del Getafe se mostró contundente: «Si se organizara una Superliga cerrada, ¿qué haríamos el resto de los equipos de España y de Europa? ¿Qué haríamos la gran parte de los 42 clubes profesionales de España? ¿Cerramos la tienda y nos vamos todos a casa? La idea está muerta desde que empezó».
«Hay que ver las cuentas de los 42 clubes españoles, observar quiénes son los que más deben y ahí encontrarás a quiénes les interesa», explica a este periódico. Y pone el tiro en la diana: «Cuando eres un club privado y te juegas tu dinero, verás cómo miras las cosas de forma diferente. Todos los equipos de nuestra Liga deberían ser privados. Hay que acabar con los privilegios». El ataque es un cañonazo a las entidades que no se han convertido en sociedades anónimas: Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna. Como es obvio, el disparo va dirigido a los dos grandes.