La espantada de los hermanos en el tanatorio de su tío
El hermano de Paquirri «Riverita» falleció ayer a los 73 años. Ni Fran ni Cayetano ni Kiko se desplazaron a Barbate
Los últimos cuatro meses las fuerzas de José Antonio Rivera «Riverita» flaqueaban. Su entorno asegura que ya no era él, la enfermedad había avanzado a pasos agigantados. En medio de tanto dolor, sufrimiento y penumbra, una soleada tarde de noviembre recibió una inesperada y emotiva visita; la de sus tres sobrinos Francisco, Cayetano y Kiko Rivera. Inmortalizaron el momento durante su trayecto en coche a Barbate en una imagen, sin mascarillas, que simbolizaba la unión de los tres hermanos frente a Isabel Pantoja, en pleno fulgor de la batalla por la herencia de Paquirri «secuestrada» en Cantora. Los tres hermanos fueron ayer los grandes ausentes en el tanatorio de Riverita, quien falleció a los 73 años, como consecuencia de un cáncer. Su muerte la anunció su sobrino José Antonio Canales Rivera: «Buenos días, cuando despertéis no estará con nosotros pero si su alma: sabio, mago, torero, artista, generoso, simpático, amable, eterno. Descanse en paz. Te quiero».
Unas dos horas en coche separan Sevilla, donde reside Fran con su mujer Lourdes Montes, de Barbate, la localidad gaditana en la que nació y murió Riverita y donde se velaron sus restos mortales. Kiko Rivera reside en Castilleja de la Cuesta –en la comarca del Aljarafe, en Sevilla– mientras que Cayetano sigue viviendo en Madrid y por tanto, sería el que más complicaciones podría tener para desplazarse dadas las restricciones derivadas del coronavirus.
Con semblante serio, Canales fue uno de los primeros en llegar al tanatorio. Ante las incesantes preguntas de los periodistas de si acudirían sus primos, afirmó una y otra vez no manejar esa información. «Él se merece toda la familia y todos los amigos, pero hay que tener en cuenta que corren tiempos de dificultad. Los desplazamientos son prácticamente imposible», les excusó. Canales de algún mondo intuía que no asistirían, aunque mantuvo la incógnita durante sus constantes conexiones con el programa para el que colabora «Sálvame».
«Yo le quería muchísimo, he intentado compartir con él estos últimos «Riverita», con sus sobrinos Fran, Cayetano y Kiko Rivera. Abajo, en una imagen con su hermano Paquirri meses el máximo tiempo posible, que cuando pasa esto siempre piensa uno que es poco», se lamentaba. También rememoró que fue precisamente su tío quien logró reunir a sus sobrinos. Era la primera vez que Kiko Rivera conocía al hermano de su padre Paquirri.«Una pena que haya sido por una enfermedad tan dura», dice.
En el último adiós al torero también se pudo ver a su madre y hermana de Riverita Teresa Rivera. En cambio, su hermano Antonio Rivera no pudo acudir porque se encuentra confinado tras tener contacto con un positivo en coronavirus. El entierro se celebrará hoy sábado a las 11.00 horas y de nuevo, las cámaras estarán pendientes de la
posible asistencia de Fran, Cayetano y Kiko.
En el ruedo
Riverita se convirtió en matador de toros en 1967. Tomó la alternativa el 1 de septiembre, en El Puerto de Santa María, de manos de Miguelín. «Sebuco» se llamaba el toro, de la ganadería de Concha y Sierra. Herrado con el número 12, pesó 517 kilos. Esa tarde cortó una oreja al segundo de su lote. Tras no tener muchos contratos (tres en 1967, dos en 1968, tres en 1969 y seis en 1970, según cuenta El Cossío), reapareció en los ruedos el 3 de agosto de 1980 en Vinaroz (Castellón), en una emotiva tarde en la que estuvo acompañado por su hermano Paquirri. Hoy vuelven a estar juntos.
EMPRESARIO INGENIERO INDUSTRIAL
FALLECIÓ EN MADRID
TRIPLEX DE LA ONCE
S.1:
SÚPER ONCE
Sorteo 1:
S.2:
22.00 La 1
Es fácil de ver la genial interpretación de Glenn Close como esposa «tapada» de un escritor que acaba de ganar el Premio Nobel, y no tan fácil apreciar la de Jonathan Pryce como hombre «desatascado» por una gran y aplicada mujer. La película encuentra entre gestos, miradas y sutilezas el modo de expresar el caudal dramático y el terremoto de contradicciones, tanto matrimoniales como literarias, en una relación compleja y llena de dobleces y sorprendentes revelaciones. Y tan difícil y meritorio es ir agrandando al personaje según avanza el relato, como ir empequeñeciéndolo. Solo a ella la «nominaron» al Oscar.