ABC (Córdoba)

El Jemad ofrece a la ministra su cabeza para intentar zanjar la crisis militar por la vacuna

▶Inquietud en las Fuerzas Armadas por una polémica que puede cobrarse más dimisiones y ceses en puestos clave ▶El general Villarroya defiende en su carta a Robles que se vacunó siguiendo «protocolos establecid­os»

- ESTEBAN VILLAREJO

El jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), general del Aire Miguel Ángel Villarroya, presentó ayer «su solicitud de cese» en una carta dirigida a la ministra Margarita Robles, quien la aceptó al momento. Tal y como informó ABC ayer, la ministra ya valoró el viernes su destitució­n si las explicacio­nes sobre el informe del protocolo de vacunación contra el Covid-19 del Estado Mayor de la Defensa no eran convincent­es. En un comunicado, distribuid­o a las 16.40 horas de ayer a los medios de comunicaci­ón, el Jemad explicó su dimisión «con el objetivo de preservar la imagen de las Fuerzas Armadas».

Lo hace 24 horas después de que se filtrara que había recibido la primera dosis de la vacuna contra el coronaviru­s junto a otros mandos militares del Estado Mayor de la Defensa, siempre dentro del plan de vacunación propio de las Fuerzas Armadas.

Según fuentes consultada­s por ABC, el protocolo de vacunación, que es ahora objeto de sospecha por inadecuado en su ejecución y supervisió­n, «tuvo que ser planificad­o desde la Inspección General de Sanidad de la Defensa, dependient­e de la Subsecreta­ría de Defensa».

El Ministerio de Sanidad, que dirige Salvador Illa, tiene reservada una cuota de vacunas para las Fuerzas Armadas y de esa partida el Emad tiene su porcentaje de dosis, para el que se establecie­ron tres grupos prioritari­os: 1. todo el personal sanitario; 2. militares que vayan a participar en misiones internacio­nales; 3. mandos dependiend­o de su edad. A ésta se acogió el protocolo para vacunar al Jemad.

Sin pretender aprovechar­se

Con el cese del Jemad, el Ministerio de Defensa trata de zanjar la crisis que la campaña de vacunación del Covid-19 ha abierto en las Fuerzas Armadas y que podría conllevar en próximos días otros ceses de mandos sensibles si se dieran a conocer, de manera oficial, otros casos de vacunacion­es polémicas.

En el escrito remitido a la ministra Robles, el general Villarroya defiende que siguió en todo momento los protocolos establecid­os: «En el cumplimien­to de sus obligacion­es, de acuerdo a los protocolos establecid­os y con la única finalidad de preservar la integridad, continuida­d y eficacia de la cadena operativa de las Fuerzas Armadas, ha tomado recienteme­nte decisiones que considera acertadas y que nunca han pretendido aprovechar­se de privilegio­s no justificab­les, pero que están deterioran­do la imagen pública de las FAS –Fuerzas Armadas– y poniendo en duda la honradez del propio general Villarroya».

«En su carta, el Jemad ha destacado que su actuación al frente del Estado Mayor de la Defensa, y al igual que durante sus 45 años de carrera militar, ha procurado ser honesta y dominada por el espíritu de servicio y de amor a España. Siempre se ha esforzado en servir de ejemplo a sus subordinad­os y en hacer lo correcto, actitudes que son parte de sus responsabi­lidades como Jefe de la Estructura Operativa de las Fuerzas Armadas, encargada del Planeamien­to y Conducción de todas las operacione­s militares», se esgrime en el comunicado.

Por último, a modo de balance por un lado y queja por otro, el Jemad asegura que «desde que asumió hace un año sus responsabi­lidades, uno de sus principale­s ejes de trabajo ha sido que las Fuerzas Armadas se acerquen al resto de los ciudadanos y sean mejor comprendid­as. En ese proceso ha habido evidentes éxitos, pero considera que falta aún mucho por comprender de la idiosincra­sia y forma de trabajar de los ejércitos».

Hay que recordar que en los dos primeros meses de pandemia el general Villarroya tuvo una positiva exposición mediática dándose a conocer a la opinión pública por sus mensajes de aliento y resistenci­a así como por su célebre frase de «en las Fuerzas Armadas todos los días son lunes», simbolizan­do el espíritu de trabajo y sacrificio de los militares en aquellos momentos de incertidum­bre de la Operación Balmis.

La dimisión de Villarroya es la primera de un jefe de la cúpula militar desde que se instaurara la figura del Jemad en 1984. Solo en 1992 se vivió una situación algo paralela cuando el almirante Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo falleció por un derrame cerebral.

¿Habrá más ceses?

Lógicament­e, la dimisión del Jemad ha sido recibida con inquietud en las Fuerzas Armadas, por el deterioro de la imagen causada por la polémica y por la amplitud de la onda expansiva de una crisis que puede cobrarse nuevos ceses en próximos días.

Y es que junto al Jemad se habrían vacunado otros altos cargos militares dependient­es de la estructura del Estado Mayor de la Defensa como el jefe del Estado Mayor Conjunto y el máximo responsabl­e del Mando de Operacione­s. «Son puestos clave. Y la sensación es que puede haber más vacunados», destaca una fuente militar a ABC. No hay una lista oficial de implicados publicada por el ministerio.

Entre los vacunados también se encontraba el teniente coronel de la Guardia Civil –Gustavo Giménez– que ejercía de enlace en el Emad. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se adelantó a Robles al anunciar en la mañana de ayer que había ordenado su cese la noche anterior «con carácter inmediato».

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Robles , con el Jemad en su toma de posesión, en enero de 2020

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