Luxemburgo, el oasis jurídico que seduce a la banca
Cada vez más entidades españolas apuestan por expandirse al Gran Ducado. La última, Caixabank
Luxemburgo es un país rodeado por Francia, Bélgica y Alemania; sin mar y con apenas unos centenares de miles de habitantes; no especialmente turístico ni industrial, e integrante de la Unión Europea. Su atractivo no es tan tangible como el de otros Estados sino que se vislumbra a través de anotaciones en cuenta: es la principal potencia financiera de la zona euro. Y, como tal, ha jugado sus cartas para ubicarse en el mapa bancario mundial para lograr atraer a las mayores entidades del mundo, aunque su jurisdicción no es apta para todos los bolsillos. Su especialidad es la banca privada, la de los grandes patrimonios, y hacia ello está orientado buena parte del país y su jurisdicción. Las entidades financieras lo saben –las españolas también– y cada vez son más las que se lanzan a Luxemburgo para expandir su negocio.
En este país operan más de 125 bancos internacionales procedentes de 27 países distintos, con un ratio de solvencia conjunto del 22,7%; por ponerlo en contexto, en España lo habitual es que ese ratio sea de alrededor de diez puntos menos. Esos bancos aglutinan en sus balances casi 400.000 millones de euros de grandes fortunas, sin olvidar los casi cinco billones que manejan desde allí las gestoras de fondos. Las cifras no engañan: el monstruo financiero de la Eurozona es el Gran Ducado.
De la crisis de 2008 hasta la actualidad, son tres los bancos españoles que se han lanzado a implantarse de manera permanente en Luxemburgo con licencia bancaria propia: Bankinter, Banca March y Caixabank. Este último, de hecho, llegó el pasado septiembre. Y la tendencia es imparable, ya que no solo el negocio de banca privada va al alza sino que también se ubican allí grandes gestoras globales, como en el caso de Banco Santander.
Uno de los casos de éxito de las entidades de nuestro país en esa re
María Dolores Dancausa, CEO de Bankinter, y Gonzalo Gortázar, CEO de Caixabank