El teletrabajo pone en jaque el mercado de oficinas
▶ Madrid y Barcelona registraron desplomes superiores al 50% en los metros contratados por el menor trabajo presencial en 2020
La pandemia ha normalizado el teletrabajo, y con el nuevo fenómeno, las necesidades de infraestructura de las empresas se han transformado. Al menos en el corto plazo. Porque si antes, las exigencias de espacio de oficina de las firmas españolas rondaban los mil o dos mil metros cuadrados, ahora con buena parte de sus empleados haciendo sus funciones desde casa, «la tendencia en este nuevo contexto es la de contratar alrededor de trescientos», explica a ABC Martín Galbete, director nacional de oficinas de la inmobiliaria Colliers.
Además, según explican fuentes del sector inmobiliario, con esta coyuntura también se dan dos nuevas circunstancias: por un lado, la de las pequeñas empresas, que aprovechan el teletrabajo para deslocalizarse a necesidad del empresario, con el consecuente ahorro del gasto inmobiliario. Pero también sucede el fenómeno contrario, con una gran cantidad de firmas que aprovechan la disminución de sus necesidades de espacio, además del ligero ajuste de precios a la baja en las grandes capitales, para acceder a ellas «cuando antes, por ejemplo en el caso de Madrid, se encontraban localizadas fuera de la M-30», relata Galbete.
Así las cosas, la mala fortuna se ha apropiado del sector justo cuando vivía su momento más dulce, con las zonas «prime» saturadas, y Madrid y Barcelona marcando récords históricos de contrataciones a finales de 2019, según consta en el último informe realizado por Cushman&Wakefield. Pero el Covid-19 ha dado un vuelco al mercado y la caída ha sido a plomo. Así, el mismo informe refleja que Madrid cerró el 2020 con la contratación de 300.000 metros cuadrados, un 50% menos que en el año anterior, mientras que Barcelona despidió el año con un 55% menos de contratos firmados.
Pero entre los agentes del sector definen este momento como «de transición». Aseguran que la demanda de nuevas contrataciones se encuentra agazapada aún, pero «sobre todo por la incertidumbre que genera el virus y la lentitud de la campaña de vacunaciones», que hace retardar la toma de decisiones de las empresas. Hasta marzo de 2020, las compañías firmaban estos alquileres en el entorno de los tres años y dado el contexto les cuesta aventurarse a dar un paso adelante. En este sentido, el presidente de la Asociación Española de Oficinas (AEO), José María Álvarez, apunta a que el mercado inmobiliario se está amoldando a la nueva coyuntura, al ofrecer a las firmas españolas mayor flexibilidad en los contratos, tanto en tiempo como en espacio. En el caso de la ocupación de oficina, los acuerdos buscan adaptarse a las necesidades de la empresa. Así, se les consentirá ganar más metros cuadrados cuando la situación les permita reubicar a su personal.
Buenos augurios
A pesar de todo, las previsiones del sector son halagüeñas, aun con los malos augurios para el primer semestre de este año, que amaga con ir en sintonía con lo que fue 2020. Pero no ven el teletrabajo como una amenaza, ni hay temor a una crisis similar a la del ladrillo de 2008. En este sentido, el presidente de AEO explica que, solo en Madrid, el 91% del parque de oficinas permanece ocupado y que no se está paralizando ningún proyecto de construcción, por lo que se espera que la capital gane un millón de metros cuadrados más de espacio de trabajo.
Los expertos del sector también prevén que se reactiven las inversiones, que en 2020 retrocedieron un 49%, hasta los 2.382 millones, por el fuerte descenso de la actividad registrado desde abril, según BNP Paribas. Y por el momento siguen con los motores en reposo. Miquel Laborde, socio fundador de Laborde Marcet señala que a principios de 2021 «la fiebre inversora de las multinacionales vista hasta antes de la pandemia no da señales de vida».
Por su parte, el director de mercado de capitales de la consultora inmobiliaria CBRE España, Miguel Fuster, señala que las inversiones volverán, pero buscarán sobre todo activos que estén a la vanguardia de la sostenibilidad «El inversor demanda que toda su cartera tenga un sello de sostenibilidad alto. Y todo ello pasa por invertir en edificios de nueva construcción, que cumplan también una política de eficiencia energética y de ahorro de costes. Los espacios deberán ser también más innovadores en cuanto a diseño, con el fin de que los empleados se sientan identificados con él», asegura Fuster.