COMUNIDAD DE MADRID
cutan la vacunación con su propio plan basado en la estrategia nacional.
VERÓNICA CASADO CASTILLA Y LEÓN
Abandonados no, pero no suficientemente apoyados. La cogobernanza de la que se habla tiene que ser real, no solo sobre el papel. Si no toman las decisiones ellos y delegan en las comunidades, que nos den las herramientas para poder tomar todas las medidas que consideremos suficientes. No entendemos la cerrazón a negarse a modificar el estado de alarma, que sólo sirve para darnos las herramientas que cada comunidad decidirá si pone o no en marcha.
Me gustaría pensar que no, pero ante la negativa hasta el momento de no otorgar a las comunidades más herramientas para luchar en esta tercera ola... Vuelvo a insistir en lo mismo, si no quieren hacer, que nos dejen hacer a las comunidades. No deseamos la confrontación, queremos unidad de acción, pero sobre todo agilidad. El retraso en la toma de decisiones cada día supone mayor número de casos, más hospitalizaciones, más camas de críticos y al final más fallecidos.
Abandonar un departamento como el de Sanidad, en este momento, en el centro de la tercera ola, no creo que sea la mejor decisión para nuestro país. No voy a entrar a valorar si ya se tendría que haber ido o no.
No. El ejemplo de la compra centralizada demostró que el Ministerio no tiene músculo para ello. Las comunidades autónomas tienen músculo suficiente para abordar la campaña de vacunación y son las que mejor conocen su territorio y las necesidades en cada uno de sus rincones.
JULIO G. COMESAÑA GALICIA
Cuando pedimos mayor capacidad para tomar decisiones no es un capricho. Somos las comunidades las que conocemos mejor la situación epidemiológica de nuestro territorio. Nada tiene que ver el color político, ni detrás de esta petición está desgastar al Gobierno central, lo único que pedimos es que se nos deje actuar con todas las herramientas para hacer frente a esta pandemia de la mejor manera posible. Si desde la Xunta consideramos que sería bueno ampliar el toque de queda es porque lo necesitamos. El objetivo es sólo uno, salvar vidas.
Vuelvo a insistir: ¿por qué no nos dejan a las comunidades autónomas utilizar todas las herramientas para poder hacer frente a la pandemia? ¿Qué hay detrás? Si el Gobierno central ya no está gestionando la pandemia, porque se ha optado por la cogobernanza, no se entiende que no nos dejen dirigir la gestión de medidas que Galicia necesita.
Yo entiendo que es muy difícil estar en dos sitios al mismo tiempo, y por eso entiendo que se quiera dedicar ya, en exclusiva a la campaña.
Las competencias en materia de Sanidad están transferidas. Las comunidades tenemos la capacidad y las herramientas para llevar a cabo la vacunación. En este sentido, quiero destacar el papel de nuestra Atención Primaria; pero sí es cierto que está bien que existan unos criterios homogéneos para ejecutar el plan. Y también necesitamos manejar datos reales sobre el número de vacunas que nos llegan, para que sea un plan eficaz. Nosotros hemos preparado de manera muy minuciosa un plan de vacunación con una logística muy complicada.
Ni han gobernado ni han dejado gobernar a las comunidades autónomas. Sí, nos sentimos abandonados.
El Gobierno se ha dedicado a hacer política y cálculos políticos, en lugar de gestionar esta gravísima crisis sanitaria con criterios estrictamente técnicos y comunes. El ejemplo es que se aplicó un estado de alarma a la Comunidad de Madrid con una incidencia superior a 500 casos por 100.000 habitantes, pero descendente, y hoy vemos a comunidades por encima de los 1.000, 1.100, 1.200, 1.300 y no se actúa.
En el mismo momento en el que aceptó esa propuesta.
La Comunidad de Madrid insiste en la necesidad de que se haga un reparto justo y ordenado de vacunas. El Ministerio nos ha vuelto a penalizar por hacer las cosas bien, pues hemos ido al ritmo adecuado para guardar la segunda dosis. Sanidad ha fomentado un «grand prix» de la vacunación que va en contra de una administración justa y con criterios de igualdad.
ANA BARCELÓ COM. VALENCIANA
No, las comunidades y el Gobierno estamos analizando en todo momento la situación y acordando protocolos que mayoritariamente funcionan por unanimidad. Ello no implica que estemos de acuerdo en todo. Por ejemplo, ahora, somos partidarios de flexibilizar el toque de queda para tener más margen en las medidas, un tema que está sobre la mesa y confiamos en que saldrá adelante.
El virus y su comportamiento sigue siendo un gran desconocido, por lo que las formas de combatirlo adecuadamente también lo son. Puede haber diferencias en las medidas y los procedimientos, pero creemos que todas las comunidades y el Gobierno coincidimos en la aplicación de criterios científicos para atajar la pandemia.
Salvador Illa ha anunciado que dejará el Ministerio en cuanto comience la campaña electoral de Cataluña. Hasta el momento su dedicación a luchar contra la pandemia ha sido del 100%.
La sanidad está descentralizada y pensamos que también en la vacunación la cogobernanza es imprescindible para que cada región organice un proceso tan complejo y necesario.
Tocilizumab
Fármaco biológico aplicado para la artritis reumatoide, ya se usa en La Princesa de Madrid en pacientes con un marcador elevado.
Murcia 22.00 a 6.00 Perimetral y municipal en 36 municipios
No esenciales cierran a las 20.00 y la hostelería en 36 municipios
ENVIADO ESPECIAL A WUHAN
Un año después del estallido en Wuhan, y con la epidemia controlada pese a los últimos brotes, el riesgo del coronavirus para China no es sanitario, sino político. Tanto en vidas como en daño económico, la pandemia es una catástrofe mundial tan grave que Pekín está intentando descargarse cualquier responsabilidad sobre sus inicios. Mientras la propaganda trata de reescribir el relato apuntando a otros países como posible origen y sugiere que el virus entró en China a través de alimentos congelados importados del extranjero, la censura filtra toda información sensible.
La más delicada es el número de 89.000 contagiados y 4.635 fallecidos, que despierta dudas por la opacidad habitual del régimen y su ocultación inicial. Además, los médicos han reconocido que muchos pacientes perecieron durante las primeras semanas sin que se les hicieran pruebas. En abril, un día después de insistir en la fiabilidad de los datos, las autoridades revisaron al alza un 50% el número de fallecidos en Wuhan. Desde entonces no se han movido pese a que los estudios de anticuerpos apuntan a que en esta ciudad hubo entre tres y diez veces más de los 50.000 infectados oficialmente reconocidos.
Para los periodistas extranjeros, considerados poco menos que espías, venir a Wuhan a informar es enfrentarse a una auténtica «Gran Muralla». Mientras las autoridades advierten a las familias de las víctimas para que no hablen, la Policía impide tomar fotos incluso del hotel donde hacen la cuarentena los expertos de la Organización Mundial de la Salud. Todo con tal de «matar la historia» para que no haya imágenes ni filtraciones que agrieten el relato oficial sobre el virus.
Avalancha de enfermos
Pero siempre hay alguien dispuesto a hablar. Como un empleado del Hospital Jinyintan, donde fueron atendidos los primeros casos en diciembre de 2019 y luego buena parte de la avalancha de enfermos que desató la epidemia en Wuhan a finales de enero de 2020. «Este fue uno de los centros médicos que más pacientes recibió y estuvimos trabajando tres meses sin descanso», explica el trabajador de identidad anónima, por seguridad. En ese tiempo asegura haber visto de todo… y nada bueno. «Había tantos muertos para llevar a los crematorios que las furgonetas de las funerarias no eran suficientes e hizo falta recurrir a minibuses, donde se apilaban los cuerpos en bolsas amarillas», recuerda. ¿Cuántos fallecidos hubo?, preguntamos a bocajarro. «¡Uf, vi demasiados cadáveres para contarlos! No lo recuerdo», exclama echando la cabeza hacia atrás como si se hubiera asomado al mismo infierno. No se atreve a dar una cifra.
A pesar de tan traumática experiencia, no sintió miedo porque se protegió a conciencia para cumplir su cometido y, además, las medidas de seguridad para evitar los contagios fueron mejorando a medida que se estabilizaba la epidemia y había recursos. Desde hace meses, el personal del hospital se somete a pruebas cada semana y, además, ya ha recibido la primera dosis de la vacuna y está a la espera de la segunda.
«Nos dijeron que ese día no nos ducháramos y no tuve ninguna reacción adversa importante, salvo un fuerte dolor en el brazo que me impidió moverlo un rato», reconoce. Aunque el Jinyintan está en obras, el motivo para vacunar a su personal es que tiene ingresados a una veintena de pacientes de coronavirus. «Todos son casos importados, entre ellos trabajadores chinos que han vuelto de Pakistán, y se dividen entre los ya confirmados, que están en un ala, y los asintomáticos o sospechosos, en la otra», cuenta con detalle.
Minibuses llenos de cuerpos
Lo más duro de su relato son esos minibuses cargados de cuerpos que llevaban a incinerar sin que hubiera ningún familiar para despedirlos, ya que todo el mundo estaba confinado en Wuhan y las cenizas no fueron entregadas hasta poco antes del Festival de Qingming, el Día de los Difuntos en China, que se celebra cada 4 de abril. Su testimonio encaja con las imágenes grabadas en otro hospital por Fang Bin, un empresario de Wuhan que documentó la epidemia y fue detenido por difundir sus vídeos. Al igual que el bloguero Chen Qiushi, quien informaba sobre el coronavirus, lleva «desaparecido» desde febrero. Junto a ellos, la videobloguera Zhang Zhan fue condenada en diciembre a cuatro años de cárcel por grabar también en hospitales y crematorios.
En Wuhan, el número de fallecidos por el coronavirus es un tema tan sensible que los guardias de los cementerios impiden la entrada a los extranjeros al sospechar que son periodistas. «¡Eh, un “laowai”!», dice uno, usando el término coloquial para re
En el cementerio de Biandanshan, uno de los mayores de Wuhan, el Jardín de la Grulla Alzada concentra las lápidas de los fallecidos en 2020 ferirse a los extranjeros, al vernos atravesar la puerta del cementerio de Biandanshan, uno de los mayores de la ciudad. «Los extranjeros no pueden entrar porque han venido muchos a hacer entrevistas», explica sobre los numerosos corresponsales que hay en la ciudad para cubrir el aniversario.
Al mostrarle las flores que voy a llevarle a la tumba de un amigo que falleció el año pasado, permite el paso, pero apunta el nombre y me acompaña en todo momento para que no me quede solo en el cementerio. Nos dirigimos al Jardín de la Grulla Alzada, la zona donde reposan las cenizas de los fallecidos el año pasado en Wuhan. Con relucientes lápidas de mármol negro distribuidas en gradas entre un largo pabellón de columbarios y una carretera, se calcula que hay unas mil fechadas en los meses más duros de la epidemia: enero, febrero y marzo. Aprovechando un descuido del guardia, podemos hacer un par de fotos de las tumbas que contienen las cenizas. Una imagen que es de las más repetidas en todo el mundo, pero que el régimen chino no quiere que usted vea para no cuestionar sus cifras y así «matar» toda historia que no sea la oficial. n su libro «La Esfera y la cruz», Chesterton escribió que quienes empiezan rompiendo las cruces acaban destrozando el mundo habitable. Esta semana, la alcaldesa de Aguilar de la Frontera (Córdoba), Carmen Flores, de Izquierda Unida, ordenó retirar, y posteriormente demoler, la Cruz de Llanito de las Descalzas, perteneciente al Conjunto Histórico Artístico del Monasterio de San José y San Roque. Lo hizo porque era un símbolo franquista. Qué le pasa a la señora alcaldesa para que no entienda que la cruz es un símbolo universal que trasciende con mucho un época y, que, entre otros significados, representa a todas las víctimas.
Pero la pregunta es: ¿a quién le molesta la cruz ahora en España? ¿Y por qué? Molesta la cruz a quienes saben que ésta se encuentra en la entraña del cristianismo. Molesta la cruz a quienes se niegan a aceptar que es el testimonio, en la historia, de la fuerza trasformadora del Evangelio. Molesta la cruz a quienes rinden culto a las ideologías que crearon símbolos que solo han traído desesperación y muerte. Molesta la cruz a los adoradores del Estado totalitario que no aceptan la libertad que nace de su capacidad para romper las cadenas que nos atenazan. Molesta la cruz a quienes se niegan a salir de la ignorancia y nunca se han colocado bajo su sombra, han alzado su cabeza y se han preguntado qué significa ese abrazo liberador de humanidad. La cruz solo excluye a quien le da la espalda.
La cruz es más que un mero adorno de una moda pasajera, incluso más que un símbolo de un significado en manos de quienes pretenden instrumentalizarla. Hay muchas cruces porque hubo una cruz. La cruz es también el Crucificado.
Decía el Papa Juan Pablo II que «la sabiduría de la cruz supera todo límite cultural que se le quiera imponer y obliga a abrirse a la universalidad de la verdad, de la que es portadora». Y no olvidemos que Pablo de Tarso le dice a la Iglesia que ha de velar «para no desvirtuar la cruz de Cristo» (1 Co 1, 17).