Alarmas de una posible variante
Campo de Gibraltar y el confinamiento del Peñón, precisamente para levantar un muro de contención ante la expansión de la cepa británica. Nicola Lorusso destacó que parte del trabajo ya estaba adelantado en Andalucía. «Estamos desarrollando esta estrategia porque de cuanta más información dispongamos, mejor podremos adaptar las medidas preventivas», explica.
Para confirmar un caso de cepa británica es necesario completar una secuenciación genética del virus, una prueba que tarda, en algunos casos, hasta dos semanas. Las tensiones a la que está sometiendo la tercera ola de la pandemia al sistema sanitario también afectan a la capacidad de seguimiento y explican que las cifras oficiales sean tan bajas. El protocolo del Ministerio de Sanidad marca unas pautas a las regiones. Recomienda realizar la prueba para identificar nuevas variantes a personas sospechosas de reinfección hace más de 90 días y a quiens hayan podido tener contactos con los lugares donde la incidencia es alta: Reino Unido, Sudáfrica y Brasil. También propone secuenciar una selección de contagiados en brotes epidémicos «con alta tasa de ataque o aumentos muy rápidos» en un territorio.
La instrucción interna emplazaba a los profesionales sanitarios a encuestar a los casos confirmados de Covid19 para saber si habían estado en Reino Unido o Gibraltar durante el periodo de incubación. Si la respuesta es positiva, se activan otras medidas, como la realización de un tipo de PCR que permite detectar la mutaciones en el gen S de la proteína de la espícula, que facilita que el virus se acople a las células humanas para infectarlas.
Salud dispone de dos centros de referencia: el laboratorio de microbiología del Hospital San Cecilio de Granada para Andalucía Oriental o el mismo servicio del Virgen del Rocío de Sevilla, para la parte occidental.
Expertos de Salud «Sabemos que la variante ya se está transmitiendo en Andalucía y no se trata sólo de casos importados»
y son los legendarios Medellín y Sinaloa. Operaciones constantes, enfrentamientos de bandas con las fuerzas del orden y hasta frecuente corrupción en las filas de éstas, demuestran que ya no somos un territorio más en el trapicheo a gran escala, sino un auténtico centro del negocio con sus «carteles» y todo. Y no se le ve el fin a la historia, mientras permanezca el paro masivo y campen por sus respetos los cómplices del «blanqueo». Mirar para otro lado nada arregla, pero sugiere cierta connivencia.