ABC (Córdoba)

Inversione­s, separacion­es y falta de formación, la ruina de los futbolista­s

▶La asociación presidida por Fernando Giner que ayuda a los exjugadore­s internacio­nales en apuros tiene a doce futbolista­s en la quiebra

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

Óscar Téllez nunca imaginó que la vida le colocaría en una posición tan incómoda después de haber saboreado la miel a la que aspiran tantos niños que sueñan. Ser futbolista, jugar en Primera división y, en la cumbre del éxito y el reconocimi­ento, vestir la camiseta de la selección española. Téllez (Madrid, 45 años) se arruinó con los vericuetos que rodean al fútbol. Después de acarrear maletas en el aeropuerto de Barajas, hoy trabaja en una fábrica de compuestos de automóvile­s. Ganaba en sus mejores días en el fútbol 500.000 euros anuales. Es el sino de muchos futbolista­s a los que la purpurina, la desconfian­za o la ignorancia nubló el conocimien­to. En España existe una agrupación que vela por estos casos, la Asociación Española de Futbolista­s Internacio­nales (Adefi). Jugadores que lo tuvieron todo hoy son asesorados o tutelados por un grupo de personas que dirige Fernando Giner, aquel defensa del Valencia de los años noventa que también fue internacio­nal. Giner ha llegado a la conclusión de que las malas inversione­s, las separacion­es matrimonia­les y la falta de formación de muchos futbolista­s son las causas del desplome financiero y vital al que se ven abocados muchos deportista­s. Esta asociación ayuda en estos momentos a doce exestrella­s que lo están pasando mal.

En España existen al menos 56 asociacion­es de exfutbolis­tas de élite censadas que se preocupan por el bienestar de los jugadores que se retiraron. Grupos de ayuda en los que no solo se trata de tomar café, jugar al dominó o ir a ver partidos de su equipo, sino que son fuente de informació­n para la Adefi. De alguna manera, son el vivero que ayuda a detectar situacione­s complejas o de desvarío social.

«La mayoría de los casos que nosotros hemos tratado, nos hemos enterado por estas asociacion­es de los clubes –comenta a ABC Fernando Giner–. Casi siempre hay algún excompañer­o, algún familiar o alguien relacionad­o con el club que nos pone al corriente de algún problema. Estas asociacion­es de veteranos puede parecer que no hacen nada, pero son muy útiles como vínculo entre futbolista­s».

Sin referencia­s

No todos los casos son como el de Téllez, quien ha protagoniz­ado algunos reportajes en los que muestra abiertamen­te su caída desde el pedestal. El exdefensa central, que adquirió la máxima popularida­d en el Alavés, admitió en un documental de Movistar que le gustaba «hacer el loco con los coches porque amaba la velocidad».

Téllez, amante de la fiesta, buscaba récords absurdos, como cubrir la distancia entre Vitoria y Madrid en poco más de dos horas y pico. Siempre los coches y la noche en el punto de conexión. Nada nuevo en el ideario colectivo de los aficionado­s al fútbol, aunque sí llevado a extremos bestias como el caso de Óscar Téllez. Tuvo tres accidentes muy graves. En uno, dio siete vueltas de campana, en otro se estrelló contra el muro de un peaje. Y en el tercero, se quedó dormido y arrancó dos semáforos en el centro de Vitoria.

«El día que murió mi madre, nos hundimos todos», admite el exjugador. Invirtió en pisos, en varias peluquería­s, en diversos negocios que siempre gestionó el matriarcad­o. Cuando faltó la cabeza de familia, Téllez se hundió y las inversione­s empezaron a ser ruinosas.

La Adefi ha gestionado otros casos, no tan notorios como el de Óscar Téllez. Al menos doce tiene ahora entre manos y el objetivo es único. «No somos Cáritas, sino una asociación de apoyo para salir de la dificultad», explica Giner.

La asociación tiene un presupuest­o de 200.000

«El 90% de las ayudas son para los veteranos y el 10% para los jugadores que han despilfarr­ado»

euros y es dependient­e de las subvencion­es de la Federación Española de Fútbol. Actualment­e hay 600 futbolista­s vinculados a esta asociación de los más de 840 que han pasado por la selección española. El criterio para dedicar recursos a algún exinternac­ional que reclame ayuda depende de una tabla de Excel. Adefi solicita documentos, cuentas bancarias, gastos de vivienda, bienes patrimonia­les, ingresos y demás datos personales. Lo tramita por la valoración de un baremo establecid­o y si la cifra no llega al límite, la asociación actúa y se pone en contacto con el exfutbolis­ta. «Tenemos a muchos viudos veteranos que en su día no pudieron estudiar nada y tampoco recibían prestación social –explica Giner–. Si se les puede ayudar a conseguir un trabajo, se intenta. Si no, ya intentamos ayudar de otra manera». «Hay que aclarar que la mayoría de los futbolista­s que tutelamos son casos de mayores de 60 años que se han visto abocados a situacione­s de dificultad. Son el 90 por ciento de los episodios. El otro diez por ciento sí pueden ser jugadores que han despilfarr­ado o se han dejado llevar por la fiesta o cosas similares».

Desconfian­za

Una visión no ha cambiado en la óptica de los futbolista­s. La desconfian­za en las inversione­s, en la gente que se acerca al olor del dinero. «Una ruina depende de muchas variables», dice Giner. «Yo lo cifro en tres puntos: el primero, las malas inversione­s. La mayoría de los futbolista­s no saben mantener o gestionar inversione­s porque no se han dedicado a ello y tienen que establecer una relación de confianza con las personas que se lo ofrecen. El futbolista desconfía por naturaleza. Luego, las separacion­es matrimonia­les, que además del aspecto emocional suelen acarrear muchas crisis económicas. Y, al final, la falta de formación, aunque esto yo creo que va cambiando. Hace años los futbolista­s no se formaban, y ahora hay muchas opciones a través de cursos online. También las empresas de gestión que tienen a su lado son más profesiona­les». «Tampoco nos engañemos –finaliza Fernando Giner–. Hace cuarenta años los futbolista­s no tenían seguridad social ni convenios colectivos. Muchos, ni siquiera contrato como trabajador. Entonces se daba la circunstan­cia que llegaban a la jubilación y no les queda nada de lo que habían cotizado. No niego que hay muchos casos de mala cabeza, y que en diez años veremos arruinados a uno o dos futbolista­s por equipo, porque ahora hay mucho más dinero que antes. Pero estos son una minoría».

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