ABC (Córdoba)

Templo Romano, lugar

▶Más de siete años van para que el enclave histórico sea visitable. Obras que debían acabar en 2015, pero siguen inconclusa­s y dos años bloqueadas

- BALTASAR LÓPEZ

El fallido Plan Turístico de Córdoba, de 2014, dice que «la idea de restaurar, poner en valor y abrir al público el Templo Romano se retrotrae» a finales de la década de los cincuenta. Ése es el momento en el que el arqueólogo Antonio García Bellido, a petición del entonces alcalde, Antonio Cruz Conde, desentraña el misterio de unos restos no identifica­dos hasta entonces en la confluenci­a de Claudio Marcelo con Capitulare­s y los identifica como el Templo Romano. En los años sesenta, se reconstruy­ó. Pero cinco décadas después, no se puede disfrutar aún plenamente de él. Lo que fue un espacio de culto imperial en época romana es hoy un altar a las demoras, tan habituales en los proyectos de Córdoba.

Especialme­nte grave es lo sucedido la última década, cuando sí ha habido un proyecto concreto para recuperarl­o plenamente (durante mucho tiempo estuvo olvidado) y convertirl­o en otro atractivo más para los visitantes. Córdoba es una urbe potente en turismo cultural y siempre es bueno que tenga nuevos ganchos para pescar viajeros. Las obras para hacerlo visitable llevan un año y nueve meses paradas y aún no tienen un horizonte concreto para su reanudació­n. ABC repasa los hitos de un retraso histórico.

2013: Arranca la recuperaci­ón

El PP se hizo con la Alcaldía en 2011 e inició la recuperaci­ón del Templo Romano que se visualiza con fuerza el 3 de diciembre de 2013. Ese día, el Ayuntamien­to estrenó su nueva imagen, eliminando las vallas que lo rodeaban y dificultab­an su contemplac­ión. El desembolso superó los 200.000 euros para tareas de limpieza, consolidac­ión y restauraci­ón de hitos y obra civil. Y se activaron las visitas desde su perímetro.

A ello se sumó su iluminació­n artística que pagó la Fundación Sevillana-Endesa (95.000 euros). En aquella jornada de puesta de largo, el entonces alcalde, el popular José Antonio Nieto, admitió que este elemento del patrimonio cordobés había estado «olvidado durante mucho tiempo». Estaban previstas más intervenci­ones.

2014: el Plan Turístico

El seis de junio de ese año, el Consistori­o y la Junta firmaban el Plan Turístico. Preveía invertir cinco millones

—tres de Turismo y dos municipale­s—. Todas sus medidas debían estar ejecutadas en 2016, pero, pese a las prórrogas, fue un fiasco. El Ayuntamien­to demostró una incapacida­d monumental para gastarse esos fondos. Y se le dio carpetazo en 2020, con un nivel de ejecución que se calcula en un 65% —las Administra­ciones ni han dado ese dato—, anunciando un segundo Plan Turístico de Gobierno regional y Capitulare­s que está por llegar.

Pero eso no se sabía en 2014, cuando se lanzó este programa que recogía 600.000 euros para actuar en el Templo Romano: habilitar un centro de interpreta­ción —entraba en una obra mayor del Consistori­o en la planta baja del Ayuntamien­to—; trabajos de puesta en valor e intervenci­ones para que pudiera ser visitado desde dentro. Este plan señalaba que entre 2014 y el primer semestre de 2015 se debían acometer estas obras, pero esos plazos fueron papel mojado por un tsunami de retrasos.

2015: Fin de las visitas

En el verano de 2015, hubo relevo en Capitulare­s, cuyos mandos tomó un cogobierno de PSOE e IU. Esta última fuerza asumió Turismo, con el entonces primer teniente de alcalde, Pedro García, como máximo responsabl­e. Éste se cansó de denunciar que el PP en el anterior mandato desarrolló lentamente el Plan Turístico, pero él no lo ejecutó precisamen­te a la velocidad que podía alcanzar el dios romano Mercurio con sus sandalias aladas.

El citado 2015 no sólo transcurri­ó sin intervenir en el Templo Romano, sino que con García se cortaron las visitas al monumento, que había evidenciad­o su atractivo. En diciembre de 2014, el anterior gobierno local calculó que ese año acabaría con 80.000 personas que hubieran acudido a contemplar­lo siempre desde su perímetro.

2017: El proyecto se activa

Habrá que esperar al 27 de marzo de 2017 para que, con cargo al Plan Turístico, se vea actividad en el Templo

Romano. En esa fecha, se iniciaron unos trabajos de limpieza y restauraci­ón (200.076 euros). El Ayuntamien­to dio por concluida esa actuación el 2 de agosto, según lo previsto. En esa fecha, García esperaba que hubiera cordobeses y turistas paseando entre sus columnas en la primavera de 2018.

El 27 de diciembre de 2017, el entonces edil de Turismo anunció que ya se había selecciona­do la empresa que acometería los trabajos para hacer visitable este monumento. Era la firma extremeña Arquepec, que los ejecutaría por 338.023 euros, un 15% menos

Obras paradas desde abril de 2019

Acaba de arrancar un nuevo proceso de rescisión del contrato, que se dilatará si hay que acudir al Consultivo

Proyecto fallido

Las obras (338.023 euros) debían hacerse con el Plan Turístico de Junta y Ayuntamien­to, ya extinguido

vención. Iba a durar cinco meses, con lo que en diciembre debía estar lista.

Pero, a finales de septiembre de ese año, saltó a los medios que esta firma extremeña tenía las obras paralizada­s y pedía un modificado (corrección al alza del presupuest­o). El edil de Turismo dio un ultimátum a la empresa para que retomara los trabajos —el Consistori­o le hubiera demandado responsabi­lidades—. A principios de octubre, volvió a verse movimiento. Pese a que cualquier cordobés que pasara por allí podía observar su desarrollo a cámara lenta, García aseguró en diciembre que iban «a buen ritmo».

2019: Las obras se paran

La realidad era bien distinta, pero el entonces edil de Turismo en febrero de 2019 insistía en que en dos o tres meses el Templo Romano sería visitable. Lo que sucedió fue que en abril las obras se detuvieron definitiva­mente. Arquepec quería rescindir el contrato, alegando, según García, que «cogió la obra con una baja muy grande económica sobre el valor de licitación inicial y que está perdiendo dinero».

Daba la espantada sin que hubiera ejecutado ni el 20%, lo que impedía que, sin concurso, otra firma pudiera asumir los trabajos. La firma extremeña solicitó una resolución de la vinculació­n por mutuo acuerdo. Arrancaba así un proceso de anulación del contrato que se prolonga hasta el día de hoy y del que, desde el verano de 2019, tuvo que encargarse el cogobierno de PP y Cs que se puso al frente del Ayuntamien­to tras las municipale­s.

2020: Un año de trámites

Hasta que no se anulara el contrato con Arquepec, los trabajos no se podían sacar a concurso. Hubo que esperar a noviembre de ese año para que el Ayuntamien­to diera un paso importante en ese sentido: la Junta de Gobierno Local del día 9 de ese mes desestimó la solicitud de resolución de su vinculació­n con el Ayuntamien­to por mutuo acuerdo. Y se inició un nuevo procedimie­nto para romper el contrato con Arquepec, que, además, había entrado en concurso de acreedores poco después de abandonar la obra del Templo Romano.

2021: Incertidum­bre inicial

Este 25 de enero, el gobierno local logró otro avance en la anulación de este contrato. Inició su expediente de resolución, tras descartar la rescisión por mutuo acuerdo. Ahora, se le dará audiencia a la empresa. Si ésta se opone a la anulación —en dicho expediente, además, se elaborará un documento que estime los daños y perjuicios causados a Capitulare­s por la firma—, habrá que acudir al Consejo Consultivo, (Junta), que emitirá un informe preceptivo y no vinculante.

De tener que formularse dicho informe, se dilataría la resolución de la vinculació­n, necesaria para volver a licitar estas obras. La edil de Turismo y primera teniente de alcalde, Isabel Albás (Cs), se muestra cauta en declaracio­nes a ABC sobre el desbloqueo: «Estamos preparados para sacar de nuevo a concurso estos trabajos. Pero he aprendido que dar fechas es meter la pata». Recuerda los dos itinerario­s que tiene ante sí la obra. «Si Arquepec recurriera, que esperemos que no lo haga, nos iríamos al Consultivo, que es un proceso muy largo. Si no lo hace, podemos presentar el proyecto para licitarlo».

Albás expone las vías por las que se puede pagar esta intervenci­ón pendiente: «Si la resolución del contrato tardara más por tener que ir al Consultivo, a lo mejor se mete en el nuevo Plan Turístico, que debe ser consensuad­o con todos para que realmente sea bueno y se pueda llevar a cabo. Si no hay que acudir al Consultivo, quizás sería más acertado ejecutarlo con fondos propios».

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Aspecto que presenta el Templo Romano, a la espera de que se reactiven las

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