Museo Sharm El Sheikh
Arriba, cabezas Hatshepsut y Tutmosis. A la dcha., estatua
Silencio. Los egiptólogos Francisco Martín y Teresa Bedman no se acostumbran a no escuchar más que quietud en su casa de Al Bairat, en la orilla oeste de Luxor. Se encuentran a 200 metros del templo de Deir el Bahari y, tras veinte años de excavaciones en la necrópolis tebana, se habían habituado al ruidoso aire acondicionado de los autobuses que esperaban a los turistas del párking aledaño. Pero ya saben, la pandemia lo ha vuelto todo del revés y donde antes reinaba el bullicio ahora es la calma chicha la que ha tomado el mando.
Cuando el país parecía que levantaba cabeza después de los ataques terroristas, la revolución o la explosión de un avión ruso, el coronavirus ha vuelto a paralizar su industria turística. «Es un auténtico privilegio visitar los museos y monumentos solo, pero también una pena», afirma Martín, que desde 2009 excava junto a Bedman y el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto la tumba del visir Amenhotep Huy.
La misión española que lideran en Asasif es la única que ha desafiado a la pandemia. «Ya es tradición, no hemos fallado en los últimos doce años. En la época de la revolución decidimos quedarnos. El resto no volvió porque les daba miedo, pero nosotros sí», explica Teresa. Por eso acaban de obtener el agradecimieno de las autoridades egipcias, a través del Comité de la Promoción Cultural del Turismo de Egipto.
Tumba de Ramsés I
Desde allí se han vuelto testigos de excepción de los esfuerzos que está haciendo el país por volver a recuperar el pulso turístico a fuerza de apabullante patrimonio. A un paso del Valle de los Reyes, han visitado la tumba del faraón Ramsés I, que reabría sus puertas a principios de mes después de un complejo proceso de restauración.
Ramsés I «pertenece a un periodo muy especial de la historia de Egipto como fue la restauración del orden ortodoxo después de la crisis amárnica
de Ramsés II de 12 metros de altura y 83 toneladas».
De entre los miles y miles de objetos que alojará, la incuestionable joya de la corona es el tesoro Tutankamón. «Van a desplegarlo entero, las 5.000 piezas con las que fue enterrado. Eso no se había hecho nunca. Se hablaba de que la momia iba a trasladarse hasta allí, pero no esta confirmado y además aquí, en Luxor, hay bastante resistencia, desde luego», aclara Francisco. También irán buena parte del centenar de sarcófagos que se encontraban recientemente intactos en Saqqara, la necrópolis que acaparó titulares en 2020 y promete seguir dando de qué hablar en este 2021.
También la misión del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto va a poner su granito de arena. «De todo lo que llevamos excavando durante tantos años, han elegido cosas increíbles como un sarcófago impresionante, una estatuilla de marfil única, cerámica y amuletos de una calidad espectacular», afirma con orgullo la investigadora.
Ya en la zona del Viejo Cairo, reabre el Museo de las Carrozas Reales. «Era de Mohamen Alí y estaba muy descuidado. Ahora lo han restaurado y reúne todas las carrozas de los reyes mamelucos. Es muy interesante. Iré a visitarlo la próxima vez que vaya a la ciudad», indica Teresa.
Sharm El Sheikh
Otro museo arqueológico de primera fila que acaba de abrir sus puertas es el de Sharm El Sheikh, que enriquecía así su oferta playera en el Mar Rojo. «Llegan aviones de Rusia y de los países del Este porque tiene sol todo el año. Han llevado piezas importantes porque la gente no iba al Cairo porque no cogía cerca. Lo vi cuando lo estaban construyendo y también tiene bastante envergadura», aclara esta especialista.
En definitiva, como señala Martín, «están haciendo una apuesta por el patrimonio. En nuestro caso ya no tiene remedio, porque es pasión, pero alguien que ama la cultura siente por ello que es uno de los países que hay que visitar».