TIEMPOS PALMARIANOS
¡Es tan real el paisaje que parece fingido!
LOS aparicionistas del Palmar ya han avisado. «Ha llegado el apocalipsis». Vale que están chalados y que detrás de las tapias del templo los abates carmelitas de la Santa Faz se dedican fundamentalmente a los pecados de la carne, pero a mí estas cosas me dan jindama. A ver si no va a ser casualidad que los majaretas que anuncian el armagedón en plena pandemia divisaran sus trampantojos paranoicos en un lugar llamado El Palmar. ¿Y si es verdad que la vamos a palmar todos? A poco que uno lo piense, señales no faltan porque hay muchas formas de extinguirse sin que se haya parado el corazón. Esta nueva sociedad enmascarada que tiene que enclaustrarse para sobrevivir pero, según la impudicia politiquera, ha de votar aunque se muera, respira ya sólo por instinto. Nunca pensé cuando leí a Chaves Nogales la historia de los desvalijadores de cadáveres en Odesa durante la I Guerra Mundial que viviría algo parecido. Contó el periodista en una de sus crónicas bélicas que en la ciudad de la escalera Potemkim había bandas que se dedicaban a peinar los campos de batalla para arrebatar a los caídos cuantas cosas eran superfluas para los muertos: relojes, dinero, sortijas... Y no sé si lo de ahora es peor porque el tropel de expoliadores pisa moqueta y arrambla con las cosas que sí sirven a los difuntos: el respeto, la dignidad...
Ni siquiera apetece bajar al fango de las elecciones catalanas en esta España que pone el derecho al voto por encima del derecho a la vida. Ni al augurio de Illa a Darias en el traspaso de la cartera de Sanidad tras 90.000 funerales: «Vas a disfrutar». Ni al desmontaje del país desde el Gobierno mismo. Ni a la liberación de los presos para que den mítines. Ni al espantajo de las vacunas. Ni a la naturalización de la mentira. Ni a la caída del PIB a cifras de la Guerra Civil. Esto ya sólo se puede describir con argumentos surrealistas. A mí me gusta especialmente este de Oliverio Girondo: «¡Es tan real el paisaje que parece fingido!». Corren tiempos palmarianos, sí, porque ahora mismo no sabría decir qué secta tiene más dura la Santa Faz, si la de los chiflados del Palmar de Troya o la de La Moncloa.