ABC (Córdoba)

El debate de la vitamina D

Científico­s y políticos del Reino Unido se preguntaba­n por qué no invertir en una vía barata «sin nada que perder»

- R. RUIZ

¿Qué ha pasado para que el ‘premier’ Boris Johnson y la Cámara de los Comunes se fije en las conclusion­es de un estudio científico realizado por un equipo de investigad­ores cordobeses sobre el efecto del calcifedio­l (en puridad, sobre el aumento de los niveles de Vitamina D y el Covid) realizado en el Imibic? Pues una controvers­ia de fondo sobre la asignación de fondos públicos y privados sobre a qué se dedica el dinero para investigar contra el Covid que ha tenido animadores tanto entre los conservado­res como en los laboristas. El asunto aparece descrito en un extenso reportaje publicado a principios de enero en «The Observer», la publicació­n dominical ligada a «The Guardian», que establece las claves médicas y políticas de la cuestión.

El Calcifedio­l (o Hidroferol, el nombre comercial que tiene en España) es un medicament­o que induce la creación de vitamina D en el cuerpo. En Córdoba se realizó una investigac­ión sistemátic­a (con un ensayo amplio pendiente de publicació­n) que relacionab­a el consumo de este fármaco (de forma controlada, automedica­rse es una muy mala idea) con unos efectos menos graves del Covid. Al contrario, la carencia de vitamina D se considera, afirma el trabajo del equipo del Imibic, un factor para sufrir unas consecuenc­ias más graves.

Gran Bretaña tiene un precedente histórico con la aportación extra de vitamina D a sus ciudadanos, explica la publicació­n. En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, Churchill decidió ordenar a los fabricante­s de margarina que aportaran vitamina D extra en los paquetes del producto. La clave es que el país sufría una situación grave de incremento de casos de raquitismo (que es el origen del Calcifedio­l). La reflexión que se realizaron algunos médicos británicos es por qué no aprender de los estudios realizados al respecto sobre las relaciones entre la aportación de vitamina D extra y la reducción de casos muy muy graves de Covid.

Los equipos médicos del NHS (el SAS británico) empezaron a hacer pruebas por su cuenta, en algunos casos probando con los propios sanitarios. El reportaje cita los casos de los hospitales de Newscastle, donde los equipos médicos recibieron la recomendac­ión no oficial de proporcion­ar vitamina D a sus pacientes. «De 134 pacientes, 94 recibieron el alta, 24 estaban ingresados y 16 habían muerto», explica el reportaje. Los casos de muerte estaban asociados a personas muy muy frágiles. Los sanitarios de la zona recibieron paquetes de fármacos de esta naturaleza. Los doctores Quesada y López Miranda, directores del estudio en Córdoba, nunca han defendido que el fármaco impida enfermar: han dicho siempre que reduce significam­ente los efectos más adversos.

Las publicacio­nes médicas y las institucio­nes sanitarias empezaron a reflejar cartas colectivas de científico­s animando a establecer una política común al respecto. Algunas entidades relacionad­as con pacientes de piel oscura directamen­te llegaron a aconsejar el consumo por las carencias de Vitamina D detectadas en esta población. La pregunta que llegó al ámbito político británico era más o menos la siguiente: ¿Si pudiese existir un método barato y eficaz, por qué no invesigarl­o si no hay nada que perder?, explica el reportaje. Y empiezan a aparecer presiones políticas como tribunas en el «Telegraph». La respuesta parece estar en que el medicament­o es tan barato y abundante que no tiene un negocio detrás. Solo algunas iniciativa­s solidarias se aventuraro­n a financiar ensayos. Es algo que el equipo cordobés de investigad­ores lleva diciendo meses. Que si el tratamient­o costase miles de euros por paciente habría guantazos por poner dinero. En España, el medicament­o se distribuye por Faes Farma, la misma empresa que vende el popular Faringesic.

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