Los protocolos anti-Covid de la Universidad imposibles de cumplir
▶ Los bandazos de Castells desconciertan a estudiantes y universidades por igual
El reloj de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid marca las 9.30 de la mañana. Hay examen de Inmunología –qué ironía– a esa hora; uno de los últimos del primer cuatrimestre. Aparentemente, los protocolos anti-Covid parecen cumplirse: no se forman grandes tumultos, hay ventilación en las aulas y distancia de seguridad en las mesas corridas donde los alumnos –con mascarilla– se examinan. Así lo atestigua la técnico superior en riesgos laborales que acompaña a ABC para verificar si las universidades se han aplicado en su labor de evitar potenciales contagios entre los jóvenes. Hace tan sólo dos semanas, la situación en este mismo edificio era bien distinta con pasillos «atiborrados de alumnos», según explica Coral Latorre, portavoz del Sindicato de Estudiantes.
Paradójicamente, en el arranque de los exámenes de enero el ministro de Universidades, Manuel Castells, apostaba por la vía presencial en las pruebas pues, según decía, era importante preservar la «esencia» de la universidad. Fue en aquellos días cuando se hicieron virales las imágenes de varios centros con instalaciones repletas de estudiantes agolpados a las puertas de las aulas. Ahora, cuando la afluencia de alumnado se ha reducido sustancialmente, Castells se declara firme defensor del método telemático.
El problema, según explica la técnico en riesgos laborales, radica en la «imposibilidad de que estas medidas se cumplan al 100%. Si la hora del examen está marcada a las 9.30 horas, no es posible escalonar como se debería la entrada a las clases para evitar favoritismos», argumenta esta especialista. Las mesas y los asientos del edificio se encuentran precintados para evitar que los universitarios se concentren en puntos concretos. Aún así, algunos se sientan sobre la cinta para comentar las respuestas del examen que acaba de terminar. Pero eso, como apunta el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, José Carlos Gómez Villamandos, es difícil de controlar por parte de la Universidad: «No podemos poner un vigilante es cada esquina. La responsabilidad individual juega un papel importante», asevera.
El viraje en el criterio de Castells llegó en la recta final de los exámenes
Ventilación incorrecta
A pesar de que en las facultades no faltan geles hidroalcohólicos o incluso mascarillas en las puertas de entrada, los protocolos de ventilación en las aulas «se han entendido mal», según observa la técnico en riesgos laborales que ha acompañado a este diario.
En varias universidades de la Comunidad de Madrid como la Autónoma, la Complutense o la Carlos III las puertas de las clases se han mantenido abiertas cuando han tenido lugar las pruebas presenciales y la normativa establece lo contrario. La recomendación es que –siempre que haya renovación de aire en el interior– la puerta debe permanecer cerrada para evitar la transmisión por aerosoles que puede llegar desde fuera.
Sin embargo, más allá de la dificultad de que estos protocolos se cumplan, la gestión del titular de Universidadesha defraudado a la comunidad universitaria en su conjunto.
Como ya informó ABC, el pasado 27 de enero los rectores emitieron un comunicado en el que manifestaban su frontal rechazo al repentino viraje en la postura ministerial, cuando se apostó por la realización de exámenes online. La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) tildaba la decisión de «populista» y denunciaban haber recibido presiones -en algunos casos a nivel personal-.
Pero para los estudiantes –más partidarios de la vía online– la medida llegaba tarde, pues «en muchas facultades ya habían finalizado los exámenes o estaban en la recta final», como así manifestó el Consejo de Estudiantes Universitario del Estado (CEUNE).
Andrea Paricio, presidenta del CREUP (Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas) lamenta que los alumnos se han sentido «desprotegidos e inseguros ante la dejación del ministerio. Antes y después de que el ministro cambiara de opinión».