Por el humor hacia la reflexión
«RITA»
Texto: Marta Buchaca. Dirección: Lautaro Perotti. Diseño de Iluminación: Juanjo Llorens. Escenografía y vestuario: Alessio Meloni. Intérpretes: Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta. Teatro Fernán-Gómez, Madrid
El humor es un magnífico vehículo –tal vez el mejor– para llevar la reflexión desde el escenario al público; entra en los espectadores mucho mejor, como los sabores dulces en los jarabes para niños. Y el humor es el envoltorio con el que Marta Buchaca habla en «Rita» de asuntos tan espinosos como la eutanasia o el testamento vital. Lo hace
la autora catalana a través de la historia de dos hermanos ante la doble disyuntiva de tener que sacrificar a la perra de una de ellos y de no saber qué hacer con su madre, enferma de alzheimer y recluida en una residencia. La pregunta que se plantea desde la publicidad del espectáculo es tan inquietante como reveladora: «¿Matarías a alguien a quien quieres?»
Y lo hace la autora con maestría, con unos diálogos llenos de verdad, de ritmo, de ingenio, y con dos personajes reconocibles. carnosos, inteligentemente dibujados y perfilados, y con sus contradicciones; hipocondríaco, algo bobalicón e inseguro él; atenta, confiada y firme ella... O al menos eso parece, Pero los dos marcados por un amor inquebrantable a pesar de los reproches y las diferencias.
El texto de Marta Buchaca es, sin embargo, un tronco del que surgen varias ramas, varias historias, que no tienen un desarrollo que se echa de menos para terminar de completar el puzzle que es este, con todo, magnífico texto teatral, que Lautaro Perotti
Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta
con ritmo, aunque las transiciones lo rompan y falte claridad en algunas escenas. Es soberbia, y hay que darle mucho mérito a Juanjo Llorens, el iluminador, la escena final, en la que logra la emoción desde la sencillez. Admira, aunque no sorprende, pensar que Carlos Hipólito ha pasado en apenas una semana del sinuoso Macbeth shakesperiano al timorato Toni de esta obra. A los dos los llena de la misma verdad, los hace caminar por la senda de la naturalidad. Lo mejor que se puede decir del actor es que nunca parece que actúe. Mapi Sagaseta raya a su altura y los dos logran una convincente química «fraternal».